Catedral de Melipilla
Sábado 21 de marzo de 2015
Textos bíblicos: Solemnidad de San José, Patrono de la diócesis
Fecha: Viernes 27 de Marzo de 2015
Pais: Chile
Ciudad: Melipilla
Autor: Mons. Cristián Contreras Villarroel
Una tradición diocesana
Nos reunimos para continuar con una hermosa tradición: dar inicio a nuestro Año Pastoral. Lo hacemos el sábado siguiente a la fiesta de San José, nuestro patrono; y es muy animador ver a representantes de todas las parroquias, de sus consejos pastorales, de los consejos diocesanos, acompañados de nuestras religiosas, catequistas, diáconos permanentes, religiosos y nuestros sacerdotes. Eso nos da una identidad común que tenemos que seguir afianzando en ésta, nuestra diócesis.
Somos un solo cuerpo, formado por distintas comunidades y tradiciones; con diversidad de historias, pero que la Providencia del Señor y la decisión del Papa Juan Pablo IIquiseron, hace 24 años,erigirnos en una Diócesis, es decir una porción unificada de un vasto territorio geográfico, pero con una conciencia de ser pueblo de Dios que peregrina en nuestra ciudades, en la enorme zona de la costa y en amplios sectores de nuestros campos.
Por eso hace bien que nos juntemos para dar inicio al Año Pastoral, así como lo hacemos a mediados de cada año en una jornada diocesana animada por la Vicaría de Pastoral, o en expresiones públicas de nuestra fe eclesial, como lo hicimos en la Fiesta del Reino celebrada en Talagante a fines del año pasado. Nos hace bien, nos alegra el corazón ver cómo el Espíritu del Señor trabaja en nuestras comunidades y en ustedes, así como constatar la presencia de tantas personas que entregan sus capacidades, sus talentos, su tiempo con generosidad al servicio de la evangelización y del anuncio del Reino de Dios.
Inicio del Jubileo diocesano y San José
Mi reflexión en esta Santa Misa será sobre San José. Ya tendré la posibilidad en el colegio de plantear cuales son las orientaciones pastorales para este año y para el próximo, sabiendo que estamos hoy día dando inicio a un
jubileo por los 25 años que celebrará, Dios mediante, nuestra Diócesis el próximo año.
Me llama profundamente la atención, y lo he reflexionado estos días, el contenido de la oración colecta de esta Misa. Se llama “colecta” porque reúne todas las intenciones del pueblo de Dios que asiste a la Eucaristía, y reza así:
“Dios todopoderoso, que pusiste bajo la fiel custodia de San José los comienzos de la salvación humana (…)”, es decir, y aquí viene el hermoso título de San José como “Custodio del Redentor”. Ciertamente no es San José el que obra la salvación humana, sino que él es el co-operador, el co-laborador, el co-trabajador de un Dios que envió a su Hijo no para condenar al mundo, sino para salvarlo.
“Pusiste bajo la fiel custodia de San José los comienzos de la salvación humana”. Podemos decir que el Custodio del Redentor es también nuestro padre, porque también es nuestro custodio mostrándonos el gran don para la humanidad que es Jesús. Y la oración colecta también nos indica una tarea:
“te pedimos que, por su intercesión, la Iglesia pueda llevarla a su plenitud”. Es impactante la oración que pone a la Iglesia como portadora del cumplimiento de los inicios de la salvación humana.
Por eso estamosreunidos en oración esta mañana en el inicio de nuestro Año Pastoral. Para renovar comunitariamente la vocación que tenemos: colaborar con la obra del Señor por la salvación del mundo, anunciando a Jesucristo que es el único don que nosotros tenemos;
“no tengo oro ni plata, pero lo que tengo te doy; en nombre de Jesús de Nazaret, levántate y camina”, le dice Pedro al paralítico. Es el Santo nombre del Señor el que queremos anunciar a nuestro pueblo.
La vida silenciosa de San José y Nazaret
Poco sabemos de San José, aunque hay muchos estudiosos y eruditos que han escrito acerca de él; pero en la realidad, es poco lo que sabemos. Yo quisiera centrar la atención en lo que ha significado San José para el Redentor del mundo, para el Autor de la vida que es Jesucristo. Y tenemos necesariamente que volver nuestra mirada al misterio de
Nazaret, es decir, a aquellos 30 años de la vida oculta de Jesús. Solamente los evangelistas San Mateo y San Lucas nos refieren algo de la infancia de Jesús, y podríamos poner como titulo periodístico a San José aquel dicho pronunciado por Jesús:
“por sus frutos los conocerán”. Efectivamente, Jesús es el fruto bendito del vientre de María, pero también de la Sagrada Familia de Nazaret fundada por María y José.
El fruto, que es Jesús, es definido en la predicación de Pedro en los Hechos de los Apóstoles con cuatro palabras:
“pasó haciendo el bien”. La bondad que es fruto del amor, es también el fruto final del misterio de Nazaret. Y muy pocose sabe de la vida oculta en Nazaret, sin embargo,nos dice mucho, es muy elocuente porque toca nuestra existencia concreta de todos los días. Digámoslo de otro modo: Nazaret es la radicalización de la encarnación del del Hijo de Dios. Nos indica que Jesucristo es realmente verdadero Dios y también verdadero hombre.
Y ¿que habrá hecho Jesús en Nazaret? Seguramente lo que hacen todos ustedes, lo que hacemos todos nosotros a diario, lo que es nuestra vida cotidiana, con sus gozos, alegrías, celebraciones; pero también con sus tristezas, con sus dramas, con sus dolores, con los padecimientos y enfermedades.
Jesús asume la vida de todos los días.La vida es bella, pero también es dramática. Quien vive en la superficie no se da cuenta de esto, pero quien penetra a fondo lo que es la existencia humana se da cuenta que tiene estos dos aspectos: de gozos y alegrías, pero también de tristezas y dolores.
Tuve que ir a Santiago por tareas de la Conferencia Episcopal. A eso de las 8 de la mañana iba entrando a Santiago y veía la locomoción que iba desde localidades de nuestra diócesis: jóvenes y personas adultas, casi todos venían con la cabeza pegada en el vidrio durmiendo, algunos leyendo algún libro, otros escuchando música, y eso lo hacen todos los días del año, esa es la vida; es la repetición más o menos monótona, rutinaria del trabajo, del levantarse, asearse, comer rápidamente algo de colación para el camino; ir a trabajar, estudiar, y volver a casa; eso es Nazaret de todos los días.
Pero hay algo en el Nazaret de Jesús, María y José que es más, que da sentido a lo cotidiano, a aquella repetición de hacer las mismas cosas casi siempre: poner amor. Y María y José le pusieron mucho amor, porque tenían bajo su custodia al Autor de la vida, al Redentor del mundo. También nosotros podemos vivir con amor, porque somos cristianos, porque hemos sido injertados en la Pascua de Jesucristo a través del bautismo, y por lo tanto somos portadores de Cristo que “pasó haciendo el bien”.
Por ejemplo, mi nombre, Cristián -o el de Cristóbal- significan “portador de Cristo”; pero todos, los llamados Juan, María, Florencia, Inés, José, Fernando, todos los bautizados somos portadores de Cristo. Entonces el día a día va a tener otro sentido, aunque nos llegue la oscuridad de la noche por dolores del alma, por problemas familiares, debemos tener la convicción que en la noche también deslumbra la luz.
Nos hace bien celebrar a San José, porque nos revela el misterio del Nazaret de todos los días: donde creció Jesús.“Por sus frutos los conocerán”, y Jesús anunció el Reino de Dios;Jesús vino a vendar las heridas; Jesús resucitó muertos; sanó a los enfermos, dio la vista a los ciegos, hizo andar a los tullidos, sano de la lepra, todas acciones a favor de la vida, para que tengamos vida, y vida plena. Y más aún,no para que esto quede reducido como milagros al interior de esta historia; sino para que trascendamos a esa historia. Por eso creemos en la vida eterna, allí donde ya participa una de nuestra raza, la Virgen María, asunta al cielo, allí donde está también San José, el más grande de los santos del cielo.
La diócesis de Melipilla y San José
En esta tradición estamos insertos, queridos hermanos y hermanas de la diócesis de Melipilla. Tenemos tantas cosas que agradecer, y lo vamos a hacer en nuestra jornada, con la que seguiremos a continuación en el colegio de las Hermanas Dominicas. Tenemos un programa breve, pero de mucha relevancia para nuestro caminar pastoral.
Y quiero anunciar dos cosas más: primero, que estamos en el
Año de la Vida Religiosa y por eso queremos agradecer a la vida consagrada y comprometernos con el fomento de las vocaciones, porque en nuestra diócesis hay vocaciones, y hay que saber trabajar por los jóvenes, ponerles oído, escucharlos; hay vocaciones a la vida religiosa femenina sin lugar a dudas, y ciertamente a la vida sacerdotal, vamos a trabajar por ello y vamos a trabajar primeramente con el arma que tenemos que es la oración. Tenemos una pastoral vocacional que ha presentado un plan realmente maravilloso en conjunto con la pastoral familiar y con la pastoral juvenil. Les pido que nos comprometamos con ello.
Y por otra parte, el Papa Francisco ha anunciado el
Año de la Misericordia. Coincidirá con el Jubileo de la diócesis. Tenemos muchos motivos para agradecer y trabajar renovadamente por la evangelización.
Tengamos presente que la vida de San José no fue fácil. Saber que su prometida y amada Virgen María esperaba un niño, debe haber sido doloroso. Todos hemos tenido experiencias de haber recibido noticias duras y difíciles de asimilar; una dificultad personal o de algún familiar o ser querido. Nos quita el sueño, pasamos noches en vela, y pareciera que Dios no hablara, que estuviera ausente y sin embargo esa aparente ausencia o mudez de Dios es también Su presencia;a San Joséle habló en sueños a través del ángel, porque cada vez que Dios quiere irrumpir en la historia haciendo algo nuevo, va a hablarnos, como a José: “José no temas por tomar por esposa a María, porque el niño que espera es fruto del Espíritu Santo”.
A San José, a la Virgen María le pedimos que nos acompañen en nuestro caminar. Con esa confianza continuemos esta Eucaristía. Amén.
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo de Melipilla