7. Semana de la Familia (Cf. Díptico Semana de la Familia, “Mi hogar, un altar”,2003)
La Semana de la Familia es una ocasión providencial para fortalecer los vínculos familiares entre sus miembros y con el Señor y la Iglesia.
7.1. Durante esta Semana, cada familia puede reunirse para orar y conversar sobre dos temas:
1) Cada hogar cristiano es una “Iglesia doméstica” y requiere tener un espacio o rincón destinado a la oración y al encuentro con Dios: es el “altar familiar”. Allí los padres y los hijos renovarán su vocación y misión, recibidas del Señor, a través de la Iglesia.
Preguntas para conversar:
· ¿Qué significa que mi familia es una pequeña Iglesia?
· ¿Cómo podemos armar nuestro altar de familia?
¿Qué signos e imágenes podemos poner en él?
2) En su hogar, especie de Iglesia doméstica, los padres deben ser para sus hijos los rimeros educadores de la fe, mediante la palabra y el ejemplo. Es lo que se llama el rol sacerdotal y profético de los bautizados.
Enseñan a sus hijos a conocer y amar a Cristo, a la Iglesia y al prójimo, fomentan la oración de la mañana, de la noche y la bendición de la mesa, y les inculcan los valores y virtudes humanas y cristianas.
A medida que crecen los introducen en la Comunidad cristiana (catequesis, sacramentos y vida fraterna) y ayudan al discernimiento vocacional de cada uno de sus hijos, animando una posible vocación sacerdotal o a la vida consagrada. En verdad, “tienen una sublime misión”.
Preguntas para conversar.
· ¿Cómo podemos ejercer mejor como papás la función sacerdotal que nos corresponde en nuestro hogar?
· ¿Cómo ayudar a los hijos en la “elección de carrera” (P. Hurtado)?
· ¿Cómo aprovechar nuestro pequeño altar para hacer más presente a Jesús en nuestro hogar?
7.2. También la familia puede tener dos importantes celebraciones:
1. La Cena Familiar con Cristo· Esta “Cena con Cristo” que celebran todas las familias cada año -durante la Semana de la Familia- es una ocasión para conocerse mejor e intercambiar de corazón a corazón. Ojalá se transforme en un símbolo de unidad familiar.
·Sugerimos seguir un cierto ritual que facilite la creación de un ambiente religioso. Este puede ser el siguiente:
1. Nos reunimos a la hora escogida.
2. Después de hacer la señal de la cruz, rezamos la siguiente oración:
“Padre bueno,
te agradecemos que nos hayas reunido como familia en torno a esta mesa.
Te consagramos un rincón de nuestra casa
como un altar donde tu Hijo Jesús
esté siempre presente entre nosotros,
regalándonos su Espíritu de unidad y de paz.
Te pedimos que nos bendigas
por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén”.
3. La lectura bíblica puede ser preparada con anterioridad por uno de la familia. Escuchamos las palabras del Señor:
“Si al presentar tu ofrenda ante el altar te acuerdas de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda...” (Mateo 5,23-25)
4. Nos dirigimos al rincón de la casa donde queremos colocar el altar. Comenzamos a armarlo con las imágenes, Biblia, cirio, etc. Encendemos el cirio.
5. El padre, la madre o el adulto que preside explica brevemente el significado de esta lectura. Comentamos cómo podemos vivirla mejor.
6. Tomados de la mano rezamos juntos el Padre Nuestro.
7. Luego, durante la cena, conversamos sobre la manera de dar vida al rincón religioso de la casa. Podemos organizar turnos por semana o mes para adornarlo.
8. Al final agradecemos con un canto o una oración que todos conozcamos (Ave María, Gloria).
2. Renovación de las Promesas Matrimoniales
En la Santa Misa del Domingo 12 de Octubre, en todas las parroquias, capillas o colegios de Iglesia, los sacerdotes (o diáconos) invitarán a los matrimonios -que ojalá asistan a la Misa con sus hijos- a renovar sus promesas matrimoniales, después de profesar el Credo. Los encuentros y oraciones tenidos en familia durante la Semana serán una buena preparación para dicha renovación.
La oración que sigue ayudará a preparar dicho momento:
“Te bendecimos, Señor,
porque estuviste bondadosamente con nosotros
en los momentos felices y en los tristes.
Te pedimos que nos ayudes
a mantener con fidelidad el amor mutuo
, para que podamos ser testigos convincentes
de la alianza que estableciste con la humanidad
en Jesucristo nuestro Señor”.
Estimados (as) hermanos (as) en el Señor :
Concluyo esta Carta deseándoles paz y bien, en sus matrimonios y familias, especialmente recordando ante el Señor a los que sufren.
Les bendice con afecto de padre y pastor, en Jesús, María y José.
† Cristián Caro Cordero
Arzobispo de Puerto Montt
Domingo 5 de Octubre de 2003