Saludo en la bienvenida del II Seminario internacional de Comunicación de Iglesia
Centro de Extensión Pontificia Universidad Católica, lunes 8 abril de 2013
Fecha: Lunes 08 de Abril de 2013
Pais: Chile
Ciudad: Santiago
Autor: Mons. Cristián Contreras Villarroel
“Fe, jóvenes e historia”, son tres palabras cargadas de contenido, de vida y esperanza que nos convocan durante estos tres días a reflexionar sobre el servicio comunicativo de la Iglesia. Digo “servicio” porque la comunicación es un verbo propio en la misión de la Iglesia. No es un ingrediente ni un agregado; no es un soporte ni una estrategia. La comunicación en la Iglesia es
diaconía, a ejemplo de Jesucristo “que no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos” (Mc 10, 45). Así lo señalaron los Padres Conciliares: “La Iglesia es en Cristo como un sacramento, es decir, signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (Lumen Gentium, 1).
Cristo es la mayor comunicación de Dios, la decisiva en la plenitud de los tiempos. Por eso, este Seminario tiene como pórtico temario y de entrada la Fe. No cualquier fe, sino la fe en Cristo resucitado que debemos anunciar como mandato del mismo Señor. No es un consejo. Es un mandato.
Esta fe, lo ha dicho el Papa Benedicto XVI en su primera encíclica
Deus Caritas est, nace de un encuentro personal con Cristo. Serán esas historias y testimonios de jóvenes llenos de fe que escucharemos en estos días. En efecto, “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (
DCE n.º 1). Por eso, el creyente está llamado a “recomenzar desde Cristo” (Documento de Aparecida, 12).
Quiero agradecer, en nombre de Mons. Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, la esmerada preparación con que DUOC-UC ha trabajado para hacer posible este segundo Seminario, así como la elección de los tres contenidos fuertes que nos convocan para llenarlos de profundidad y de experiencias logradas.
“Fe, jóvenes e historias”, resumen con claridad el momento que vive la Iglesia en Chile, en el contexto del Año de la Fe y en pleno desarrollo de la Misión Joven que sigue revitalizando la acción pastoral de nuestra Iglesia durante este año. Uno de sus momentos álgidos será la participación de miles de jóvenes chilenos de nuestras pastorales en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, esta vez junto al Papa Francisco. Así lo hicimos en Roma, en Toronto, en Colonia, en Sydney, en Madrid. Miles de nuestros jóvenes junto al Sucesor de Pedro y junto a jóvenes de los cinco continentes. Esto lo agradezco también de un modo especial por haber acompañado como obispo presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil a nuestros jóvenes en las tres Jornadas de la Juventud, presididas por el Papa Benedicto, también como obispo catequista.
La íntima unión entre el servicio de comunicar y la misión de comunicar, nos aparece bellamente explicada en el noble ejercicio de la escucha, actitud propia del auténtico discípulo de Jesucristo. Catequistas y periodistas, predicadores y publicistas, agentes pastorales y asesores de marketing: si no somos capaces de escuchar, harán que nuestros discursos, comunicados, homilías o reuniones, nuestros mensajes o planes comunicacionales no pasen de ser “una campana que resuena o un platillo que retiñe” (1 Cor 13, 1). Los comunicadores debemos ser los hombres y mujeres de la escucha: esta actitud es la traducción contemporánea del amor como nos ha recordado el Papa Benedicto XVI en la última jornada mundial de las Comunicaciones Sociales.
Hoy nos congregamos para escuchar a los expertos conferencistas y panelistas, a los invitados y participantes. Nuestra escucha activa es más necesaria que nunca. Como pastores de esta Iglesia, unidos al ministerio del Santo Padre Francisco nos ponemos al servicio con una humilde actitud de escuchar y con la mayor disposición a aprender. Hasta este cenáculo han llegado comunicadores de todas las diócesis de Chile, como signo de esta voluntad de los obispos.
Hace dos años, cuando nos congregaba el primer Seminario Internacional, algunos expertos en comunicaciones nos acompañaron en un interesante coloquio la Asamblea Plenaria de Conferencia Episcopal. Estuvimos una larga sesión escuchando y dialogando acerca del modo de afrontar las situaciones de crisis. En esa misma reunión episcopal aprobamos la actualización de nuestra Política de Comunicaciones y nombramos a un laico como portavoz de los obispos en los temas de carácter nacional.
Desde entonces hemos avanzado en la formación de los comunicadores de las diócesis y en otras instancias eclesiales, así como en el fortalecimiento de nuestras redes de comunión y de servicios. Como estos, son muchos los hechos que podríamos exhibir en nuestro caminar, en medio de tiempos convulsionados, de crisis y de escándalos que hemos asumido y abordados con verdad y transparencia.
Es por eso que estas instancias como la que inauguramos esta mañana son tan relevantes para la Iglesia en Chile: son una inestimable instancia de comunión y crecimiento, de escucha y diálogo, de apertura a nuevos horizontes.
Reitero la gratitud del Episcopado de Chile a todos las personas e instituciones que hacen posible este encuentro. Deseo que estos trabajos sean fecundos. Que el Señor los bendiga.
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo Auxiliar de Santiago
Presidente del Área Pastoral de Comunicaciones
Conferencia Episcopal de Chile
