Muy queridos hermanos y hermanas: ¡qué bueno poder reunirnos esta mañana junto al altar del Señor! .Cada domingo los cristianos, al celebrar la Eucaristía, la Santa Misa, hacemos memoria del amor misericordioso del Señor que le llevó a entregar su vida por nuestra salvación. La eucaristía es la gran escuela del amor y del servicio donde el creyente trata cada semana el ir aprendiendo a ser un poco más parecido al Señor. Es en este marco celebrativo que hoy queremos dar gracias por Chile y su gente y rezar por ese futuro esplendor que en el presente hemos de ir construyendo; la fuerza de la fe nos anima a ello.
En estos 206 años de historia independiente, Chile y su gente ha crecido y progresado. La sabiduría de gobernantes, el trabajo de los ciudadanos ha contribuido a ello. Los logros alcanzados a través de la historia han sido posibles con la generosidad de muchos. En nuestra historia hemos tenido muchos momentos de luz pero no han faltado tampoco los de tinieblas. Es importante conocer la verdad de la historia, para imitar los momentos buenos y evitar que se repitan aquellos que nos han sido más dolorosos.
En estos días que miramos con orgullo patrio y agradecimiento la figura de los grandes héroes y también la de los héroes desconocidos que con su honradez y esfuerzo fueron labrando la grandeza de Chile, vemos en ellos un denominador común: la generosidad. Sí, Chile es grande porque en sus días ha contado con gente que no pensó solamente en sí misma en sus intereses propios, sino que pensó en los demás, miró la Patria como una responsabilidad propia.
Nuestros héroes, hombres y mujeres iguales que nosotros, que también tuvieron sus luchas personales al igual que cada uno, sin embargo supieron en un momento de decisión optar generosamente por el servicio, por la entrega, por el bien común, en muchos casos hasta la muerte. La generosidad, el olvido de sí mismos, la valentía, es lo que debemos aprender de los héroes.
La patria hay que seguir construyéndola, su grandeza hoy debemos buscarla en las batallas de cada día: en la escuela, en el trabajo en el hogar. Es en estos lugares donde se necesita el arrojo, la generosidad, para realizar con responsabilidad y honradez las tareas que cada uno ha asumido, es aquí donde hemos de aprender a buscar no sólo el bienestar propio sino saber pensar en aquello que de verdad contribuya al bien de todos, lo que implica en no pocos casos la negación propia.
Chile necesita de muchos héroes que no se dejen arrastrar por aquellos estilos de vida, donde parece que valiera sólo el éxito personal, la felicidad propia, el tener por sobre el ser, y sean hombres y mujeres que arrastren con su ejemplo de sencillez, austeridad, orden, generosidad y honradez, a aspirar a una patria más justa y fraterna. Chile será de verdad grande, con la generosidad de todos.
Queremos ¡Que Chile Viva!, en estos días he recordado que un antiguo pastor de la Iglesia, San Ireneo, dejó escrito lo siguiente. “La gloria de Dios es que el hombre viva!, nos enseñó así que a Dios se le glorifica no solo con un culto hermoso, cánticos y alabanzas que surgen del corazón, y que sin duda son expresión genuina de la fe de los creyentes, sino sobre todo trabajando por la vida en plenitud del hombre. Para los que creemos, el trabajar soñando por un mundo donde la dignidad de todas persona sea respetada, donde cada hijo e hija que viene a e este mundo tenga la posibilidad de nacer, crecer, de surgir , de desarrollarse, de aportar con su talentos, de poder recibir cariño, atención y cuidados cuando sea necesario, eso da gloria de Dios.
Cuando por el contrario, la vida no es cuidada ni respetada ni valorada, cuando no se dan todas las posibilidades para vivir y crecer con dignidad, cuando no miramos más allá de nosotros mismos, cuando no tenemos en nuestra a mirada a Dios, se nos nubla el alma para ver la dignidad de cada hombre y mujer, cuando Dios no está presente, el ser humano no tiene vida en plenitud. Desear entonces ¡que Chile Viva!, es comprometerse a querer realizar el sueño de Dios, quien dejando su sello en cada hombre y mujer creados a su imagen, nos llama a cooperar con el trabajo de cada día en el proyecto de la creación, según Él la ha soñado.
Entonces, ¡Que Chile Viva!, para esto es necesario el respeto de unos para con otros, el trabajo realizado con responsabilidad y honradez. Chile vivirá con la vida protegida de todo no nacido, en el cuidado de la vida de nuestros mayores, con la vida entregada de todos quienes son autoridad. Chile vive cuando procuramos que nuestros jóvenes tengan esperanza, cuando los pobres se sienten atendidos y escuchados. Chile vive en cada familia que logra tener su casa, cuando el enfermo es auxiliado, cuando el extranjero es acogido, cuando la tierra es respetada.
Chile vive cuando su historia es aprendida, su futuro cuidado
Hermanos y hermanas, quienes hemos sido constituidos servidores en medio de nuestras comunidades; ustedes queridos hermanos y hermanas que generosamente buscan servir a sus hermanos y comunidades postulando ahora a servir como Alcaldes o Concejales, y cada uno de los aquí reunidos, con la responsabilidad que le compete: al rezar por Chile, no solo nos dejemos llevar por un sentimentalismo estéril, sino que iluminados por la Palabra de Dios que hemos escuchado, y que nos mostraba a un Dios jugado por la causa del pobre aprendamos de El a hacer lo mismo, El no olvida el atropello hecho a los sencillos. Como creyentes oremos para poder tener días de paz.
Como cristianos y personas de bien sintámonos urgidos por el evangelio que nos mostraba una realidad dura: “los hijos de las tinieblas son más empeñosos y astutos que los hijos de la luz”; se supone que tú y yo queremos ser de estos últimos; por lo tanto con confianza, sin desánimo en medio de toda actividad hecha con justicia, rectitud de intención y caridad: sirvamos eficazmente.
Levantemos nuestra voz ante la defensa de la vida. Hoy con más fuerza que nunca proclamemos con convicción nuestra defensa de todo derecho humano y del primero de ellos: la posibilidad de vivir. A nuestras autoridades que a diario escuchan las súplicas de una comunidad que confía en ellos les pedimos escuchen también el grito silencioso de los niños concebidos que piden vivir.
Cuidemos del medio ambiente, de nuestra casa común que ha de ser también la casa para quienes vienen tras nosotros; y al hablar de casa como no pedir a las queridas autoridades de nuestra región: buscar en comunión y con creatividad una solución lo más pronta posible al problema de falta de vivienda en medio nuestro y que se ha puesto de manifiesto en las “Tomas” de los últimos tiempos. Cada familia chilena y también aquellos que de lejos han llegado y aportan con su trabajo, tiene derecho a una casa para transformarla en su hogar. Les pido no ahorrar esfuerzos en la búsqueda de una solución a esta realidad que hoy es foco de conflictos en medio nuestro.
Chile sigue siendo una gran tarea para todos. Falta mucho para que no sólo en su creación sea la copia feliz del edén, sino también esa verdad que nos enorgullece, sea una realidad en el orden, la justicia, la equidad, el respeto entre todos los hijos e hijas de esta tierra.
A la Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile y que en el santuario de La Tirana sentimos su especial presencia, dirigimos nuestra mirada y le pedimos siga rezando para que en Chile cada uno tenga el pan, el respeto y la alegría de poder vivir y vivir bien.
¡Dios sea bendito!
+ Guillermo Patricio Vera Soto
Obispo de Iquique