La Diócesis de Santa María de Los Ángeles vivió una de sus celebraciones más significativas, marcada por la renovación de votos sacerdotales y la consagración de los Santos Óleos.
Con una Catedral repleta de fieles de todas las edades y de todo el territorio de Biobío, se celebró en Los Ángeles la solemne Misa Crismal, presidida por Monseñor Cristián Castro Toovey, Obispo de la Diócesis de Santa María de Los Ángeles. Esta Eucaristía marca uno de los momentos más relevantes del calendario litúrgico, al dar inicio al Triduo Pascual, el corazón de la fe cristiana.
En esta ocasión, 29 sacerdotes diocesanos y 8 religiosos pertenecientes a las órdenes Franciscana, Verbita y Orionista renovaron sus votos ante la comunidad, reafirmando su compromiso pastoral y espiritual. Durante la ceremonia, también se llevó a cabo la bendición y consagración de los Santos Óleos: el óleo de los catecúmenos, el óleo de los enfermos y el Santo Crisma, este último destinado a ungir a quienes recibirán el Bautismo y otros sacramentos, integrándose plenamente a la vida de la Iglesia.
Un sello especial distingue a esta celebración en la Diócesis de Los Ángeles: la emotiva tradición instaurada por el fallecido Padre Paolo Lastrego, sacerdote de origen italiano, quien en su ordenación en 1972 no pudo contar con la presencia de su familia. Acogido por una familia chileno-italiana, surgió entonces el gesto de ser acompañado por ellos como padrinos espirituales. Desde entonces, cada sacerdote, al renovar sus votos en la Misa Crismal, es presentado ante la comunidad junto a un matrimonio que asume ese rol simbólico, expresión de apoyo, cercanía y fraternidad.
Durante su homilía, Monseñor Castro Toovey dirigió un mensaje cargado de afecto y cercanía a los sacerdotes, alentándolos a vivir con autenticidad su vocación y pidiendo a la comunidad que siga orando por ellos. Al mismo tiempo, destacó la figura de los padrinos como un testimonio de acompañamiento constante: "acompañen, pregunten, corrijan", señaló el obispo, subrayando el valor de este vínculo humano y espiritual.
La Misa Crismal concluyó en un ambiente de profunda emoción y gratitud, reflejo de una Iglesia viva que, junto a sus pastores y fieles, continúa fortaleciendo la fe y el servicio en cada rincón de la Diócesis.
Fuente: Comunicaciones Los Ángeles
Los Ángeles, 17-04-2025