Este 2021 el Vicariato Apostólico de Aysén vivió esta instancia de evaluación, discernimiento y proyección en forma adelantada y virtualmente debido a la pandemia Covid19.
Dado el panorama actual de salubridad y la imposibilidad de hacer presencialmente este tradicional encuentro pastoral que congregaba agentes pastorales de toda la región en Coyhaique a fines de febrero, o inicio de marzo, la Iglesia de Aysén, convocada por el padre Obispo Luis Infanti, adelantó la instancia para proyectar la misión del Vicariato este 2021.
La jornada contó con agentes pastorales y representantes de la curia, consagrados y consagradas, establecimientos educacionales vicariales, comisiones, medios de comunicación de lglesia; y parroquias, entre otros.
El encuentro fue una instancia para escuchar a quienes dan vida a la secretaría pastoral; la pastoral social; las áreas de comunicaciones, pastoral familiar, educación y cultura; catequesis; las parroquias de Puerto Aysén, Coyhaique y Mañihuales; la comisión de Cuidado y Esperanza; la Fundación San Pablo (FESPA); Radio - TV Santa María; y administración económica.
Por la mañana, cada servicio pastoral compartió su caminar en 2020. Durante la tarde, se profundizó en desafíos y proyecciones; el área económica presentó su pre-balance; y se conversaron temas varios.
El padre obispo Luis, agradeció la participación en esta instancia pastoral de comunión y destacó “que al encontrarnos nos damos cuenta de lo considerable, y veces más, que hemos hecho como Iglesia de Aysén el 2020 y que muchos no conocen”.
En el encuentro se decidió prorrogar el actual Plan Pastoral Vicarial —que pastoralmente terminó el 2020— por cinco años; retomar creativamente el Plan de Formación Vicarial a 5 años con una experiencia piloto de formación virtual coordinada por la comisión de Cuidado y Esperanza; convocar a una comisión para iniciar un proceso de creación de una nueva área de Cultura; y asumir como Iglesia los desafíos del actual tiempo político y constitucional en el país.
Esta nueva modalidad virtual, tras la evaluación final, permitió a los participantes valorar que el 2020 finalmente no fue un año perdido, sino de gran aprendizaje y crecimiento por todo el amor que pastoral y creativamente se entregó al prójimo por fidelidad a Cristo, a su evangelio y nuestro pueblo.
Fuente: Comunicaciones Aysén
Coyhaique, 30-01-2021