Texto completo del Ofrecimiento al Apóstol Santiago hecho por Monseñor Cristián Contreras Villarroel, en la Santa Eucaristía celebrada el sábado 25 de julio de 2009, en la Catedral Metropolitana.
Fecha: Lunes 27 de Julio de 2009
Pais: Chile
Ciudad: Santiago
Autor: Mons. Cristián Contreras Villarroel
Querido Santo y Patrono, Apóstol Santiago,
Aquí nos tienes en nuestra Iglesia Catedral de Santiago de Chile, construida en honor a Dios y dedicada a la Asunción de la Virgen Santa a los cielos.
Eres patrono de la ciudad y patrono de esta Iglesia de Santiago de Chile. A lo largo de nuestra América Latina, son muchas las ciudades e Iglesias particulares que honran tu nombre: Santiago de Cuba, Santiago de Caracas (Venezuela), Santiago de los Caballeros, (República Dominicana), Santiago del Estero (Argentina), Santiago de María (El Salvador) y Santiago de Veraguas (Panamá). Todas arquidiócesis y diócesis que siguen la tradición Compostelana en España, que te honra con el nombre de una diócesis desde el siglo 9.
Pescador humilde de Tiberíades; Hijo de Zebedeo, fuiste de los primeros llamados por Jesús, junto con tu hermano Juan, para ser parte de los Doce Apóstoles. Tú, junto a tu hermano Juan, fueron llamados “hijos del trueno”, por tu vehemencia, por tu carácter impetuoso y apasionado por Nuestro Señor Jesucristo y su Reino.
Junto a Pedro y tu hermano Juan, fuiste testigo privilegiado de la resurrección de la hija de Jairo, de la Transfiguración de Jesús y de su agonía en Getsemaní.
Desde el cenáculo de Pentecostés, junto a la compañía de la Virgen María, recibiste la fuerza del Espíritu Santo para predicar el Evangelio, según el mandato del Señor Resucitado.
Y tu corona de gloria como discípulo misionero fue ciertamente dolorosa: fuiste el primer apóstol martirizado. Mientras Pedro estaba encarcelado, fuiste decapitado; pero tu memoria quedó para siempre. Aquí estamos, en los inicios del tercer milenio cristiano, para honrarte como artesano del Reino de Dios, como auténtico discípulo misionero del Señor Jesús.
Porque nuestra ciudad de Santiago y nuestra arquidiócesis están bajo tu protección, venimos en esta Santa Eucaristía a presentarte nuestras intenciones.
1. Fuiste testigo cómo en esta iglesia Catedral iniciamos, el año pasado, la Misión Continental. Lo hicimos en comunión con el Santo Padre Benedicto XVI y con las hermanas Iglesias de toda América Latina y El Caribe. Queremos solicitarte que pidas para nosotros el ardor y la pasión que tuviste para anunciar a Jesucristo. Te encomendamos nuestra Misión; te encomendamos la renovación espiritual de nuestras parroquias, comunidades eclesiales, escuelas, universidades, movimientos apostólicos y de toda comunidad que se constituye en nombre del Señor. El año pasado, todos los representantes de las Vicarías zonales y especializadas, fueron enviados portando cada uno el Cirio Pascual, la Cruz de Chile y el Tríptico de la Misión regalado por el Papa Benedicto en la Conferencia de Aparecida. Lo hicieron en medio de los aplausos de una Catedral repleta de fieles. Eran aplausos de mutua animación; la misma que te pedimos nos sigas obteniendo desde el cielo.
2. Hemos iniciado el Año sacerdotal. Queremos pedirte por todos los presbíteros de la arquidiócesis. Que crezcamos en comunión para hacer realidad las Orientaciones Pastorales animadas por nuestro Arzobispo, el Cardenal Francisco Javier, gran devoto y muchas veces peregrino a tu santuario paternal de Compostela. Queremos ser un presbiterio auténticamente unido a la solicitud pastoral de nuestro Arzobispo.
3. “Que tengan vida” es el lema episcopal de nuestro Arzobispo y Pastor. Es la vida de Cristo que trae paz, felicidad, amor, reconciliación. A ti, que fuiste decapitado por tu amor a Cristo, queremos pedirte por nuestra Patria, para que en ella impere una cultura de la vida. Nos duele que en nuestra tierra se aprueben medidas que puedan atentar contra la vida o se quiera debatir acerca de qué existencia humana merece ser vivida y cuál no. ¡Ayúdanos con el ejemplo de tu intrepidez a ser discípulos misioneros y mensajeros de la vida!
Al igual que en Santiago de Compostela, queremos abrazarte y depositar en ti, querido Apóstol, Santo, Patrono y Mártir, todas estas intenciones y también las que llevamos en nuestro corazón por el bienestar de nuestras familias, los niños, los jóvenes, los enfermos, los cesantes, los ancianos. Que nuestra ciudad e Iglesia de Santiago de Chile, reciban tu santa y martirizada protección. Amén.
† Cristián Contreras Villarroel
Obispo Auxiliar de Santiago de Chile
Vicario General