1. En la oscuridad de la noche brilló Cristo, la gran Luz. Junto a los más humildes quiso Dios que naciera su Hijo. La Navidad, este acontecimiento divino y humano, nos recuerda que lo pequeño es sublime a los ojos del Padre que nos ama.
2. Para nosotros, los que vivimos en Chile, esta nochebuena será distinta, pues todo parece cambiar. Un gran clamor popular se ha levantado a lo largo de nuestro país que pide y exige que no haya más abusos, que la escandalosa desigualdad económica y social vaya desapareciendo, que todos tengamos acceso a un sistema de salud, educación y pensiones dignas, entre otras demandas. Las expectativas de cambios políticos, económicos y sociales, e incluso una nueva Constitución y nuevas leyes que permitan dar más seguridades a los ciudadanos, si bien para muchos abren una ventana de esperanza, son aún una buena intención no realizada.
3. Son tiempos difíciles y dolorosos para los familiares y amigos de las personas fallecidas en distintas circunstancias, todas amargas. También para las personas heridas, para quienes han perdido sus fuentes de trabajo o experimentan angustia e incertidumbre por la violencia presente, que nada tiene que ver con el clamor de dignidad expresado por la mayoría de los chilenos. Pero la Navidad nos recuerda que no es la oscuridad la que triunfa en la noche ni mucho menos la violencia la que se impone, sino la paz de un Dios que camina con nosotros.
4. Por esto la estrella que iluminó Belén nos abre hoy un camino de esperanza. Para los que creemos que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios hecho hombre, la celebración de la Navidad no solo evoca un hecho del pasado, porque su centro es un misterio de nuestra fe que se hace presente hoy: el Hijo de Dios nace en la fragilidad de un niño. Los más sencillos y pobres lo reconocieron como el Salvador, que comparte la vida y la historia de la humanidad entera. Porque el amor vence siempre y el Señor nunca defrauda, la nochebuena es fiesta de justicia, de paz y de esperanza. No estamos solos. ¡Dios se hace uno de nosotros en su Hijo Jesucristo!
5. Con la austeridad de una Navidad sencilla, hoy es Cristo quien brilla en el pesebre, el mayor regalo que ha recibido nunca la humanidad. Vivamos este acontecimiento en el calor de nuestros hogares, con el abrazo de nuestras familias. Es momento de dar gracias por lo que tenemos y de orar por Chile, su presente y su porvenir. Seamos promotores de confianza, de contención y de fraternidad. Porque el país se merece lo mejor de todos nosotros, ¡dejémonos transformar por Jesús! Abramos nuestro espíritu para que pueda poner también en él su cuna en nuestro corazón, en nuestras familias y el país.
6. Dios-con-nosotros, Jesús, el Mesías prometido, brille en Chile y en todos sus habitantes con su Justicia, su Paz y su Esperanza, y con fe proclamemos en la nochebuena que nos ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor (cf. Lc 2,11).
EL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE
+ Santiago Silva Retamales
Obispo Castrense de Chile
Presidente
+ René Rebolledo Salinas
Arzobispo de La Serena
Vicepresidente
+ Celestino Aós Braco
Administrador Apostólico de Santiago
+ Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo
+Fernando Ramos Pérez
Administrador Apostólico de Rancagua
Secretario General
Santiago, 19 de diciembre de 2019.