Villarrica, 01 de marzo de 2010
Queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Me dirijo a todos Ustedes acompañándoles a todos con mi oración y solicitud de Padre en estos duros momentos por los que tantos de Ustedes están atravesando. En particular por quienes han perdido algún ser querido, la propia integridad personal o algún bien material. Es en estas ocasiones en las que más hemos de unirnos como miembros de una familia, ya que somos hijos de la misma Patria y, sobre todo, hijos del mismo Padre.
Gracias a Dios que nuestra Diócesis se vio muy poco afectada por el terremoto en comparación a otras zonas de nuestro país. Me escribió el Obispo de Chillán diciéndome: “
Sólo para mencionar Quirihue, el 90% de las casas han sido destruidas y sus habitantes no tienen donde cobijarse. Como en algunas de las Diócesis vecinas afectadas, las grandes necesidades son básicas: agua potable, pañales, leche para las guaguas, alimentos no perecibles, plásticos para cubrirnos de una posible lluvia”.
Hermanos, les invito a de todo corazón a ir en ayuda de tantos compatriotas que están sufriendo las terribles consecuencias del terremoto. ¿De qué manera podemos ayudar?
Primeramente, hacer lo que está al alcance de todos nosotros: orar al Señor, por intercesión de nuestra Madre la Virgen María, por quienes han fallecido y por los sobrevivientes que han sido afectados psicológicamente y materialmente.
En segundo lugar, según nuestras posibilidades, ayudar con lo siguiente:
- Dinero para ello el 100% de la colecta de todas las Misas dominicales del sábado 6 y domingo 7 de marzo se destinará para adquirir comestibles y otras cosas para los damnificados.
- Colecta de alimentos no perecibles en las mismas Misas o a través de las oficinas Parroquiales.
- Útiles de aseo (cloro, detergentes, etc.)
- Carpas
- Ropa de cama
- Ropa de vestir en buen estado, especialmente para guaguas y niños
- Pañales
- Leche en polvo
- Útiles de aseo personal (Jabón, champú, papel higiénico, etc.)
El dinero se puede depositar en la cuenta corriente Nº 70000212 del BCI, o hacer llegar directamente al Obispado, al igual que las donaciones.
Por último, que este tiempo de Cuaresma nos ayude a crecer en el amor fraterno expresado en la ayuda que podamos brindar a nuestros hermanos necesitados. El desprendimiento de nuestros bienes materiales es una manera de vivir el ayuno y la limosna, junto con la oración. Para los creyentes, que en todo vemos la acción de la divina providencia, los acontecimientos adversos de la vida son una misericordiosa llamada de Dios a la conversión: “
Yo a los que amo, los reprendo y corrijo” (Apoc. 3,19).
Me despido de todos Ustedes, deseándoles la bendición de Dios.
+
Francisco Javier Stegmeier Schmidlin
Obispo de Villarrica
Nota: Ruego a todos los sacerdotes, diáconos, religiosas y ministros que lean y motiven esta carta en las Misas y celebraciones litúrgicas dominicales del sábado 6 de y domingo 7 de marzo, tanto en los templos parroquiales como en las comunidades urbanas y rurales.