“Construir igualdad tarea de todos, tarea de hoy” - Un desafío para el Bicentenario
¡Queridos hermanos y hermanas del valle de Aconcagua!
Reciban un afectuoso saludo del Pastor de esta diócesis en el mes de la solidaridad. Mes que la Iglesia Católica ha propuesto para reflexionar y promover con mayor énfasis diversas actividades orientadas a sensibilizar y crear conciencia de nuestro rol como cristianos y como personas de buena voluntad, en la construcción de una sociedad más humana, fraterna y solidaria ; teniendo como gran telón de fondo la figura de San Alberto Hurtado, un gran hombre y un gran sacerdote. Santo de la justicia y la esperanza para los pobres.
Su llamado a comprometernos con la construcción de un país mas justo, en el que el respeto a la dignidad humana sea el centro de todo nuestro quehacer, ha sido recogido por los Obispos de Chile, quienes hemos acordado para el mes de agosto, situar las Semanas Sociales como un aporte de la Iglesia a la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional, promoviendo un diálogo amplio en torno al modelo de sociedad que queremos construir, para abordar las “escandalosas desigualdades” que caracterizan a nuestro país y avanzar hacia un Chile del 2010 más inclusivo, en que todos, especialmente lo más pobres tengan oportunidades de educación, trabajo, salud y vivienda digna.
Hoy sigue resonando el llamado que Juan Pablo II nos hiciera en su visita a nuestro país hace más de veinte años: “los pobres no pueden esperar”, esta frase nos interpela a renovar el compromiso que cada uno de nosotros tiene en la construcción de una sociedad que dignifique a los hombres y mujeres de nuestra tierra. Debemos trabajar por un Valle de Aconcagua que respete a cada uno de sus habitantes, especialmente a los trabajadores agrícolas de temporada, a los trabajadores contratistas de la minería, a las mujeres jefas de hogar, a los niños con vulneración de derechos, a los jóvenes con menores oportunidades, muchos de ellos privados de libertad, a los adultos mayores, y a todos quienes sientan que el modelo de sociedad competitivo y elitista que hoy impera los deja al margen del progreso.
Finalmente, quisiera compartir con ustedes un fragmento del documento de la asamblea general del Episcopado Latinoamericano, Aparecida 2007, que nos señala: “de nuestra fe en Cristo, brota también la solidaridad como actitud permanente de encuentro, hermandad y servicio, que ha de manifestarse en opciones y gestos visibles, principalmente en la defensa de la vida y de los derechos de los más vulnerables y excluidos, y en el permanente acompañamiento en sus esfuerzos por ser sujetos de cambio y transformación de su situación”.
Le invito pues, a vivir una permanente actitud solidaria, promoviendo un estilo de vida sencillo y austero. Agradezco a tantas mujeres y hombres que de manera comprometida realizan un servicio hacia los más pobres, dando con ello un testimonio de vida que nos permite hacer presente a Cristo entre nosotros.
Afectuosamente en el Señor,
+ P. Cristián Contreras Molina O. de M.
Obispo de San Felipe