Valdivia recordó a Mons. Alejandro Jiménez

Valdivia recordó a Mons. Alejandro Jiménez

Con los que fueran su Cáliz y su Patena, fieles agradecieron a Dios por la vida y ministerio episcopal de Don Jano, un verdadero amigo y pastor

Sábado 05 de Enero de 2008
Con una emotiva y solemne Eucaristía, Valdivia agradeció a Dios por la vida y ministerio episcopal de su tercer Obispo diocesano, Mons. Alejandro Jiménez Lafeble.

La Santa Misa fue presidida por Mons. Ignacio Ducasse, acompañado por el P. Gabriel Guarda, abad de los Benedictinos, los Vicarios Pastoral y General, además de sacerdotes y fieles, pertenecientes a diversas parroquias y comunidades de la Diócesis.

Durante la homilía, Mons. Ignacio destacó que Mons. Jiménez llegó a la Diócesis de Valdivia el 6 de enero de 1984, en la Fiesta de la Epifanía del Señor. "Llegó a esta Diócesis siguiendo la luz de la fe (...) En esa fe buscó y reconoció a su Señor en los cesantes y pobres de su tiempo, en los perseguidos y sin voz, en los necesitados de la fe y hambrientos de la Palabra de Dios. Descubrió al Señor y le ofreció sus regalos que él había cuidado con el estudio y la caridad pastoral. El oro de la Palabra, la mirra de la Verdad, el incienso de la Esperanza. Así lo hizo y así dedico su ministerio de Obispo a ir de pesebre en pesebre, descubriendo al Señor y ofreciéndole regalos. Con la escucha, primero, y luego con soluciones concretas que se plasmaron en Fundaciones, de iniciativas de desarrollo personal y comunitaria", enfatizó.

Hacia el término de la homilía, Mons. Ducasse instó a los fieles a hacer suyas las palabras de Mons. Jiménez que escribiera al cumplir un año caminando junto a la grey valdiviana:

"Hermanos, como los reyes magos y con ellos, los invitamos a que nos pongamos en marcha este año para construir aquí en Valdivia el Pueblo nuevo que tiene a Dios por Rey y que por tomar en serio el Evangelio construye un mundo donde nadie es excluido y donde verdaderamente se ofrece la paz, la alegría, la esperanza y la fraternidad".

Entre los fieles se encontraba un matrimonio proveniente de Talca, quienes expresaron haber conocido a Mons. Jiménez en esa Diócesis hermana, al tiempo que agradecieron, emocionados, los gestos de cariño y acción de gracias para con su amigo Jano.

Cabe destacar que el cáliz y la patena en que se ofreció y consagró el pan y el vino, pertenecieron a Mons. Jiménez, siendo su deseo donarlo a la Catedral de Valdivia, para ofrecer los dones de amor al Señor y para que la Diócesis, junto a quien presidiera, rezaran por él. Signos de una Eucaristía, sencilla y fraterna, prolongación de lo que fue este padre, amigo y pastor para su pueblo.

Fuente: Comunicaciones Valdivia

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Valdivia, 05-01-2008