“El ejemplo de mi madre, su amor a la Eucaristía, inspiró mi vocación”

Entrevista al P. José Luis Flores

“El ejemplo de mi madre, su amor a la Eucaristía, inspiró mi vocación”

El sacerdote a cargo de la Comisión Arquidiocesana del Congreso Eucarístico, entregó su testimonio en relación a cómo la Misa y Jesucristo Sacramentado se convirtieron en “la fuente y cumbre de mi vida”.

 
Miércoles 24 de Octubre de 2018
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Nos acercamos al final del 2018 y la Comisión del Congreso Eucarístico de la Arquidiócesis de La Serena ha propuesto a la comunidad eclesial de la zona diversas actividades con el objetivo de “retomar con nuevas fuerzas y entusiasmo” esta instancia eclesial. En este contexto, dialogamos con quien coordina a este equipo, el P. José Luis Flores, que además es Vicario del Elqui y párroco en “Inmaculada Concepción” de Vicuña. Pero, más allá de todo lo que se encuentran programando para los próximos meses, quisimos conocer su testimonio desde un aspecto más personal, de su encuentro con Jesús Sacramentado y de qué forma le ha inspirado en su camino de fe.

Padre, ¿qué importancia ha significado la Eucaristía en el desarrollo de su vocación?

Mi inspiración más cercana ha sido mi madre. Somos 10 hermanos, sin embargo ella tuvo tiempo, lugar y ocasión de prepararnos a todos, como también a sus nietos y tantas generaciones, para la Primera Comunión en nuestra parroquia de origen.

Cuando estuvo enferma, mucha gente se le acercó con afecto, agradecimiento, admiración y la saludaban mientras caminábamos por las calles del pueblo. Cuando yo le preguntaba ¿quién es mamá? ella me decía “no sé, no me acuerdo, seguramente alguien que preparé para la Primera Comunión”. La experiencia de la Eucaristía que marcó en esa persona, en su vida, era tan clara, como para mí, mis hermanos y sobrinos.

Recuerdo que llegábamos el día domingo a la Misa antes que iniciara la celebración. Mi madre se preparaba con tanta devoción y expectación que me llamaba profundamente la atención. Yo le preguntaba qué hacía, porque la veía con sus ojos cerrados y concentrada, ella me decía: “silencio, mira, allí está Jesús, conversa con Él, cuéntale que nota te sacaste”.

Con el tiempo pienso que para ella, una mamá con 10 hijos, una casa que sostener, todo su trabajo cotidiano, cuántos niños de catequesis, tantos otros problemas, ese era su único momento de descanso de la semana, el estar con Jesús, eso marcó de tal modo mi vida que siempre quise tener al Señor muy cerca.

Desde niño iba al Templo antes de irme a clases, para tocar con mis manos el Sagrario, sin que nadie me viera, porque mi madre me había dicho que allí estaba Jesús. Así fue adquiriendo tanta importancia en mi vida personal la Eucaristía, con ese pequeño detalle, que pasó a ser la fuente y la cumbre de mi vida. Desde mi adolescencia iba todos los días a Misa, acompañaba a mi párroco en a lo menos cinco o seis celebraciones durante los fines de semana, sin saber en ese momento que llegaría a ser sacerdote, ya que nunca me lo pregunté. Luego de eso quise entrar al Seminario. Ahora me da gusto escuchar a mis hermanos o hermanas decir “voy a Misa”, porque siento que nos marcó el ejemplo de ella, ya que fue nuestra única catequista, su testimonio, su amor a la Eucaristía, que la llevó a una comunión con Dios y con nuestro prójimo, fue la inspiración de mi vocación.

¿Qué destacaría de la Eucaristía como alimento para la misión que actualmente realiza en la Arquidiócesis?

Primero, decir que uno es sacerdote gracias a Jesucristo. Él es quien llama y nos envía a continuar su legado de Pastor. He respondido a un llamado desde la realidad humana, que actualiza la misión de Jesucristo, y estamos invitados a vivir el Evangelio y la comunión de la Iglesia desde esa realidad, especialmente de la Eucaristía, porque así no perdemos nuestra identidad. Lo decía San Juan Pablo II: “sacerdote, sé lo que eres”, es decir, tu vida y tu servicio tienen que ser un Cristo vivo para alabanza de Dios y al servicio de los hombres; esto es una gracia y una exigencia de nuestra vocación.

En nuestro día a día estará presente siempre Jesucristo. La Iglesia y el Pueblo de Dios son la referencia permanente de un sacerdote misionero, que se ha consagrado para hacer el bien. La misión es un camino plenamente humano, profundamente religioso, por lo tanto, se puede decir que el mayor beneficio que un sacerdote puede hacer por la humanidad, es la celebración frecuente de la santa Misa. No hay realización más hermosa, más humana y divina que la celebración de la Eucaristía en nuestras comunidades. Realmente Dios te confirma que te llamó, aunque estés cansado, desanimado. Cuando llegas a las comunidades te transformas en una fuente para la fe. Cada hermano o hermana que llega a las comunidades para la celebración de la Misa, siente que Dios está con ellos y lo sustenta en las cosas de la vida.

Finalmente, ¿qué frutos del Congreso Eucarístico podrían ayudarnos a volver a ser una Iglesia más profética?

Creo que se nos da una gran oportunidad con el Congreso Eucarístico. Después de la visita del Papa Francisco, como nación y Arquidiócesis, tanto en las capillas como en las comunidades parroquiales, estamos invitados a profundizar nuestra misión en el mundo. A pesar del miedo y el agotamiento, estamos allí para ser transformadores de una nueva sociedad, desde la fuerza creadora de la Eucaristía. Ser verdaderos testigos de la Buena Nueva de Jesucristo.

Y lo lograremos pasando de una Iglesia de la norma (ética), como principio de la misión, a ser una Iglesia más misericordiosa, mediante la dinámica del amor para reconocernos como hermanos y hermanas, más allá de los defectos, errores y pecados de los cristianos (pueblo y pastores). Descubrir a través de la Iglesia, Pueblo de Dios, el amor del Señor manifestado en Cristo Jesús.

En este Congreso Eucarístico estamos invitados a preguntarnos: ¿Qué haría Cristo en mi lugar?, en la vida de la sociedad, en las comunidades, en nuestra forma de comunicarnos, en nuestra condición de vida y sobre todo en nuestras celebraciones eucarísticas. Y quien nos debería ayudar a concretar esto es la Santísima Virgen, Madre y Reina de este Pueblo que camina con Dios, en cada acontecimiento y sobre todo en cada persona.

Fuente: Comunicaciones La Serena
La Serena, 24-10-2018