Sigifredo, “moni”, partió a la Casa del Padre con una convicción que fue su escudo: “he combatido bien el combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe”. ¡Y vaya que la mantuvo! De la mano de su esposa y de sus hijos, de sus amigos y hermanos, bajo el escudo de la fe, le hicieron frente al cáncer que poco a poco fue carcomiendo sus fuerzas físicas... Las físicas, no así las espirituales que se fortificaron a través del dolor entregado por amor al Padre, como Sigi repetía constantemente.

Ya el 2006, Sigi debía haber muerto tras ser intervenido de una pancreato duocenectomía, intervención que duró más de cinco horas y tras la cual sobrevino una escepticemia. Los médicos sentenciaron que ¡no había nada más que hacer; sólo esperar!

Y sobrevino el milagro. Tras una sorprendente recuperación en una entrevista a Bajo La Lluvia, Sigi señaló: “fui a un desierto de 60 días con el Padre”. Hoy, a las 03:00 hrs., inició el viaje definitivo y anhelado, estrecharse para siempre en los brazos de su Padre.

Sigi fue siempre un servidor incansable de la Diócesis de Valdivia, entregando la Palabra de Dios a través de TOV, Talleres Oración y Vida, como miembro y coordinador, ministerio que vivió con especial fidelidad junto a su esposa Anatolia, incluso levantándose de su lecho de enfermo, mientras pudo hacerlo...

Este Domingo 26, a las 12:30 hrs., su familia, fieles y amigos celebrarán la Eucaristía Pascual en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, para luego dirigirse al campo santo, en Valdivia. Será una misa como él pidió “¡feliz y agradecida al Padre, por el inmenso amor que me prodigó durante toda mi vida!”. Sigi ¡Gracias! Por ser fiel discípulo misionero de Jesús. ¡Siempre te recordaremos! Tu Diócesis Nuestra Señora del Rosario, Valdivia, y su pastor, a quienes siempre amaste.

Fuente: Comunicaciones Valdivia


Valdivia, 24-07-2009