En el contexto de la situación actual de la sociedad chilena, donde preocupan la agresividad, la violencia y la falta de valores, la Orden de Vírgenes quiere hacer una invitación a orar por nuestro país.
Vivimos tiempos convulsionados, y el ritmo de vida moderna no siempre nos permite detenernos a hacer oración y a dejar actuar a Dios en nuestras vidas. El asesinato del padre Faustino Gazziero, el caso Spiniak que tanto dolor ha provocado, la muerte del padre Javier Aliz, y tantos otros acontecimientos, son ejemplos de una sociedad en crisis.
Por esto, la Orden de Vírgenes de la arquidiócesis de Santiago invita a una jornada de oración por los problemas que nos aquejan como país y, en particular, por el respeto de la dignidad de cada uno de los chilenos, y por la purificación de nuestra sociedad.
La jornada se llevará a cabo este miércoles 25 de agosto a las 18:00 hrs. en el convento de San Francisco (Alameda con San Francisco).
El Orden de las Vírgenes
Una virgen consagrada es una mujer consagrada a Dios, como esposa de Cristo, al servicio de la Iglesia. Es Virgen porque la Iglesia es virgen.
Esta vocación surgió en los primeros siglos del cristianismo. Conservando su virginidad, las mujeres eran consagradas a Dios por su Obispo. Ellas llevaban una vida de oración y de servicio al prójimo, aunque permanecían con su familia.
Fue así como en Francia, Santa Genoveva de París fue consagrada alrededor del siglo V de nuestra era. Después del desarrollo de la vida monástica, además de las congregaciones religiosas, las vírgenes consagradas permanecieron paralelamente a las monjas. Sin embargo, esta vocación fue decreciendo con el tiempo.
La reforma litúrgica conciliar abrió de nuevo esta posibilidad a las mujeres, con la promulgación del ritual revisado el 31 de mayo de 1970.
A diferencia de las órdenes y congregaciones religiosas, el Orden de las vírgenes no tiene reglamentos ni estructura comunitaria. Las vírgenes consagradas son reconocidas por el Derecho Canónico, al lado de las monjas, religiosas y miembros de los institutos seculares: “A estas formas de vida consagrada se ajusta el Orden de las Vírgenes: se proponen seguir a Cristo de una manera siempre presente, ellas son consagradas a Dios por el Obispo de la diócesis, según el rito litúrgico aprobado, son desposadas místicamente a Cristo Hijo de Dios y dedicadas al servicio de la Iglesia”.
En Chile, el 3 de mayo de 2003 seis mujeres, la mayoría de ellas profesionales, fueron consagradas como Vírgenes de la Iglesia. Con esta consagración nació en la Arquidiócesis de Santiago el “Ordo Virginum” (Orden de las Vírgenes Consagradas).
Fuente: Prensa CECH
, 24-08-2004