Apoyo a ollas comunes: Un trabajo silencioso

Caritas distribuye kits de alimentos y de protección personal

Apoyo a ollas comunes: Un trabajo silencioso

La Iglesia ha intentado llegar a la mayor cantidad de personas de la diócesis de Rancagua, apoyando las ollas comunes existentes, tanto en las parroquias, como en las juntas de vecinos.

 
Martes 06 de Octubre de 2020
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En silencio y de forma constante, la Iglesia de Rancagua ha estado apoyando las ollas comunes, que de forma espontánea surgieron en diferentes parroquias y poblaciones, para ir en ayuda de quienes, debido a la cesantía o problemas económicos, no tenían qué comer. “Desde que comenzó la pandemia, Caritas diocesana colaboró con estas instancias, no obstante, hoy con el aporte del Gobierno Regional, que asciende a 152 millones de pesos, es posible ir en ayuda de más personas de la Diócesis de Rancagua ”, dice el padre Cristian Catalán, presidente de Fundación Caritas Rancagua.

La encargada del proyecto en Caritas, la asistente social, Jocelyn Baros, explica que actualmente, según el catastro realizado existen 85 ollas comunes en la Región de O’Higgins, focalizadas principalmente en las comunas de Rancagua, Rengo, Graneros, Peumo, Las Cabras, Olivar, Requínoa, San Fernando, San Vicente, Santa Cruz, Machalí, Peralillo, Navidad y Pichilemu, con un total aproximado de 318.968 raciones al mes.

El proyecto aprobado por el Gobierno Regional permitirá asegurar un aporte mensual, durante tres meses. La primera entrega se realizó durante la primera semana del mes de octubre. Antes, para el 18 de septiembre, se distribuyeron empanadas en todas las ollas comunes, como un aporte para celebrar la Fiestas Patrias.

Además, en cada olla común se entrega un kit de abastecimiento alimenticio y protección personal. Éste es confeccionado según la cantidad de raciones semanales y la identificación de necesidades de cada sector, previo diálogo con el equipo operativo de dicha olla común y siguiendo las recomendaciones sanitarias de las autoridades y otros organismos competentes.

“Hemos potenciado la olla común”
El presidente de Fundación Caritas y párroco de la parroquia San Fernando Rey, de San Fernando, padre Cristian Catalán, señala que “en la comuna existen ollas comunes en varias juntas de vecinos, apoyadas algunas por las parroquias”.

“En nuestro caso, como p. San Fernando Rey, comenzamos en junio y entregábamos 25 raciones, hoy estamos dando 80, los días martes, miércoles y jueves, con la ayuda del laicado del comedor San Vicente de Paul. Además, durante las mañanas se da desayuno a todas las personas que llegan al hospital para atenderse”, asevera y argumenta que “con esta ayuda vamos a poder potenciar la olla común, porque nos va a permitir mejorar el almuerzo y variarlo un poco, salir de las legumbres y las pastas”.

“A la olla común de la parroquia llegan familias chilenas y de migrantes, que quedaron sin trabajo y también personas en situación de calle, todos son bienvenidos”, recalca el padre Cristian.

Si bien la ayuda está asegurada por tres meses, el padre Cristian dice que “nosotros vamos a extender lo más posible esta ayuda. Hay personas que comprometieron su aporte monetario hasta diciembre y los voluntarios de la parroquia, que son cinco personas, también están comprometidos. Vamos a seguir hasta cuando más podamos”, recalca.

“Existe mucha necesidad”
La junta de vecinos de la Población Diego Portales de Rancagua no esperó mucho tiempo. Apenas vio que el número de contagios por Covid-19 empezaba a aumentar en Rancagua y la crisis económica a causar estragos en los vecinos de su sector, decidieron rápidamente poner en marcha una olla común para ayudar a sus vecinos y también de las personas en situación de calle.

El dirigente vecinal del sector, Jorge Carrasco, dice que “un grupo de vecinos adultos y también jóvenes, empezamos a pedir ayuda en alimentos en la feria de los días sábado y también conversamos con la Municipalidad de Rancagua para que aportara. Así surgió la olla común entregando 80 raciones diarias, de lunes a domingo”.

Ochenta raciones que rápidamente se multiplicaron a 190 e incluso un poco más en algunas oportunidades, especialmente durante el invierno, porque “comenzó a llegar gente de sectores aledaños. Hay mucha hambre, personas que siempre tuvieron sus bienes, pero que tuvieron que venderlos para seguir viviendo en esta pandemia. Nos dimos cuenta de que ésta era una necesidad de muchas personas y familias, donde hay niños. Llegamos a tener 80 niños en la olla común”.

Mantener esta olla común todos los días, no sólo requería de recursos económicos para adquirir los alimentos, sino que también de una gran organización para sacarla adelante. Jorge Carrasco, relata que “nos organizamos en grupos con responsabilidades específicas, algunos se dedican a pelar y picar verduras, otros de los congelados y otros preparan. Son alrededor de 8 personas”.
Por eso, “esta ayuda que nos está llegando a través de Fundación Caritas Rancagua es como caída del cielo, enfatiza, y nos permite continuar con esta olla común”.

Explica que “todas las ayudas son bienvenidas y, además, nosotros sabemos transformarlas y multiplicar todo lo que nos llegue para ayudar a los vecinos y a quienes lo necesiten”.

Relata que “cuando vimos llegar un camión a dejarnos la ayuda de Caritas fue muy emocionante, porque nos permite llegar a tanta gente que tiene hambre”.

“Hemos recibido mucho apoyo”
La parroquia Jesús Buen Pastor, de Santa Cruz, comenzó en junio una olla común, para entregar miércoles y domingo, 40 raciones, pero “al poco tiempo llegamos a 112 raciones”, dice el párroco, padre Claudio Fuenzalida.

Enfatiza que cuando comenzó la olla común, “pensamos realizarla por los meses de junio, julio y agosto. Sin embargo, hemos recibido mucho apoyo y mientras haya necesidades seguiremos. La mayoría de las personas que vienen son de nuestra parroquia, pero también llegan de otros sectores. Las personas se anotan con la cantidad de raciones que retirarán y en ese momento también se les consulta si vendrán el otro día de la olla común; algunos retiran una ración, otros hasta siete”.

El padre Claudio explica que “la ayuda de Caritas es estupenda, porque nos permite complementar la olla común y mejorarla. Nosotros damos legumbres, porotos con longaniza, lentejas con ensalada, pan y alguna fruta, si es que hay”.

Además, “esta ayuda nos permite asegurar la olla común por un tiempo más… aunque nunca nos ha faltado, la Divina Providencia siempre nos ha acompañado”.

En la parroquia el equipo comprometido con la olla común está formado por 30 agentes pastorales: 15 para cocinar por turno, es decir, tres personas cada vez. Adicionalmente, un grupo de tres religiosas actúan como avanzada el día previo al almuerzo, pelando y picando las verduras. El resto de los agentes pastorales colaboran con la olla común, generando redes. Eso, ha permitido recibir donaciones de alrededor de 100 personas e instituciones. “Han venido a cocinar los Carabineros, del grupo Nazarenos, del Rotary de Santa Cruz, matrimonios y hasta un chef, entonces siempre hemos recibido apoyo”, recalca el padre Claudio, porque “El amor nos urge”, dice el nombre del grupo de whatsApp que convoca cada semana a este grupo de voluntarios de la parroquia Jesús Buen Pastor, de Santa Cruz.

Tal como en estos ejemplos, son muchas las parroquias de la diócesis que están recibiendo ayuda para sus comedores, al igual que juntas de vecinos y organizaciones sociales, complementado así lo que ellos ya estaban entregando.

Fuente: Comunicaciones Rancagua
Rancagua, 06-10-2020