Homilía del domingo 9 de marzo con motivo de la Misa celebrada para agradecer a las autoridades salientes encabezadas por don Victor Lobos del Fierro por el trabajo realizado y bendecir al nuevo intendente, don Rodrigo Díaz Woerner y su equipo.
Fecha: Lunes 10 de Marzo de 2014
Autor: Mons. Fernando Chomali garib
Agradezco la presencia de cada uno de ustedes en esta Misa de acción de gracias y bendición.
Gracias, autoridades políticas, militares y de orden, y universitarias. Gracias sacerdotes, diáconos y religiosas, laicos y laicas. Gracias dirigentes de juntas de vecinos y sindicales, así como funcionarios públicos. por estar hoy en la Catedral de Concepción.
Agradezco la presencia del intendente saliente don Víctor Lobos del Fierro y del intendente entrante don Rodrigo Díaz Woerner. Con generosidad de espíritu han venido a este acto litúrgico conscientes del interés de la Iglesia de colaborar arduamente por el bien común.
Somos plenamente conscientes que el Estado de Chile no es un estado confesional. Somos conscientes también que existe desde hace ya casi 100 años separación entre la Iglesia y el Estado. Pero nadie nos puede impedir rezar por quienes ejercen y ejercerán la función pública, colaborar con ella en lo que sea bueno, verdadero y justo y por cierto y disentir constructivamente cuando veamos que los valores fundamentales de la Nación, los valores pre éticos y pre políticos estén amenazados y y hagan peligrar la integridad de las personas, la integridad de la Nación o atenten en contra del bien común. Nadie nos puede impedir trabajar para que todos, independiente de sus ideas políticas se miren y traten en primer lugar como hermanos, como hijos de un mismo Padre, Dios.
Este acto religioso pretende, además, una vez más mostrar a la ciudadanía el alto valor que la Iglesia le atribuye a la cosa pública y a la política, por ser el arte mayor al velar por el bien común y como testimonio del aprecio que siente por aquellos.
En esta ocasión y con mucha sencillez, los hemos querido invitar para algo muy específico y muy necesario: los hemos invitado para dar gracias. Y lo hacemos desde lo más importante que tiene la Iglesia, la eucaristía. La misa. Agradecer. Tenemos mucho que agradecer. No hay nada más propio del cristiano que agradecer.
La vida de cada uno de sus habitantes con sus dones y características propias que lo hacen cada día más bello. Agradecer a tantas personas abnegadas que de manera silenciosa pero real hacen construyen cada día y embellece el país y la región maravillosa que Dios nos ha regalado, con su mar, su cordillera, su desierto, sus glaciares, la consolidación paulatina de la democracia.
Es cierto que siempre se puede hacer más, que se pudo haber hecho más, pero ello no obstaculiza mirar lo hecho y agradecer lo con un espíritu generoso, objetivamente y con magnanimidad.
En Chile agradecemos poco, somos más bien expertos en criticar o en guardar un obsequioso silencio frente al trabajo del otro. Nos cuenta reconocer los logros ajenos, nos cuesta ver los miles de árboles que se levantan silenciosos día a día, pero somos expertos en fijarnos en el que se cayó. Somos en cierto sentido fariseos. Colamos el mosquito y nos tragamos el camello. Como dice Jesús somos expertos en mirar la paja en el ojo ajeno y muy poco dados a mirar la viga del propio. Nos falta capacidad de agradecer por el trabajo bien hecho, por el esfuerzo del otro. El Papa Francisco con su gran profundidad que lo caracteriza, y su lenguaje sencillo y directo plantea que hay que desterrar el “habriaqueismo”. Habría que, habría que, etc. Esta cultura poco agradecida no nos ayuda a construir una auténtica democracia y menos una sociedad fraterna. No nos ayuda a reconocer los dones que Dios ha puesto en los demás y que nos benefician a todos. Y no nos ayuda porque muchas veces la pequeñez de nuestra mirada respecto de la vida y las circunstancias no nos permiten ver lo que realmente importa.
Quisiera, en este sentido, felicitar al señor. Alcalde de Concepción don Alvaro Ortiz por la iniciativa de homenajear al señor Intendente y su esposa hace un par de días. Lo enaltece como persona a él y a sus colaboradores más cercanos que lo acompañaron. Estas iniciativas informales, fuera del protocolo son la que van generando comunidad y quebrando prejuicios que paralizan, que hieren y que paralizan lo más importante, el servicio a la comunidad, a los más pobres, a los que mas necesitan del Estado para vivir. Tuve el honor de participar en dicho encuentro y me mueve el profundo convencimiento que es mucho lo que podemos aportar cada uno de nosotros para mejorarle la vida de la región a las personas, especialmente a los más pobres, unidos, según la lógica del entendimiento y no la lógica del enfrentamiento, las más de las veces inconducente.
Es por eso que hemos querido agradecer con esta Misa dominical, sin protocolo, sino que con el espíritu puesto en la consolidación de una nueva cultura cívica, en presencia del intendente entrante, a don Víctor y toda su familia por sus tres años como intendente de la Región en la cual Dios ha querido que vivamos.
Gracias por haber aceptado un cargo de tan alta responsabilidad política y cívica aun en desmedro de su profesión, sus logros personales y su paz familiar. No es el momento de nombrar cuanto usted y el gobierno regional ha hecho, para eso está la cuenta púbica, la prensa, el escrutinio público. Sería burdo si en este momento en el mismo altar del señor hiciera un panegírico de una persona, sea quien sea.
Sin embargo, y es lo que nos corresponde como Iglesia es dar gracias por el hombre trabajador y abnegado que con un alto sentido republicano aceptó un cargo público y puso lo mejor de si mismo para darle bienestar a la población, más aun en pleno tiempo post terremoto y tsunami. De eso se trata, esta acción de gracias es un reconocimiento a la democracia que la Iglesia valora y promueve, es un reconocimiento al servicio público, a cada uno de quienes allí trabajan en medio de una sociedad que tiende a privatizar cada vez más la vida de las personas olvidando su dimensión social, centrándose demasiado en el lucro, como motor de la vida y olvidándose de las necesidades de los demás.
Dar gracias es lo propiamente humano, es allí donde se juega el talante de una sociedad y estoy cierto que, aun quienes no comparten la visión política de don Víctor, nadie puede negar en medio de múltiples dificultades y desencuentros, estuvo siempre dispuesto a colaborar en la consecución del bien común y las obras realizadas están a la vista.
También, hemos invitado a esta misa de acción de gracias a quien asumirá como intendente, don Rodrigo Díaz Woerner. Lo hemos invitado para bendecirlo, es decir, para desearle el bien en este camino que emprende al servicio del país y de la región. Le deseamos de todo corazón que su gestión se vea reflejada en lo que el mismo se ha propuesto, que las personas, especialmente los más necesitados, tengan mejores condiciones de vida y que florezca su dignidad en medio del desierto de la indiferencia, las incomprensiones, y el egoísmo.
Ese es un deseo de toda la comunidad que ve en usted un intendente que podrá conducir la región por la senda del progreso, del desarrollo que se merece como la segunda región más importante de Chile. Le pido, señor intendente electo que mire con especial preocupación las múltiples demandas sociales de varios sectores de la región que por décadas han sido postergadas. Estoy cierto que si logramos construir una sociedad de puentes y no de barreras, una sociedad de cauces y no de diques, se irán solucionando poco a poco cada una de estas demandas que tanto duelen porque tocan el corazón de las personas, de su trabajo, de su familia.
No es casualidad que en este día coincida la presencia de personas con alta autoridad pública de la región con las lecturas del día de hoy que se leen en todo el mundo y en pleno tiempo de cuaresma.
Jesús va al desierto a orar. Jesús requiere de la presencia del Padre, de su Padre, de nuestro Padre para hacer oración. Solo en oración podrá hacer la voluntad del Padre, comprenderla, hacerla suya y amarla, incluso dar su propia vida. Sólo en oración podrá servir al mundo, dar la vida, no hacer alarde de su condición de Hijo de Dios sino que anonadarse hasta el extremo de hacerse semejante a nosotros en todo menos en el pecado.
Decía un gran teólogo suizo, Urs Von Balthazar, quien no reza no tiene nada que decirle al mundo. La oración, el creer, la fe, no es un obstáculo para la razón humana ni a la hora de tomar decisiones políticas. La razón ensancha el horizonte de comprensión del mundo y nos ayuda a reconocer nuestra vida y los dones que nos ha regalado como una gran posibilidad para servir a los demás y no servirnos de los demás. Es bueno retirarse al desierto a orar para poder adquirir sabiduría, conocimiento, templanza, dones tan fundamentales para la autoridad política que toma decisiones que tienen que ver con el destino de personas concretas y reales.
Me pregunto a veces frente al grado de superficialidad con que se tratan los temas y la forma cada vez más violenta que tenemos de relacionarnos si ello no será la causa de una grave crisis de vida espiritual por la que atraviesa la sociedad chilena. En eso reconocemos que tenemos como Iglesia una gran responsabilidad, motivar la vida espiritual de los chilenos y vivir según la vida del mismo Jesús.
Es interesante el hecho que, en esta situación de privilegio de Jesús de estar junto a su Padre en oración, es tentado. Si, Jesús es tentado. La tentación forma parte de la existencia humana después del pecado y por eso en el Padre Nuestro rezamos todos los días no que no hayan tentaciones, sino que no nos deje caer en ella.
La gran tentación del político es hacer un mal uso del poder. El poder es como un fármaco. En la dosis justa hace mucho bien. En la dosis errada mucho mal, al punto de poder matar. Si, el poder. es la gran tentación de todos los tiempos y que se manifiesta de múltiples formar, como por ejemplo, generar una cultura de corte, de súbditos y no de colaboradores y de hermanos, una cultura de amigocracia, incluso de cleptocracia, más que una cultura de la meritocracia. Es triste ver los altos niveles de corrupción en muchos países. Debemos cuidar que en Chile ello no ocurra y debemos perseverar en los bajos índices de ello en nuestra patria.
El poder mal utilizado se manifiesta en la tentación de creerse superiores a los demás, de darse importancia. Estimado don Rodrigo, conocemos su integridad humana y moral y su trayectoria como político, como dirigente social, como ejecutivo de la empresa privada, y la ciudadanía está contenta con su nombramiento. Ese es su gran patrimonio que lo invitamos a cuidar y lo acompañaremos con la oración para que así sea. Nosotros como Iglesia lo bendecimos en este día y rezaremos para que el poder y la autoridad que se la ha concedido sea para servir, para escuchar, para colaborar en el fortalecimiento de la democracia que nos llevará a mayor equidad, a mayores y mejores oportunidades para los jóvenes, en definitiva, nos llevará a una sociedad de hermanos, inclusiva, respetuosa de las personas independiente de su estado de desarrollo o condición socio económica, a una sociedad más amable, más fraterna, más a la altura de la dignidad del hombre, más conforme al querer de Dios que quiere que el hombre, todo hombre, todos los hombres, la mujer, toda mujer, y todas las mujeres, tenga vida y la tengan en abundancia.
Agradecer y bendecir es el motor que nos anima en el día del Señor que tanto nos ha dado.
Que la Santísima María, patrona de esta Arquidiócesis metropolitana, lo guíe siempre por los caminos del bien y le repita una y otra vez como en las Bodas de Caná, haga lo que él le diga.
+ Fernando Chomali Garib
Arzobispo de Concepción