Con cuatro nuevos formadores cuenta la familia de Talleres Oración y Vida, TOV, en Valdivia. Tras un largo camino de formación, recibieron el envío misionero de manos de Mons. Ignacio Ducasse, en vísperas del Inicio de la Misión Continental.

En una emotiva Eucaristía, presidida por Mons. Ignacio Ducasse M., Obispo de Valdivia, Eliana Torres Vásquez, Alejandra Quijada Donoso, Guillermo Medina Parra y Marcela Godoy Quevedo fueron enviados, tras concluir su proceso en la Escuela de Formación de Talleres en Valdivia.
Durante la homilía, Mons. Ignacio recordó que taller significa algo no acabado, que se va haciendo, que se aprende y se fragua en la creatividad, al igual que la misión de la Iglesia, contexto elegido para realizar este envío. Instó a los cuatro formadores a buscar “que quienes entren al taller, se encuentren siempre con el Señor que está permanentemente trabajando la vida y el corazón de la persona; que siempre sana la historia, apacigua el corazón y abre horizontes de vida. Cuando la vida está centrada en Cristo, ésta se expande para que otros en El, tengan vida, como decimos en Aparecida”, puntualizó.
Eliana había cesado de trabajar en el furgón con los niños y en medio de la pena por dejar ese trabajo, se encontró con una invitación “¡Talleres Oración y Vida; lo que tú buscas!”. “Para mí fue como una nueva vida; quedé encantada con lo vivido en las sesiones, en especial la quinta cuando se canta el alfarero. Agradezco a mi esposo y a mis hijas que me han acompañado en este proceso y doy gracias a Dios por esta hermosa familia de talleres”.

Guillermo vibra con talleres. En Punta de Tralca conoció al P. Ignacio y palpó de cerca esta espiritualidad, cuyo encanto nació en Concepción. Reconoce que Talleres sacia ese deseo incesante de servir a Dios. Así llega a ser parte de la familia TOV. Inquieto por ver los frutos del Taller que dio en la Parroquia san José en La Unión, el Señor le concede la gracia: Ocho talleristas forman parte de la Pastoral Hospitalaria, una experiencia que surgió, como ellos atestiguan, ¡gracias a talleres!. “Doy gracias a Dios por su obra y porque él nunca me ha abandonado; aquí estoy para prestarle mi humilde servicio”, concluyó.
Para Alejandra la experiencia de sentirse llamada por Dios a través de Talleres, cambió radicalmente su vida. “Lo más difícil para mí es reconocer a Jesús en el dolor, y eso es difícil. Jesús me llama a reinventarme cada día y a experimentar en todo momento que él me ama. Hoy, a él me entrego y le pido fortaleza, sabiduría, inteligencia para reconocer en cada instante de mi vida que él es un don de amor”.
Marcela sintetiza así su experiencia: “En talleres encontré al Dios que me ha acompañado toda mi vida y por eso es que estoy aquí; agradecida de los muchos regalos que él me ha dado y que quiero entregar a otros”.
Fuente: Comunicaciones Valdivia
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Valdivia, 19-08-2008