Ante la prolongación del conflicto entre la empresa minera Coemin y el Sindicato de dicha planta, que se encuentran en paralización desde hace 33 días, la Iglesia a través de su Pastoral del Trabajador de la Diócesis de Copiapó señala:
- Nuestra principal preocupación son los trabajadores y sus familias, los primeros afectados por este prolongado conflicto, de manera especial los cuatro que se encuentran en huelga de hambre desde el jueves 3 de junio en las afueras de la Catedral de Copiapó. Aunque rechazamos esta medida que atenta contra sus propias vidas, comprendemos la angustia y desesperación que los ha llevado a esta radical postura.
- A pedido de los trabajadores, el Vicario General y la Pastoral del Trabajador han actuado como facilitadores del diálogo, logrando dos reuniones entre abogados representantes de ambas partes, el sábado 29 de mayo en dependencias del Obispado, que lamentablemente no condujeron a resultados positivos.
- La Iglesia ha continuado en su esfuerzo por colaborar en la resolución del conflicto. Es así como el Obispo se reunió por separado con las partes el 8 de junio pasado, sin obtener resultados. Luego ha contactado telefónicamente al dueño de la empresa, quien después de varias evasivas, el día 9 de junio ha rechazado la posibilidad de reunirse con el Obispo.
Teniendo en cuenta lo anterior, desde los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, sustentados en el Evangelio de Jesucristo, decimos:
- El diálogo con los trabajadores, que son el bien más grande de la empresa, conduce siempre a conclusiones satisfactorias. Negarse a él sólo suprime la colaboración y el desarrollo mutuo y entorpece las relaciones humanas. No es así que se gana la batalla a la pobreza o al subdesarrollo. Juan Pablo II nos dice que el “diálogo y a la colaboración incumbe a todos los hombres de buena voluntad y, en particular, a las personas y los grupos que tienen una específica responsabilidad en el campo político, económico y social.”
- Creemos que el Gobierno puede y debe hacer algo, porque este es un problema social que además agudiza la herida del desempleo en nuestra región. Nos preocupa ver que la empresa ha tratado de reactivar la planta con contratistas. Pedimos que solucione el conflicto con sus trabajadores, que todavía están bajo contrato. Esto nos parece una búsqueda humana y justa.
- Constatamos los esfuerzos realizados desde el inicio del conflicto por parte del Sindicato, que han presentado varias propuestas a la empresa, para lograr un acercamiento de las posiciones. Asimismo, reconocemos la flexibilización de la empresa en la última propuesta. Lamentablemente su ofrecimiento está muy lejos de las demandas del Sindicato. Es necesario reanudar el diálogo, buscando nuevos caminos de solución.
- En el marco de la celebración de nuestro Bicentenario, interpelamos a las partes para que dialoguen y solucionen este conflicto a la mayor brevedad posible, sin aumentar los costos sociales, familiares, personales y económicos que conlleva, para que sepamos juntos hacer de Chile una mesa para todos.
Pastoral del Trabajador Diócesis de Copiapó
Viernes 11 de junio de 2010