En todo el mundo se reúnen para celebrar esta Eucaristía Solemne en donde celebramos su institución. Jesucristo ha querido quedarse con nosotros.
Por eso es el tempa nuevo que significa
“Dios con nosotros”, y en este gesto de quedarse con nosotros, el Señor ha instituido a los Ministros Servidores de la Eucaristía, el Sacerdocio Ministerial, todo el pueblo de Dios es un pueblo sacerdotal en virtud del bautismo, pueblo de reyes, de sacerdotes y de profetas, es la triste visión de Cristo; de esta triste visión participamos todos nosotros.
Y ¿qué es lo que sucede en el corazón de Jesús? En la última cena él sabe que ha llegado la hora, así como cuando tienen el diálogo en las bodas de Canaán con María y le dice
“todavía no ha llegado mi hora”, Jesús sabe que estando ya en Jerusalén ha llegado la hora del sacrificio, entonces eso que se va a cumplir y que vamos a conmemorar mañana en día Viernes Santo lo realiza con un gesto, que es el gesto de la cena, que es el gesto de la comida y de la bebida, y le va a dar entonces un significado profundo, no es cualquier cena, no es cualquier despedida, él quiere que eso que se realice allí se perpetúe en el tiempo y en la historia, y por eso como nos decía el relato más antiguo de la institución de la eucaristía que es la carta a los corintios dice
“tomen y coman esto es mi cuerpo y después pasando la copa de vino tomen y beban esta es la sangre de la nueva alianza que será derramada por ustedes, hagan esto en conmemoración mía”, este mandamiento
“hagan esto en conmemoración mía” tiene una significancia muy profunda, porque lo que realizamos aquí no es solamente la memoria de un hecho que ocurrió en el pasado y que lo recordamos, es cierto que sucedió en el pasado, vale decir la última cena, el sacrificio de Cristo en la cruz lo podemos identificar y precisar en la historia, sino que ese hecho tónico del pasado al ser no una mera memoria, un mero recuerdo del pasado, es también actualización operante hoy día de la salvación, lo que se realizó en la cruz, lo que se realiza en la ultima cena se realiza siempre en cada eucaristía, no son recuerdos del pasado solamente, es un recuerdo del pasado pero que tiene actualidad, es decir que también hoy día realiza la redención de salvación, y por eso estamos aquí, por eso queremos hacer comunión de vida con Jesús, porque es el Señor que nos salva, nos alimenta con su palabra, nos alimenta con su cuerpo y su sangre, el Señor es Dios con nosotros, Emmanuel.
Todos nosotros hemos estado lejos de nuestras familias, de nuestros amigos, ustedes saben que estuve un poquito más de 10 años en Roma y en una muralla yo tenía fotografías de mi mamá, de mi papá, de mis hermanos, de mis sobrinos, de mis amigos, personas queridas, y ¿porque tenemos fotografías de las personas queridas?, porque nos dicen también cosas hoy, no es que fuera ese acontecimiento que provocó la fotografía del pasado, sino que tiene relevancia, tiene actualidad, tiene sentido en el aquí y ahora que los estamos viendo, por eso tiene los recuerdos, las fotografías, todos tenemos en nuestras casas y entonces el señor también ha querido regalarnos esta fotografía viviente, que es la Eucaristía, que es el Sacerdocio Ministerial, el sacerdote como dice la carta a los Hebreos, es un hombre sacado de en medio de los hombres y puesto al servicio de los hombres en las cosas que respectan a Dios, miren que lindo, para eso está dispuesto el sacerdote, para ser presente en la eucaristía a Cristo, para hacer presente el perdón, para acoger, para pasar la vida haciendo el bien como lo hizo Jesús, cuerpo entregado, sangre derramada por nuestra salvación, entonces nosotros tenemos los relatos de la última cena en los evangelistas, Marcos, Mateo, Lucas, y en el relato mas antiguo que es el San Pablo con la primera carta a los Corintios que acabamos de escuchar, y San Juan no tiene el relato de la Eucaristía, entonces debemos profundizar porque la iglesia no pone el relato evangélico de la Eucaristía, pone la carta de San Pablo como segunda lectura, pero la lectura central, primordial es la Última Cena con el gesto del lavado de los pies, algo nos quiere decir aquí la sabiduría de Dios, aquel que comulga con el cuerpo y la sangre de Cristo debe tener los mismos sentimientos que llevaron a Jesús a ofrecer su cuerpo y su sangre, y es la actitud del servicio, del hacerse último, del hacerse esclavo, eso es lavarle los pies a los discípulos.
Eso nos indica que quien participa en la Eucaristía tiene que saber vivir la caridad fraterna, es decir, la caridad de nuestra comunión con Dios, con Jesucristo, de verifica en la actitud que yo tengo con mi hermano, uno puede tener muchas horas de oración, de adoración pero si después en la vida cotidiana, en el trabajo, en la familia no tengo esa caridad entonces algo está mal en esa oración y en esa adoración.
En el día de hoy la Iglesia en Chile, hace muchos años que instauró la cuaresma de la fraternidad, y todos llevamos estas alcancías a nuestras casas y fruto del desprendimiento las devolvemos hoy para ir a una canasta común, todas las Iglesias de Chile van en ayuda de personas que están en situaciones de vulnerabilidad; pueden ser mamas solteras, pueden ser inmigrantes, pueden ser niños, pueden ser jóvenes, pueden ser adultos de la tercera edad, y presentamos proyectos, la diócesis de Melipilla presenta proyectos y nos otorgan dos o tres proyectos para llevar adelante a través de nuestra pastoral social, entonces vemos esa unidad de eucaristía, de sacramento de Dios con nosotros, de Jesucristo cuerpo entregado y sangre derramada con esta actitud concreta de verificar en nuestros hermanos la caridad de nuestra vinculación con el Señor Jesús.
Es una noche hermosa, podríamos decir que es una noche memorial, la Iglesia tiene que volver siempre a ésta raíz, a estos Días Santos, porque allí esta nuestro manantial donde debemos volver siempre, especialmente en los momentos tristes de nuestras vidas.
Y finalmente yo los invitaría a meditar en los sentimientos de Jesús en alguno de los evangelios de la última cena, todo lo que el Señor dice, el Señor abre su corazón y nos deja un testamento y es uno de los testamentos más bonitos, por lo menos en lo que a mí respecta es cuando Él dice “yo voy a la casa de mi Padre, el Padre les enviará otro abogado, otro defensor que es el Espíritu Santo y yo voy a prepararles un lugar para que donde yo este estén también ustedes”, ¿qué significa eso? comunión de vida, significa fraternidad, significa hacernos uno, es el gran don que pide Jesús, “Padre que sean uno como yo y tú somos uno para que el mundo crea”, unidad, caridad fraterna, entrega del Señor, Dios con nosotros.
Hermosa tarde manantial, hermosa noche memorial, desde esa noche en la Santa última Cena es que estamos nosotros también acá, y eso se llama tradición, es lo que Pablo llama la traditio y es la entrega, pero la entrega buena no la entrega de Judas que es la misma palabra y esto es lo que debemos entregar a las nuevas generaciones, entregarle a nuestros niños en la catequesis, entregar a nuestros jóvenes, amar a Jesús en la Eucaristía, amar a Dios con nosotros, que el Señor nos otorgue esa gracia, esa gracia de permanecer en él, de estar en él, de contemplarlo, de hacer que el “yo” de Cristo se haga también nuestro “yo”, que no anule nuestro yo, como dice San Pablo “
vivo yo pero no soy yo el Cristo que vive en mi” miren que cosa más linda y eso se puede hacer en nuestra contemplación me lo digo a mi primero, recen para que uno tenga también mayor tiempo de orar, mayor tiempo de adorar, mayor tiempo de sumergirnos en el misterio del dios con nosotros.
Que la Virgen María que estuvo a los pies de la cruz, que la Virgen María y San José nos acompañen en el caminar a la casa del padre. Amén.
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo de Melipilla
Secretario General de la Cech