Al inicio del año 2010 S.S. Benedicto XVI ha enviado al mundo, con ocasión de la Jornada Mundial de la Paz, el mensaje titulado
“Si quieres promover la paz, protege la creación”.
Nos recuerda que el “
respeto a lo que ha sido creado tiene gran importancia, puesto que la creación es el comienzo y el fundamento de todas las obras de Dios y su salvaguardia se ha hecho hoy esencial para la convivencia pacífica de la humanidad”.
Nos invita a hacer una “
revisión profunda y con visión de futuro del modelo de desarrollo, reflexionando, además, sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones. Lo exige el estado de salud ecológica del planeta, lo requiere también, y sobre todo,
la crisis cultural y moral del hombre, cuyos síntomas son patentes desde hace tiempo en todas las partes del mundo.
La humanidad necesita una profunda renovación cultural; necesita redescubrir esos valores que constituyen el fundamento sólido sobre el cual construir un futuro mejor para todos”.
“El ser humano se ha dejado dominar por el
egoísmo, perdiendo el sentido del mandato de Dios – nos dice- y en su relación con la creación se ha comportado como explotador, queriendo ejercer sobre ella un dominio absoluto”.
“El uso de los recursos naturales debería hacerse de modo que las ventajas inmediatas no tengan consecuencias negativas para los seres vivientes, humanos o no, del presente y del futuro; que la tutela de la propiedad privada no entorpezca el destino universal de los bienes; que la intervención del hombre no comprometa la fecundidad de la tierra, para ahora y para el mañana”. “
La crisis ecológica –sostiene el Papa-
muestra la urgencia de una solidaridad que se proyecte en el espacio y en el tiempo”. Es necesario, afirma con fuerza, “
un modelo de desarrollo basado en el papel central del ser humano, en la promoción y participación en el bien común, en la responsabilidad, en la toma de conciencia de la necesidad de cambiar el
estilo de vida y en la prudencia, virtud que indica lo que se ha de hacer hoy, en previsión de lo que puede ocurrir mañana”.
Reitera con mucho énfasis “que se salvaguarde
una auténtica ecología humana y, por tanto, afirme con renovada convicción la
inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases y en cualquier condición en que se encuentre, la dignidad de la persona y la
insustituible misión de la familia, en la cual se educa en el amor al prójimo y el respeto por la naturaleza”.
Este hermoso e inspirado texto del Papa Benedicto XVI nos ilumina y orienta en nuestra realidad nacional al inicio del nuevo año 2010 y que marca el Bicentenario de la Patria.
1. ¿Es
el ser humano, cada ser humano, desde su origen hasta su fin natural, el centro de las preocupaciones de la comunidad nacional, salvaguardando una auténtica ecología humana?
2. ¿Constituye la familia –unión del varón y la mujer- la preocupación fundamental de la sociedad? ¿Tenemos real conciencia que su amor, su unidad y estabilidad es un factor determinante en la vida de nuestro pueblo?
3. De cara a la celebración del Bicentenario de la Patria y con la mirada puesta en los más pobres y vulnerables, ¿
constituirá la sobriedad y austeridad el estilo de nuestra vida o viviremos de apariencias y de búsquedas de imágenes inauténticas?
4. Un nuevo gobierno asumirá en marzo del 2010. Sea quien sea que lo encabece, ¿cuáles serán sus prioridades?, ¿qué modelo de desarrollo vivirá el país? ¿
Constituirán, verdaderamente, los pobres de Chile, la primera
gran prioridad, para construir una sociedad
más equitativa y solidaria?
5. ¿Trabajaremos, realmente, todos para provocar
una profunda renovación cultural que tome en cuenta los grandes
valores que humanizan y personalizan a cada ser humano?
6. ¿Será
el amor, la preocupación por los demás, el motor de nuestra acción,
o viviremos en el egoísmo de buscar el propio bienestar y, a lo más, el bien sólo de los míos, de los más cercanos a mí?
7. ¿Cuidaremos, razonablemente,
los bienes de la creación, para las generaciones futuras y trabajaremos, verdaderamente, para que todos –especialmente lo más pobres- tengan acceso a los bienes dados por Dios a todos sus hijos?
8. Como Iglesia, ¿procuraremos ser una comunidad cercana, acogedora, llena de amor y de misericordia, donde todos encuentren una razón para seguir
amando, esperando y creyendo en la maravilla de un Dios que se hizo carne y sangre humana para salvarnos a todos?
Con el peregrinar del Evangelio de Chile por los caminos de la Patria y la imagen de María del Carmen, queremos iluminar a Chile. Jesús, el Enviado del Padre; María, la Fiel a la voluntad del Padre. Con ellos recorremos los senderos del país, para servir a una tierra de hermanos y de hijos de Dios.
+ Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
Rancagua, 30 de diciembre de 2009.