Esta tradición se remonta a los tiempos de la colonia cuando los jinetes acompañaban a los sacerdotes, que se desplazaban en carruajes, para que no fueran asaltados.

Los gritos de "¡Viva Cristo Resucitado!" se escucharon en todos los rincones de la diócesis durante esta fiesta, además devotos fieles a caballos, en coloridas bicicletas y hasta a pie, salieron a las calles ha acompañar a los sacerdotes que impartieron la eucaristía a los enfermos, ancianos e inválidos.

Desde la capilla Santa Ana en La Pintana, Mons. Juan Ignacio salio en procesión para visitar a los ancianos y enfermos del sector, a los cuales impartió la eucaristía.

Luego en el frontis del Santuario del Sagrado Corazón, el grupo de bailes religiosos recibió con cánticos y bailes la llegada de Jesús Sacramentado. Acto seguido el Sr. Obispo celebró la Santa Misa en un santuario repleto de fieles.

Fuente: Comunicaciones San Bernardo


Santiago, 31-03-2008