El sábado 15 de marzo, en el Colegio Nuestra Señora de la Presentación, en la ciudad de Melipilla, se celebró el Inicio del Año Pastoral de la diócesis San José de Melipilla con la asistencia de más de 360 personas de las diferentes comunidades parroquiales: laicos, sacerdotes, religiosas, diáconos permanentes, movimientos laicales y colaboradores del obispado.
El encuentro se vivió en un espíritu de fraternidad, alegría y gratitud por la presencia de comunidades venidas desde muy lejos: desde Santa Rosa de Chena hasta Puangue; desde Curacaví a Alhué; desde El Tabo hasta Navidad, todo el Pueblo de Dios unido para peregrinar en la esperanza durante este año del Jubileo.
El
P. Juan Pablo Miranda, Vicario de Pastoral, al dar la bienvenida presentó el énfasis pastoral de este año según lo señalado por las Orientaciones Pastorales2023-2026 “Impulsados por el Espíritu Santo, somos signos de esperanza”: laprofundización en la espiritualidad cristiana. Se trata de promover diversas iniciativas de encuentro personal y comunitario con el Señor (retiros espirituales, celebraciones litúrgicas y formación permanente), con el fin de conocer, amar y servir a Cristo para crecer en la maduración de la fe y en el servicio a las personas más vulnerables de la sociedad.
Por otra parte, los participantes recibieron el calendario de actividades de las diferentes áreas pastorales y el Plan de Formación para agentes pastorales durante el trienio señalado por las OOPP, que consta de las siguientes áreas: bíblica, sacramental, moral, teológica y eclesiológica.
A continuación, la oración inicial fue motivada por religiosas que invitaron a reflexionar sobre el año jubilar y también a acoger la permanente invitación del Papa a promover el cuidado y el respeto de cada persona humana y de la creación.
El P. Alex Ponce, la Hna. María Jesús Villa y la Srta. Carolina Valdés, presentaron la Bula Convocatoria al año Jubilar 2025, cuyo lema es “Peregrinos de la Esperanza” y también los signos y esperanza que ellos descubren en el sacerdocio, en la vida religiosa y laical. Luego invitaron a las comunidades parroquiales y movimientos laicales a dialogar sobres los signos de esperanza presentes en sus lugares de misión y como poder potenciarlos con gestos concretos a lo largo de este año.
Después de un café compartido y la visita de los stands preparados por movimientos laicales y la vida religiosa para presentar la riqueza de sus carismas que aportan a la vida de la Iglesia diocesana, el P. Carlos Cabezas, párroco del Sagrado Corazón de Jesús de Talagante, presentó una clara e iluminadora exposición sobre las indulgencias, explicando su origen a partir de la historia de la Iglesia y su sentido en este año jubilar.
Por último, el Inicio de Año Pastoral culminó con la celebración de en la Catedral de Melipilla, presidida por nuestro obispo Don Cristián Contreras Villarroel, y concelebrada por un gran número de sacerdotes. Celebrando a nuestro Patrono, San José, nos unimos todos en una acción de gracias a Dios por los dones recibidos, la riqueza de la vida diocesana y la invitación a ser peregrinos de esperanza. Los decanatos presentaron sus ofrendas: frutas y verduras del decanato rural; alimentos del mar del decanato de San Antonio; pan amasado del decanato de Melipilla y uvas y vino del decanato de Talagante. Al mismo tiempo se presentaron los frutos de lasreflexiones compartidas durante el encuentro y el nuevo itinerario y criterios de catequesis sacramental de la diócesis para comenzar a implementarlo en las parroquias durante este año.
La homilía
Don Cristian en su homilía recordó que el inicio del Año Pastoral está en el contexto del Año Santo, cuyo lema es “Peregrinos de la Esperanza”. La Bula de convocación tiene como título La esperanza que no defrauda, la de Nuestro Señor Jesucristo.
También hizo memoria que el pasado lunes 3 de marzo conmemoramos 40 años del dramático terremoto del domingo 3 de marzo de 1985, cuyo epicentro fue en la costa de nuestra diócesis. “Ese terremoto destruyó casas, escuelas, templos, caminos y puentes. Muchas murallas quedaron inestables. Todavía hoy se pueden ver en lugares rurales y en las ciudades de la diócesis casas que son un testimonio de la destrucción. Pero ese terremoto es como la imagen de una realidad profunda y dolorosa. Es la que padecen muchas personas y familias que viven casi sin esperanza en un proceso interior de desgaste y de cansancio”.
Sombras y luces
El Año Pastoral 2025, el obispo señaló se inicia “con sombras y luces, con dolores y alegrías. Así es la vida cotidiana. ¿Qué vemos en nuestro ambiente cotidiano? A las víctimas del crimen organizado y del narcotráfico, mujeres maltratadas, asesinatos; familias que han sufrido con la muerte de sus seres queridos y que siguen sintiendo su ausencia. Vemos varones y mujeres que buscan trabajo, ancianos que padecen enfermedades y cuya jubilación no les alcanza para vivir dignamente. Preocupa la violencia en los barrios. La gente de bien, tiene miedo. La inseguridad es su preocupación”.
Tener esperanza
“En medio de tanto dolor, ¿cómo tener esperanza? Es motivo de alegría haber celebrado en la diócesis el inicio del Año Santo Jubilar al que nos convocó el Papa Francisco: nos invita a ser peregrinos de esperanza, la única que no defrauda: la de Jesucristo. Don Cristián recordó “que desde 1968, la Iglesia celebra el día 1º de enero como Jornada Mundial de la Paz. La inauguró visionariamente el Papa San Pablo VI. ¡Qué bien nos hace dedicar un día de reflexión a la paz! Pero mejor nos haría vivir esas enseñanzas todos los días del año como obreros y servidores de la paz. A eso somos invitados. El Año Nuevo 2025, el Papa Francisco formuló como lema para la Jornada Mundial de la Paz “Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz” De los cristianos y personas de buena voluntad dependerá que esta plegaria se haga realidad. Desde nuestra fidelidad a Cristo, el Príncipe de la Paz, podremos ser los pacificadores de la convivencia familiar, social y escolar. Seremos instrumentos de su esperanza y de su paz”.
San José
Don Cristián recordó que, al iniciar nuestro Año Pastoral, “celebramos a nuestro patrono San José”. La oración colecta, dice: “Dios Nuestro, que pusiste bajo la fiel custodia de San José los comienzos de la salvación humana, te pedimos que, por su intercesión, la Iglesia pueda llevarla a su plenitud”. De aquí viene el hermoso título de San José Custodio del Redentor (…). La oración nos invita a acudir siempre al Santo Patrono para que la Iglesia pueda ser instrumento visible de la plenitud de la salvación humana (…). Esa es la vocación que tenemos: colaborar con la obra del Señor, anunciando a Jesucristo que es el único don que nos ha sido dado y que debemos compartir: “oro y plata no tengo, pero lo que tengo te doy”, le dice Pedro a un tullido: “en nombre de Jesús de Nazaret levántate y camina”.
“El evangelio de este día nos dice que María, José y el Niño Jesús, desde Nazaret suben a Jerusalén y después bajan a Nazaret. El motivo es agradecer por la Pascua, es decir, la liberación de la esclavitud de Egipto. Es una peregrinación de la esperanza para proclamar la misericordia de Dios que ha hecho de ellos un pueblo libre y reconocer que eso es obra de Dios. (…) Sucede algo inesperado: de regreso a Nazaret, María y José se dan cuenta que el Niño no está en la caravana. Vuelven a Jerusalén. Y encuentran al Niño, de doce años, en el templo junto a los doctores de la Ley. Todos lo escuchaban, le hacían preguntas. Y todos quedaron asombrados de su inteligencia y sus respuestas. José y Maria que lo buscaban quedaron maravillados y le preguntan: “Hijo mío ¿por qué nos has hecho esto? Ellos estaban angustiados. Se produce un diálogo fuerte. Y la respuesta del Niño es sorprendente: ¿No sabían que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”
Nazaret
El obispo agrega: “Ellos no entendieron lo que les decía. Pero la sabiduría de Dios, hace que “el Niño regresó a Nazaret con sus padres y vivía sujeto a ellos”. Y he aquí una palabra de ánimo para las familias: la Virgen no entendió las palabras del Niño, pero conservaba todas las palabras del hijo Jesús en su corazón. Y “Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres”.
“(…) De Nazaret los evangelistas de la infancia, San Mateo y San Lucas, dicen muy poco al respecto. ¿Por qué Nazaret? Lo que nos sorprende es el enorme tiempo que le dedicó Jesús. Cerca de 30 años de vida oculta. Nazaret significa que Jesús, el Hijode Dios, se hace uno de tantos. Y en esa infancia, San José jugó un papel importantísimo: Jesús crecía en edad, estatura y sabiduría delante de Dios y los hombres. Y eso lo fue modelando en el hogar de Nazaret: Jesús es fruto de la obra de San José y María”.
Respecto a Nazaret, nuestro obispo recordó que “Jesús, en la predicación de Pedro en los Hechos de los Apóstoles es definido con cuatro palabras: “Pasó haciendo el Bien”. Ese es fruto del misterio de Nazaret, y aunque sepamos muy poco de esos años de vida oculta, sin embargo, nos dice mucho; es muy elocuente porque toca nuestra existencia concreta de todos los días. Digámoslo de otro modo: Nazaret es la radicalización del misterio de la encarnación del Hijo eterno de Dios. Nazaret nos dice que Jesucristo es realmente verdadero Dios y también verdadero hombre.
Portadores de Cristo
Monseñor Cristián, nos recordó que “todos los bautizados somos portadores de Cristo. Nos hace bien San José, porque nos revela el misterio de Nazaret: allí Jesucristo crece, y por sus frutos lo conocerán, y Jesús anunció el Reino de Dios, Jesús vino a vendar las heridas, perdonó a los pecadores; Jesús resucitó muertos, sano a los enfermos, dio la vista a los ciegos, hizo andar a los tullidos, sano de la lepra, todas acciones a favor de la vida, para que tengamos vida, y vida plena. Y más aún, no para que esto se acabe aquí al interior de esta historia, sino que para que trascendamos la historia y por eso creemos en la vida eterna, allí donde ya participa una de nuestra especie, la Virgen María, asunta al cielo; allí donde está San José”.
La homilía culminó pidiendo “a San José, a la Virgen María que nos acompañen, sobre todo cuando tenemos una dificultad personal o de algún familiar o ser querido, que nos quita el sueño, cuando en medio del dolor y la incertidumbre pareciera que Dios estuviera ausente y sin embargo esa aparente ausencia, es también una presencia de Dios, y Dios a San José le habló en sueños a través del ángel, porque cada vez que Dios quiere irrumpir en la historia haciendo algo nuevo, nunca dejará de hablarnos”.
Finalmente rezó la oración del Papa Francisco en el Año de San José. “Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén”.
Catequesis
Al término de la Eucaristía el P. Mitchel Artigas, Asesor Diocesano de Catequesis dirigió unas palabras a los asistentes explicando este proceso de elaboración delmaterial de catequesis que se ha ido haciendo estos dos últimos años y entregó de manera simbólica a cada Decanato un ejemplar del itinerario de catequesis.
Fuente: Obispado San José de Melipilla
Melipilla, 19-03-2025