Su celebración fue con una misa en la parroquia Santo Domingo, al mediodía, siendo acompañado por el obispo de Chillán y parte del clero diocesano.

La sensibilidad por los pobres y la formación en la fe han sido los pilares del ministerio del padre Miguel Ángel Ríos Vivanco, superior y párroco de la comunidad de Santo Domingo de Chillán, quien celebró sus 25 años de ministerio religioso.
Por esto motivo, al mediodía de este 06 de agosto, el religioso celebró una misa, donde fue acompañado por el obispo de Chillán y varios sacerdotes del clero diocesano.
El padre Miguel Ángel Ríos nació en Santiago, en el seno de una familia profundamente católica y fue educado bajo los valores católicos del Colegio Santo Domingo de los Padres Domínicos. Sin dudas factores que influyeron en la orientación que tendría por la vida consagrada.
Sus primeras inquietudes vocacionales brotaron en él cuando tenía como 8 años, a raíz de la lectura de una revista de historietas mexicana que se llamaba “Vidas Ejemplares”, donde se presentaban las experiencias de algunos santos.
Posteriormente, influyó la inesperada muerte de un profesor sacerdote, que lo hizo reflexionar sobre la carencia de consagrados en la Iglesia para las múltiples necesidades espirituales de la gente. Fue así como decide dar el gran paso, uniéndose al postulantado de la Orden de los Padres Carmelitas.
Sus primeros años de formación los vivió en Santiago, siendo enviado luego continuar estudios en Friburgo, Alemania. Esa experiencia le ayudo no sólo en su crecimiento intelectual, sino también en su visión de la vida y el mundo. “Me di cuenta que era un privilegiado, que estaba ahí estudiando gracias al aporte de mucha gente y entre ellos también muchos pobres. Eso me motivó a retribuirles, una vez de regreso en Chile, con un especial compromiso por los más necesitados”, recuerda.
Su ordenación sacerdotal fue en Chile el 06 de agosto de 1983. Luego volvió a Friburgo a concluir sus estudios, titulándose en Teología con mención en Sagrada Escritura. En su regreso definitivo en Chile, en el año 1986, asume como maestro de postulantes en Santiago, y paralelamente sirve a la formación de laicos en sectores poblacionales.
En el año 1989, le envían a Valparaíso donde asume la pastoral vocacional, continúa como formador de postulantes y empieza a trabajar en el Instituto de Ciencias Religiosas de la Universidad Católica de Valparaíso. Además se pone a cargo de una residencia para jóvenes universitarios de escasos recursos. En el plano de la acción social, pide permiso para integrarse al Movimiento “Sebastián Acevedo”, que era un grupo pro derechos humanos y de acción contra la tortura.
En el año 1993 regresa a Santiago, retomando su labor a cargo del postulantado. En el año 2000, centra su labor pastoral a tiempo completo en la zona sur del arzobispado, con talleres de formación bíblica. Y finalmente, el año 2001 le envían como párroco de la comunidad Santo Domingo en Chillán.
Como religioso de la orden de los Padres Dominicos, no debe extrañar en el padre Miguel Ángel Ríos su especial sensibilidad por el servicio de la predicación y el cultivo formación cristiana. “En el curso de mi vida como religioso ha ido descubriendo mi gran amor por la palabra de Dios, y en el afán de compartirlo con la comunidad, creo que la predicación es una labor que alcanza una connotación universal”, manifiesta.
Con respecto a su evolución como pastor a lo largo de estos 25 años, haciendo una mirada retrospectiva y en confrontación con el Evangelio, explica que no hay ningún área donde pueda decir ¡tarea cumplida! “Me siento en un camino donde cada día tomo conciencia de donde estoy y en virtud de lo que falta aún por andar, quisiera poder desarrollar más la capacidad de relación humana con la gente para potenciar una dimensión de vida más comunitaria. A la vez, siento que mi ideal es poder vivir más sencillamente, despojándome de aquellas ataduras que impide que se haga en uno la voluntad del Señor”, reflexiona. Finalmente, resume el ideal de lo que quiere para su vida y ministerio sacerdotal en la siguiente frase: “¡para mí la vida es Cristo!”.
Fuente: Comunicaciones Chillán
Chillán, 07-08-2008