Estas palabras las tendremos en nuestra boca, en nuestros saludos de fin de año y ojalá en el corazón.
Fecha: Lunes 23 de Diciembre de 2013
Pais: Chile
Ciudad: Antofagasta
Autor: Mons. Pablo Lizama Riquelme
¡Feliz Navidad!
Estas palabras las tendremos en nuestra boca, en nuestros saludos de fin de año y ojalá en el corazón.
La fecha es fuerte por sí sola, más allá de la acogida o entorno que le pongamos.
Alguno privado de la libertad, sin adorno ninguno, igual Navidad, le significará más nostalgias, recuerdos familiares, navidades pasadas.
De por sí en nuestra cultura marca ese día como importante.
Pero importante ¿Para qué? ¿Para quiénes?.
En esto está la gran diferencia de un cristiano y de quién no lo es.
La Navidad es el gran regalo de Dios a la Humanidad.
Es el increíble paso de Dios de acercarse a la humanidad, a los hombres haciéndose uno de nosotros. Uno de tantos millones y millones de hombres.
El hecho de Belén, la vida en Nazaret, el “todo partió en Galilea” y su muerte y resurrección, nos muestran el deseo radical de Dios de no sólo acercarse sino de hacerse uno de los hombres de este mundo.
No dejemos que nos roben la Navidad los comerciantes, los restoranes, el consumismo, el despilfarro, el egoísmo.
Que gane el corazón sencillo, una grata reunión familiar y sobretodo la oración familiar leyendo el relato del Nacimiento de Jesús, animándonos en la fe, alegrándonos de tener un Dios con nosotros. La Santa misa de Navidad, debemos recuperarla como lugar central de nuestra fe en Jesús que nace, asistiendo en familia.
Seamos acogedores con los que están lejos de sus familias y que se abran millones de grutas y pesebres que acojan a las familias que buscan donde vivir.
La Navidad más feliz será sencilla, humilde, en el amor familiar.
Feliz Navidad.
+ Pablo Lizama Riquelme
Arzobispo de Antofagasta