"Pastor", imagen de vocación-misión en Mc. 6, 32-34
  Descargar Archivo (PDF)

"Pastor", imagen de vocación-misión en Mc. 6, 32-34

Fecha: Miércoles 01 de Enero de 2003
Pais: Chile
Ciudad: Santiago
Autor: Mons. Santiago Silva Retamales

A modo de introducción…

El presente artículo y el anterior sobre “pescador de hombres”, imágenes de vocación y misión, es un estudio de interpretación bíblica. No es pues una reflexión pastoral, aunque sí sirve para preparar un material catequético adecuado con el fin de acompañar a grupos de jóvenes en su discernimiento vocacional y en su respuesta al Señor.
La delimitación del tema del “pastor” es importante porque es muy amplio en la Biblia. Nuestro interés es sólo preocuparnos de un texto del evangelio de Marcos (Mc 6,34) teniendo en cuenta su lugar paralelo en Mateo (Mt 9,36). ¿Por qué Marcos? Porque fue el primero de los evangelios que fue compuesto.
Que esta contribución bíblica acerca del “pastor” en Mc 6,34 en este año 2003, año de las vocaciones en nuestra Iglesia en Chile, nos permita perfilar mejor nuestro servicio ministerial al pueblo de Dios, reencantar aún más nuestra elección y tarea de discípulos de Jesús y nos ayude a orar por las vocaciones de especial consagración para nuestra Iglesia que peregrina en Chile.

1)- La figura del “pastor” en el AT

Un hermoso término con que Jesús se refiere a la vocación y misión de sus discípulos es el substantivo “pastor” que proviene de una cultura originalmente rural y nómade (Dt 26,5). Se trata de un título frecuente y honorífico reservado en el Antiguo Oriente a dioses y caudillos (Is 44,28; Jr 25,34-38), y en el AT a Yahveh, aunque bastante menos frecuente de lo que se piensa (sólo en Gn 48,15; 49,24; Sal 23,1; 80,2).
Tanto el substantivo “pastor” (poimen en griego) como el verbo “pastorear” o “apacentar” (poimaínõ) se emplean en la oración de Israel (Sal 23; 28,9; 74,1) y también -aunque en menor cantidad- en la literatura profética (Jr 31,10; Ez 34,11-12; Miq 7,14). Cuando se dice de los dirigentes de Israel (2 Sm 5,2; 7,7; Is 48,28; Jr 2,8; 23,1-2; Sal 78,71-72) es por participación de Dios, señalando la función propia de los jefes políticos y militares del pueblo, y más tarde indicando la función de guías espirituales de los maestros de la Ley.
Del Mesías davídico por venir (Ez 34,23; 37,24) se espera que reuna (Jr 23,4; Ez 37,22), proteja (Is 40,11) y pastoree con sabiduría al rebaño de Yahveh (Jr 3,15) y que, gracias a su muerte sustitutiva por los pecados de Israel, renueve la alianza (Zac 13,7-9) e inaugure un nuevo y fiel pueblo de Dios (12,10; 13,1-2).
Si Dios es el “pastor”, Israel es el “rebaño” del Señor y así se reconoce y denomina a sí mismo, atribuyéndole a Dios las tareas propias del pastor en favor del pueblo: reunirlo, cuidarlo, abrevarlo, curarlo… (Is 40,11; 63,11; Jr 13,17.20; Miq 7,14; Sal 79,13; ver, sin embargo, Eclo 18,13).

2)- El oficio de pastor en tiempos de Jesús

El pastoreo de ganado, particularmente de ganado menor en razón de su movilidad, no era fácil. Los rebaños podían llegar hasta cerca de 500 ovejas; en Lucas se habla de uno de 100 ovejas (Lc 15,4).
En el AT existía un estereotipo positivo del pastor ideal con una larga lista de cualidades: honrado, sacrificado, protege a su rebaño de fieras y ladrones, cuida y vigila a los animales más débiles, cuida sus partos (Is 40,11). Esta descripción corresponde a la de un hombre con perfecto conocimiento de su oficio, capaz de compaginar las rutas de trashumancia, sus dificultades y tiempos de viaje con la alimentación del ganado, el abrevarlo convenientemente y dejarlo descansar (Gn 33,13-14; Prov 27,23).
En tiempos del NT, sin embargo, el oficio de pastor estaba totalmente desprestigiado y era aborrecido por muchos judíos piadosos, porque a los pastores se los tenía por ladrones, tramposos, invasores de la propiedad ajena, descuidados con sus mujeres e hijos por el tiempo que tenían que pasar fuera de su casa.
En la Mišnãh, una recopilación de enseñanzas y normas de conductas que se remonta al siglo II dC. y que recoge la tradición oral judía proveniente de Moisés, se encuentran listas con los oficios que un judío piadoso, atento a Ley, debe despreciar y en la mayoría de esas listas no falta el oficio de “pastor”. Una dice: «Ninguno debe enseñar a su hijo el oficio de arriero o de camellero o de barbero o de marinero o de pastor o de tendero, porque sus profesiones son profesiones de ladrones» (Qiddushim IV 14).
La tradición rabínica prohibía acudir a los pastores para abastecerse de lana, leche y carne, pues enseñaba que “no hay profesión mas despreciada en el mundo que la de pastor”. Junto con los publicanos, el pastor estaba privado de sus derechos civiles y religiosos (no podían ser jueces ni testigos) por lo que se equiparaba al esclavo.
Sin embargo, en lo que respecta a la literatura bíblica, debe hacerse una clara separación entre el pastor davídico con que Dios dotará a su pueblo según los oráculos proféticos y el modo cómo desempeñaban el oficio de pastor los contemporáneos de Jesús.
La razón de esta separación está en que la estigmatización o juicio negativo de los pastores se funda no en el hecho de ser pastores, sino en su comportamiento, estilo de vida e irresponsabilidad con que los asalariados ejercían su oficio (Jn 10,12-13).
A la luz de lo dicho, sin duda que si un judío piadoso a la Ley y a tradiciones de los antepasado toma el evangelio de Lucas y lee el relato del nacimiento de Jesús le resulta escandaloso que los primeros destinatarios de la buena noticia sean pastores, oficio tenido entonces por impío (Lc 2,8-9).

3)- “Pastor” y “pastorear” en el NT

3.1- En los Sinópticos y los otros escritos

En el segundo evangelio, donde se centra nuestra reflexión, el substantivo “pastor” (poimen) aparece en Mc 6,34 y 14,27. En Mateo se encuentra tres veces (Mt 9,36; 25,32; 26,31), y en Lucas cuatro, pero sólo en el relato de la infancia (Lc 2,8.15.18.20).
Fuera de los evangelios sinópticos, el término se concentra en el capítulo 10 de san Juan, una autoreflexión de Jesús sobre su oficio de buen pastor. En la literatura epistolar se encuentra tres veces (Ef 4,11; Heb 13,20; 1 Pe 2,25).
El verbo “pastorear” (poimaínõ) sólo aparece dos veces en los Sinópticos: Mt 2,6 y Lc 17,7; no se haya en Marcos.

3.2- “Pastor” en Mc 6,34

Según el relato del milagro de la primera multiplicación de los panes (Mc 6,30-46), que da inicio a la llamada Sección de los Panes en Marcos (6,30-8,21), Jesús se compadece hasta las entrañas de la gran cantidad de gente «porque estaban como ovejas que no tienen pastor», comprobación que tiene un inmediato efecto: «Y empezó a enseñarles muchas cosas» (6,34).
La imagen de la “oveja sin pastor”, por tanto, se evoca a propósito de la compasión de Jesús. Ahora bien, Jesús asume el oficio de pastor respecto de esas gentes y por eso comienza a enseñarles.
Sobre estos datos bíblicos se fundará la interpretación del texto.

4)- “Ovejas sin pastor” en el AT

La constatación de Marcos respecto al gentío que estaba «como ovejas que no tienen pastor» (Mc 6,34) alude al AT, a dos textos donde se encuentra una expresión semejante: Nm 27,17 y 1 Re 22,17 (= 2 Cro 10,16). Según ambos pasajes, Yahveh mismo se preocupa de dotar a su pueblo de buenos pastores o dirigentes, capaces de guiar a su pueblo Israel en la fidelidad a la alianza pactada con él, principalmente en lo que se refiere al abandono de los ídolos y a la realización de la voluntad divina (cfr. Jr 10,21; Zac 10,2).
Estas citas bíblicas de Números y Reyes tienen su contraparte, la denuncia profética de los malos pastores y su merecido castigo (Jr 2,8; Is 56,11; Ez 34,1-22; Miq 3,1-4; Zac 10,3; 13,7-9, etc.). En palabras de Jeremías, «el viento se llevará a todos estos pastores» (Jr 22,22). Pero no sólo hay denuncias entre los profetas, también anuncios como el del pastor mesiánico mediante quien Dios se creará un pueblo escatológico y por él lo conducirá para que una vez por todas responda fielmente a su Señor (Jr 3,14-18; 23,1-8; 31,10; Ez 34,23-31; 37,24; Miq 5,1-5).
Analicemos los textos más decidores para nuestro tema.
Preocupado por su legítimo sucesor, Moisés le pide al Señor un hombre que pueda presidir y conducir a la “comunidad” (synagõge en los LXX, versión griega de la Biblia), para que el pueblo de Dios «no quede como rebaño sin pastor» (Nm 27,17). Dios escoge a Josué, hombre de corazón recto. Luego de presentarlo al sacerdote Eleazar y a la comunidad, Moisés debe instruirlo según las tradiciones religiosas de Israel (27,12-23).
El profeta Miqueas, hijo de Yimlá, emplea la imagen de las ovejas dispersas por las montañas, sin pastor ni amo, para anunciar a Ajab, rey de Israel, que su ataque a la ciudad de Ramot -en manos del rey de Siria- será un absoluto fracaso (1 Re 22,13-28), pues los israelitas se dispersarán y su rey-pastor que los conducía en el combate morirá (22,29-37).
En ambos relatos, las ovejas se quedan sin pastor cuando pierden al conductor y guía que -según Números- es un hombre recto que recibe la instrucción apropiada para ajustar la conducción del pueblo a lo que Yahveh espera de él, y -según 1 Reyes- es un hombre que ambiciona el poder y busca por todos los medios de hacerse de más bienes y territorios para incrementar su honor (cfr. 1 Re 21,1ss). Como se ve, no basta tener el título de “pastor de Israel” para ser un “buen pastor”.
La literatura profética se encarga de denunciar las aberraciones de los pastores de Israel. Los dirigentes se aprovechan de las ovejas a ellos confiadas, y en vez de guiar e instruir al rebaño de Yahveh se han apacentado a sí mismos, tratándolo con crueldad y violencia. Por eso las ovejas andan dispersas y son fáciles presas de fieras salvajes. ¡Nadie las busca ni las cuida, andan como ovejas que no tienen pastor! (Ez 34,1-22).
La comprobación del estado de desorientación y debilidad del rebaño sustenta el anuncio: suscitaré -promete Yahveh- un pastor fiel, descendiente de David, para que Israel experimente de verdad que el mismo Dios se hace pastor de su pueblo para cuidarlo y alimentarlo (Ez 34,23-31; cfr. Jr 23,3-4; cfr. 3,15).
La promesa suscita el anhelo que se hace insistente oración en los Salmos: que pronto Yahveh por su descendiente davídico se haga pastor de Israel, liberándolo y asegurando la vida al rebaño. Así lo confiesa convencido un agradecido israelita para quien “el Señor es su pastor, nada le falta” (Sal 23,1), porque el mismo Yahveh se ha ocupado de las necesidades básicas de su oveja (descanso, agua, protección; 23,2-4) y se ha convertido en hospedero que abrió su casa para brindarle hospitalidad, un espléndido banquete y seguridad en el camino (23,5-6; cfr. Sal 74,1; 77,21; 78,52-53.70-72; 80,1).
La literatura sapiencial enseña que varios de estos tópicos de bienestar anhelados por el orante son obra de la “sabiduría”. La sabiduría da descanso y seguridad, es agua que satisface la sed y exquisito banquete para el hombre que la busca (Eclo 6,28; 24,21; 51,24; Prov 9,1-6). El Señor es “pastor” porque conduce y guia a la auténtica sabiduría, que es su palabra (Eclo 6,35), fundamento del auténtico bienestar humano.
En el NT, la sabiduría de Dios para los hombres es Jesucristo. Dios, pues, es pastor de su pueblo porque le ofrece a su Hijo crucificado, «escándalo para los judíos y locura para los paganos», pero sabiduría y salvación para los llamados, sean judíos o griegos (1 Cor 1,18-25).

5)- Mc 6,32-34: las ovejas sin pastor y Jesús pastor

El texto de Marcos sobre «las ovejas que no tienen pastor» (Mc 6,34) tiene por trasfondo estos motivos del AT que hemos revisado, y agrupa dos aspectos que deben considerarse íntimamente unidos: Jesús, buen pastor compadecido de la debilidad de los hijos de Israel, ofrece el pan de la enseñanza (sabiduría) y el pan de la comida (panes y peces) como signo de la presencia del Reino y del banquete escatológico. PIKAZA escribe al respecto: «La misma enseñanza de Jesús es una especie de comida, un alimento que se expande y llega a todos… Por eso se vinculan en Mc 6,32ss palabra y alimento, formando así una especie de magisterio integral que quiere enriquecer a toda la persona».
Los discípulos cumplen su rol de “pastores” cuando son invitados a distribuir el pan (Mc 6,41) para alimentar a la nueva comunidad con el pan de la palabra y el pan de la eucaristía. Este es el «pequeño rebaño» a quien el Padre «ha querido darles el Reino» (Lc 12,32), figura de la comunidad escatológica reunida y salvada por la sangre del Cordero (Ap 5,9-10; 7,17).
Profundicemos algunos de estos temas esbozados.
La multitud que llega de todos los pueblos suscita en Jesús una entrañable e intensa conmoción frente al infortunio en que se encuentran sus hermanos que lo buscan: «Al desembarcar, vio Jesús un gran gentío, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor» (Mc 6,34). El verbo que Marcos emplea para referir la compasión que siente Jesús (splagchnízomai) lo testimonia en varias ocasiones. Jesús se compadece ante un leproso que le suplica de rodillas que lo sane (1,41), ante un niño con un espíritu malo que lo hace sufrir mucho (9,22) y ante unas cuatro mil personas -algunos venidos de lejos- que llevan tres días sin probar alimentos (8,2).
La compasión o lástima en el mundo bíblico se entiende como una conmoción interna que afecta lo más íntimo del ser, situación que se expresa con una imagen decidora: frente al sufrimiento y desvalimiento de otros “las entrañas se estremecen y dan un vuelco” (splágchnon: “lo más íntimo del ser, corazón, entrañas”; cfr. Os 11,8), y ésto es compadecerse. La compasión tiene el efecto de un compromiso efectivo e inmediato, acudiendo a curar al que sufre y acompañándolo en su recuperación (Lc 10,33-35).
Mientras la causa de la compasión de Jesús en la segunda multiplicación de los panes (Mc 8,1-9) es porque la gente permanecía ya tres días con él y les falta qué comer (8,2-3), en la primera multiplicación es porque les falta “enseñanza” o “sabiduría”. Si en la segunda multiplicación, de siete panes Jesús da de comer en abundancia a cerca de cuatro mil personas, en la primera no les da pan, sino que los instruye: «Se compadeció de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas» (6,34: kaì erxato didáskein).
Esta construcción gramatical de “conjunción + verbo auxiliar + verbo en infinitivo” en Mc 6,34 introduce aquí una frase consecutiva: como están como ovejas que no tienen pastor, entonces Jesús se dedica a instruirlos (cfr. 8,31).
Por tanto, la multitud de israelitas están como ovejas sin pastor no porque no tengan pan, sino porque no tienen pastores que los instruyan y conduzcan, no tienen conducción, no saben a dónde acudir ni a quién acudir (Is 56,9-57,2; Os 4,6). Tal situación los hace vivir expectantes del pastor davídico de las promesas proféticas de quien se espera conducción y sabiduría (Is 11,1-5; 33,5-6; 50,4). La necesidad primera de la multitud, pues, no es de alimentos, sino de sabiduría o enseñanza; luego, como ya se hacía tarde a causa de la enseñanza de Jesús, los discípulos se acercan a él y le ruegan que despida a la gente «para que vayan a los poblados y aldeas de los alrededores y se compren algo de comer» (Mc 6,35-36).
Esta constatación posibilita dos tipos de lectura para el substantivo “pan” en el relato de la primera multiplicación de los panes (Mc 6,30-44).
En sentido literal, el evangelista habla del pan que -al hacerse tarde- necesita la multitud que se ha reunido en un lugar deshabitado, pues deben alimentarse (Mc 6,35-37); en sentido simbólico, habla de aquel pan que identifica con la enseñanza o sabiduría que el pastor Jesús ofrece para que el pueblo de Dios pueda realizar el nuevo éxodo al que está llamado. Ambos sentidos los conoce la literatura judía: habla tanto del pan como alimento (Gn 3,19) como del pan que provienen de la boca de Dios (Dt 8,3; Mt 4,3-4; cfr. Prov 9,4-6; Eclo 24,19-22) referido a la Ley que da la vida eterna (Bar 4,1-4; Jn 5,39).
Jesús se distancia de la figura de los antiguos líderes de Israel porque cumple la promesa anunciada por los profetas acerca del definitivo y buen pastor:

a- Reune a las desorientadas y dispersas ovejas de la casa de Israel a causa de la maldad e inoperancia de sus actuales pastores (Mc 6,34; Mt 10,6; 15,24; Lc 19,10).
Jesús, el jefe anunciado como «pastor de mi pueblo Israel» (Miq 5,2 citado en Mt 2,6), reune al rebaño hasta ahora sin pastor, lo instruye, lo sana y lo alimenta (Mt 9,36; cfr. Ez 34,5.23; 37,24; Ap 7,17), realizando en sí lo que se dice del Siervo de Yahveh: «El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades» (Is 53,4 citado en Mt 8,17).

b- Muere como pastor fiel defendiendo a sus ovejas de los malos dirigentes que buscan expoliar al rebaño de Dios (Is 3,15; Miq 3,1-4); éstos urden la muerte del pastor davídico (Mc 12,1-12; 14,55; cfr. Jn 7,19; 8,37) sin comprender que ese era el plan del Padre: la muerte sustitutiva del Cordero, anunciada por los profetas (Zac 13,7; Is 53,3-6.10; cfr. Mc 14,27-28; 1 Pe 2,21-25; Jn 10,11), para inaugurar la era salvífica, uno de cuyos principales signos de su presencia es la reunión y liberación del pueblo de Dios.

c- Congrega como «pastor supremo» (1 Pe 5,4) o «gran pastor de las ovejas» (Heb 13,20) a todos los pueblos del orbe (Mc 13,26-27; cfr. Jn 10,16), y -en el día del juicio escatológico- separará a las ovejas de los cabritos, según las obras de cada cual (Mt 25,31-46).

6)- Jesús, pastor que “enseña”

Marcos le otorga gran valor a la actividad magisterial de Jesús. Basta mirar las estadísticas: emplea el verbo “enseñar” 17 veces (didáskõ), en cambio, Mateo 9 y Lucas 15 veces; el substantivo “enseñanza” (didache), Marcos lo usa 5 veces, Mateo 2 y Lucas una vez. Sin embargo, llama la atención que a pesar de la importancia de ambos términos, Marcos casi nunca especifica el contenido de lo que Jesús enseña. Por tanto, como para fijar el contenido de la enseñanza de Jesús en Marcos no contamos con información relevante, tratemos de fijarlo en forma indirecta.
Nuestro texto de Marcos «estaban como ovejas que no tienen pastor, y empezó a enseñarles (árchõ… didáskõ) muchas cosas (pollá)» (Mc 6,34), tiene una estructura sintáctica que ya se había empleado en Mc 4,1-2: «Y de nuevo comenzó a enseñar (árchõ… didáskõ)… y les enseñaba muchas cosas (pollá) valiéndose de parábolas…».
Este pasaje nos permite precisar en parte el contenido de la enseñanza de Jesús según Marcos. Jesús enseña con parábolas y el contenido de las parábolas es la revelación del misterio del Reino de Dios, su naturaleza y sus exigencias. El mismo Marcos lo indica en textos de carácter redaccional: «Cuando Jesús quedó a solas… le preguntaron sobre las parábolas. Jesús les dijo: A ustedes Dios les ha comunicado el misterio del Reino» (Mc 4,10-11a).
Ahora bien, no basta escuchar la parábola para acceder a la revelación del misterio, puesto que a «los de fuera (exõ) todo es a base de parábolas», lo que significa que todo les resulta enigmático (Mc 4,11b; cfr. 4,26.30). Marcos testimonia claramente este proceder de Jesús: mientras a la multitud «no les hablaba sin parábolas, a sus discípulos les explicaba todo en privado» (4,34). El misterio del Reino no es para los de fuera, para los que de entre la multitud lo creen trastornado (3,21) o endemoniado (3,22) y no quieren hacerse sus discípulos; esta gente -que no quiere escuchar al Mesías porque permanecen fuera (exõ: 3,31.32)- nunca sabrán quién es el Padre de Jesús y cuál es su voluntad (3,33-35).
El adverbio “fuera” (exõ), pues, se emplea para indicar a los que se oponen a Jesús y, a causa de su opción, están al margen de la Iglesia (cfr. 1 Cor 5,12-13; Col 4,5; 1 Tes 4,12; 1 Tim 3,7); éstos no tienen acceso a la revelación del Reino. Sólo el de dentro, es decir, el que lo sigue por el camino del discipulado, recibe por la enseñanza y la comunión con el mismo Mesías e Hijo de Dios la explicación de la parábola, la que deja de ser un enigma para él (como para los de fuera) y se convierte en mediación de conocimiento y adhesión al Reino.
Por tanto, el medio propicio de Jesús para enseñar el mensaje es la parábola y el contenido del mensaje es el misterio del Reino al que accede el de dentro por la fe y la conversión (Mc 1,15).
Tres pasajes que presentan a Jesús enseñando y donde se emplea el verbo didáskõ (“enseñar, instruir”) nos ayudarán a fijar algunas notas características del misterio del Reino según san Marcos.
Veamos los pasajes:

a- Mc 8,31: «Entonces Jesús empezó a enseñarles: “el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho, que sería rechazado por los ancianos…”»;

b- Mc 11,17: «Y les enseñaba y les decía: “¿No está escrito: ‘Mi casa será casa de oración para todos los pueblos’? Ustedes, sin embargo, la han convertido en ‘cueva de ladrones’…”», y

c- Mc 12,35: «Entonces Jesús tomó la palabra y decía, enseñando en el templo: “¿Cómo dicen los maestros de la ley que el Mesías es hijo de David?…”».

Los contenidos de estas enseñanzas son:

a- El camino y destino del Mesías que, a diferencia de la concepción mesiánica nacional de carácter triunfalista tan extendida en tiempos de Jesús, pasa por el sufrimiento y la cruz; sólo entonces y después de tres días (ver Os 6,2), el Mesías conocerá la vida y la victoria (Mc 8,31-32a; 9,31);

b- El culto verdadero en la casa del Padre de Jesús (Mc 11,15-18), que -según el relato de la multiplicación de los panes y su simbolismo eucarístico (comp. 6,41 con 14,22.23)- es la donación del Cordero de Dios para redimir los pecados de la humanidad (cfr. 10,45; 14,22-25), y

c- El origen divino del Mesías lo que explica su autoridad (Mc 12,35-37; cfr. 1,21-22; 6,2-3);

¿Qué enseñan, en cambio, los maestros de la Ley? Algunas pistas nos da el mismo Marcos que, por un lado, recoge su parecer en textos redaccionales y, por otro, testimonia el parecer de Jesús.
A propósito del grupo oficial de fariseos y maestros de la Ley enviados de Jerusalén a la Galilea a juzgar la enseñanza y actividad del que se dice “mesías” (Mc 7,1), los rabinos de Israel -según Jesús- se ocupan de instruir al pueblo con preceptos humanos que no tienen su origen en Dios (7,6-7). El mismo evangelista, en un pasaje redaccional, ha señalado que los judíos siguen meticulosamente la tradición y las costumbres de sus antepasados relativas a la purificación ritual de objetos y personas (7,3-4) y así lo exigen a los demás (7,5; cfr. Lc 11,52). Se preocupan tanto de la interpretación de la Ley y de conocer las tradiciones de sus ancestros, pensando que así obtendrán la vida eterna (Jn 5,39), que Jesús los acusa de despreciar la voluntad de Dios: «Dejan de lado el mandamiento de Dios por seguir la tradición de los hombres» (Mc 7,8; cfr. Lc 11,42). Para ejemplificar su denuncia, Jesús pone un ejemplo concreto relativo al mandamiento divino de honrar padre y madre: los fariseos declaran ofrenda sagrada aquellos bienes con que debieran socorrer a sus padres y así se oponen al querer de Dios de honrar padre y madre (Mc 7,9-13; cfr. Ex 20,12; 21,17).
Sin embargo, los mismos enemigos de Jesús opinan -aunque no sin una cuota de hipocresía (Mc 12,15)- que es un maestro creíble, porque enseña ajustándose al querer auténtico de Dios sin tener en cuenta el componente humano; le dicen: «Maestro, sabemos que eres sincero y que no te dejas influir por nadie, pues no miras las apariencias de las personas, sino que enseñas con verdad el camino de Dios» (12,14).
El contenido de la enseñanza de Jesús -según los fariseos- es el camino de Dios. Para el mundo fariseo, el “camino de Dios” son las reglas de conducta y las aplicaciones ético-legales que se derivan de la Ley y de las tradiciones de los antiguos, y que miran a regular la vida práctica del israelita piadoso. Para los primeros cristianos (NT), el “camino de Dios” es la misma persona de Jesús en cuanto Mesías e Hijo de Dios que inaugura el Reino de su Padre; ésta es la buena noticia anunciada desde la primera frase del evangelio de Marcos: «Comienzo de la buena noticia que es Jesús en cuanto Mesías e Hijo de Dios» (Mc 1,1; cfr. 8,29 y 15,39).
La enseñanza o sabiduría que Jesús ofrece no son comportamientos ético-prácticos deducidos de leyes y tradiciones atribuidas a Moisés, sino su misma persona, su enseñanza y sus obras, es decir, la oferta plena de sí mismo como Mesías que libera e Hijo que conduce al Padre. En vocabulario paulino, Jesús es “pastor” porque es «la sabiduría que procede de Dios», para «salvación, santificación y redención» de sus ovejas (1 Cor 1,30; cfr. v 24).

7)- Conclusión

Los fariseos representantes de los jefes de Jerusalén, la capital, ofrecen el “pan” de las leyes mosaicas y de las tradiciones que con el correr del tiempo han forjado sus antepasados (Mc 7,3.4), atando pesadas e insorportables cargas sobre el pueblo de Dios, «que ellos -sin embargo- no mueven un dedo para llevarlas» (Mt 23,4; cfr. Hch 15,10). Se han transformado en pastores hipócritas y ciegos (Mt 23,16.26).
Otro Pastor, Jesús, ofrece el “pan” de su sabiduría y obra, enseñando el misterio del Reino de Dios en forma auténtica y autorizada; él -a diferencia de los pastores que han venido antes que él, ladrones y bandidos (Jn 10,1)- es sencillo y recto de corazón, y su yugo es suave y su carga ligera (Mt 11,28-30).
Jesús es el buen y definivo pastor mesiánico que ofrece el pan de la sabiduría, alimento que -a diferencia de la “levadura” o doctrina corrupta de fariseos y herodianos (Mc 8,15; cfr. Mt 16,12)- de verdad sacia la sed y el hambre de Dios. Se cumple así la profecía de Amós que contra los explotadores del pueblo (Am 8,4-8) anuncia «el día aquel» (8,9.11.13) «en que yo enviaré el hambre a este país, no hambre de pan ni de agua, sino de oír la palabra del Señor» (8,11).

Buscador
 


Destacados

2023  -  2020  -  2019  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  1999  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1993  -  1992  -  1990  -  1989  -  1988  -  1987  -  1986  -  1985  -  1984  -  1983  -  1982  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1975  -  1974  -  1973  -  1972  -  1971  -  1970  -  1961  -  1959

2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2015  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  1997  -  1994  -  1993  -  1992  -  1981  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1973  -  1968  -  1966  -  1964  -  1962  -  1961  -  1959  -  1958  -  1957  -  1956  -  1953

2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2000  -  1999  -  1998  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1993  -  1992  -  1991  -  1985  -  1981  -  1978  -  1977  -  1976  -  1975  -  1974  -  1973

2023  -  2022  -  2021  -  2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  2000  -  1999  -  1998  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1993  -  1992  -  1991  -  1990  -  1989  -  1988  -  1987  -  1986  -  1985  -  1984  -  1983  -  1982  -  1981  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1976  -  1975  -  1974  -  1973  -  1972  -  1971  -  1970  -  1969  -  1968  -  1967  -  1964  -  1961  -  1960  -  1959  -  1957  -  1952

2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  1989  -  1988  -  1970

2023  -  2022  -  2021  -  2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  2000  -  1999  -  1998  -  1988  -  1985  -  1981  -  1978

2023  -  2022  -  2021  -  2020  -  2019  -  2018  -  2017  -  2016  -  2015  -  2014  -  2013  -  2012  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2002  -  2001  -  1999  -  1998  -  1997  -  1996  -  1995  -  1994  -  1992  -  1990  -  1989  -  1988  -  1987  -  1986  -  1985  -  1983  -  1982  -  1981  -  1980  -  1979  -  1978  -  1977  -  1976  -  1975  -  1974  -  1973  -  1972  -  1971  -  1970  -  1957  -  1952

2023  -  2014  -  2008  -  2007  -  2006  -  2002  -  1987  -  1985  -  1981  -  1978  -  1976  -  1975  -  1973  -  1971  -  1970  -  1969  -  1968

2022  -  2018  -  2016  -  2014  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  2000  -  1996  -  1995  -  1991  -  1977  -  1974  -  1973  -  1967  -  1955

2019  -  2018  -  2017  -  2015  -  2014  -  2013  -  2011  -  2010  -  2009  -  2008  -  2007  -  2006  -  2005  -  2004  -  2003  -  1999  -  1998  -  1995  -  1994  -  1992  -  1987