1.- VER:
Te adoramos, te bendecimos, te damos gracias, oh Dios Uno y Trino… Pasan los años y somos distintos quienes elevamos esta oración y esta alabanza. ¡Pero Dios es el Mismo!: siempre bueno y misericordioso. ¿Es Chile el mismo? ¡Han pasado tantas cosas, hemos sido protagonistas de tantos acontecimientos! Hay sucesos que sobresalen como hitos de referencia. Y, nosotros, en este año, no podemos silenciar los aguaceros que se hicieron aluviones de tragedia arrebatando vidas (muertos y desaparecidos), destruyendo propiedades privadas y públicas, contaminando las aguas y el ambiente. Los problemas son inherentes a la vida y al desarrollo, pero la falta de diálogo y la reivindicación violenta nos acarrearon mayor sufrimiento y la muerte de uno de los trabajadores mineros. Y nos vimos sorprendidos y desconcertados cuando la intolerancia y la maldad entraron al santuario mismo quemando sacrílegamente las imágenes de la Virgen de la Candelaria, Reina y Madre del Pueblo de Atacama, y la imagen del santo Patrono de los mineros, san Lorenzo mártir. Cada uno puede sumarse a la “campaña del sobre” con su aporte porque entre todos queremos recuperar y reponer la imagen de la Virgen Candelaria para el comienzo del mes de María, y del año de la Misericordia.
2.- JUZGAR:
Urgidos por estas situaciones de emergencia, casi sin darnos cuenta, nos llegan nubarrones de contaminación y atentados al matrimonio y la familia, presentados como obsoletos y buscando equipararlos a otros pactos o uniones, que son respetables socialmente pero que no entran en la dimensión cristiana de matrimonio. Los atentados contra la vida que se pretenden presentar como actos de libertad y aun de generosidad para la mujer (está en un problema, que se le acabe el problema; que decida ella sobre su propio cuerpo y sobre la vida que lleva en su seno, porque ya la ciencia biológica nos deja claro que desde el momento de la fecundación estamos ante un nuevo ser distinto y singular); nubarrones de corrupción por todas partes: en la política, en el mundo empresarial, en las instituciones; nubarrones de crispación en la enseñanza y la educación; nubarrones de la cesantía; nubarrones por la delincuencia; nubarrones por la falta de respeto en el trato a las personas (autoridades y connacionales) que llega a la intromisión, el robo, la comercialización y difusión de información confidencial y privada…
Se manosean y ultrajan y violan los cuerpos, por el abuso sexual (especialmente condenable cuando sus víctimas son menores de edad); se ultrajan y violentan los cuerpos cuando se los somete a condiciones de trabajo inhumanas o se los obliga a vivir en ambientes contaminados y tóxicos; se ultrajan y violentan los cuerpos cuando no se los atiende prontamente en sus enfermedades; se ultrajan y violan los cuerpos cuando se los golpea o hiere en violencia; se ultrajan y violan los cuerpos cuando se los degrada y convierte en negocio de pornografía; se manipulan y degradan los cuerpos cuando se lucra enviciándolos con el alcohol y las drogas…
Pero, somos más que cuerpo: se “manipula” y ultraja y viola la intimidad de la persona cuando no se respeta su privacidad; se “manipula” y ultraja y viola la persona cuando se la insulta y ridiculiza; se “manipula” y ultraja y viola la persona cuando se la calumnia o se la difama; se “manipula” y ultraja y viola la persona cuando se la discrimina.
Sobre esas bases no se puede edificar con solidez. Por nuestro pasado turbio, Señor Dios nuestro, te pedimos perdón.
Y estamos hoy delante de Ti, Señor: Te adoramos, te bendecimos, te damos gracias, oh Dios Uno y Trino. Te bendecimos porque nos regalas esta tierra, desierta y exigente, pero misteriosa y atrayente. Te bendecimos por las mujeres y hombres que vivimos en esta Región de Atacama ¡y por todas las chilenas y chilenos!
Te adoramos, te bendecimos, te damos gracias, oh Dios Uno y Trino…Yo llegué hace once meses y me dijeron: “tiene que conocer esta tierra, verá cómo llega a quererla; verá cómo llega a querernos a los atacameños que somos especiales”. Estoy aprendiendo a conocer físicamente los rincones de esta tierra; y estoy aprendiendo a conocer a los atacameños ¡y estoy conociendo mejor a los chilenos!. ¿Qué mensaje enviaría a Chile ¡y al mundo!? “Que en Atacama hay chilenos esforzados, valientes, sufridos; que hay chilenas y chilenos generosos y solidarios; que la juventud no está insensibilizada ni dormida sino que ha colaborado y sigue colaborando en la gigantesca tarea de reconstruir lo destruido en Copiapó, en Paipote y Tierra Amarilla, en Los Loros y en San Antonio, en Alto del Carmen y San Félix y el Tránsito, en Chañaral y El Salado y Diego de Almagro…
A Ti, oh Dios, te alabamos; a Ti, oh Dios, te bendecimos y Te damos gracias. Por todas estas personas generosas, que cumplen tu mandato de darte de comer, y de beber, de cobijarte, de acompañarte y ayudarte etc. en los damnificados. No hacen ruido, pero sirven a sus hermanos. Servidores de la Patria se califican los cuerpos del Ejército y de Carabineros, y las fuerzas de la policía, servidores de la patria por su acción humanitaria instituciones como la Caritas de la Iglesia Católica y las misioneras y misioneros de Conferre, y otras instituciones que silenciosa pero generosamente trabajaron y trabajan para superar la catástrofe. Por tantas hermanas y hermanos que nos colaboraron de Copiapó y de nuestra Diócesis, pero también de todo Chile y aun del extranjero; por los sacerdotes y diáconos que, sufriendo algunos de ellos en su propia familia, fueron generosos para servir a sus hermanos… Te damos gracias, Señor, por todos y cada uno de ellos, y para todos y cada uno de ellos pedimos gracia y bendiciones.
No todo lo hemos hecho bien, porque las obras humanas, por muy dignas que sean y por mucho interés y amor que se les ponga, siempre son imperfectas… Mucho hemos hecho, y mucho, muchísimo queda por hacer.
Ahora escucho una y otra vez: “nos han engañado, ya no confiamos en las autoridades”, “nos sentimos abandonados”, “nos han traicionado, sólo vienen cuando les interesa”…
Constatamos así que también la crisis de confianza nos ha contaminado, y que aquí en Atacama cobra tintes especiales: y es que la confianza que se construye sobre el engaño y la mentira, sobre las promesas falsas, sobre la cercanía interesada y egoísta, sobre la falta de valores y la incoherencia no resiste a las tempestades, como el edificio del que nos habló el evangelio edificado sobre arena. Si queremos construir la confianza en Chile tenemos que poner como bases la sinceridad y la verdad, la colaboración solidaria, y la proclamación compartida de valores, y la coherencia.
3.- ACTUAR:
1) Las Fiestas Patrias son ocasión para una memoria agradecida: recordamos a tantos compatriotas que construyeron Chile. Ellos hicieron su parte, y nosotros sufrimos las consecuencias de sus errores y disfrutamos de los frutos de sus aciertos. Ahora somos nosotros los protagonistas: a nosotros nos toca la tarea hermosa de reconstruir Atacama. Y poner bases sólidas, firmes. Lo material que no era sólido, las relaciones que no tenían consistencia se las llevó el aluvión; pero había relaciones y compromisos firmes y esos han resistido la catástrofe. Reconstruir Atacama es una tarea: reconstruir lo material, y reconstruirlo bien, con planes y trabajos técnicamente bien estructurados, que no traigan penosas consecuencias para otros. Y, para ello, se impone la colaboración de todos: los expertos deben escuchar a quienes saben por la experiencia y vivir en el sitio; y los que viven acá deben escuchar la voz de los profesionales y expertos. Sí, reconstruir Atacama es una tarea grande y hermosa; pero, sobre todo, reconstruir nuestro tejido social. Sentir que somos administradores responsables y que la naturaleza nos pide una nueva relación con ella, que la conozcamos, y la respetemos, que nos hagamos amigos y no adversarios de la naturaleza. Necesitamos empresas y dinero, inversiones que traigan trabajo a la Región; pero es imprescindible exigirles que se preocupen de respetar a las personas, de cuidar el medio ambiente, de compartir el agua y los recursos básicos. Necesitamos autoridades y políticos que se preocupen de ello y de ayudarnos a eliminar el persistente escándalo de la desigualdad social. Chile espera de sus líderes, de todos sus líderes, una estatura que sólo se alcanza en la capacidad de crecer y avanzar junto a otros, en humildad, generosidad y diálogo. Cuando los líderes olvidamos que nuestra autoridad reside y se funda en servir a los demás, terminamos imponiendo y hasta avasallando. Del abuso emerge la violencia y, lo peor de todo, los más vulnerables resultan siendo las principales víctimas de la incapacidad de sus líderes. Somos nosotros los que tenemos primero que reexaminar y convertir nuestra vida, y no sólo de tratar de corregir la vida de los demás. Nosotros los líderes estamos llamados a liderar procesos personales y sociales, planificaciones y ejecuciones; pero poniendo siempre en primer lugar a las personas. ¡Jamás poner en primer plano el dinero, el lucro!
2) Las Fiestas Patrias son ocasión para el compromiso respetuoso, para el ambiente limpio en que queremos vivir y relacionarnos: así como podemos celebrar y compartir la alegría en el respeto; y la alegría de los demás no sólo no empobrece la nuestra sino que constatar la alegría de los otros aumenta nuestro contento, debemos tomar el compromiso para toda nuestra vida social. Asustan los niveles de crispación en el debate público, con una agresión y descalificación sin límites. Avergüenza contemplar a unos gozando y sacando dividendos de la desgracia ajena, en una lógica de enemigos que creíamos superada. Cuando frente a la injusticia se impone la violencia, termina instalándose una cultura del maltrato y del abuso que como sociedad no podemos tolerar, justificar ni encubrir. Todos y cada uno de nosotros tenemos que tomar la decisión ¿cómo puedo ser más respetuoso en mis relaciones? ¿Cómo puedo ser más sincero y veraz? ¿Cómo puedo realizar mejor mi trabajo?... Chile no es tarea de unas ocasiones especiales, ni es tarea de unos pocos; a Chile lo construirnos día a día todos nosotros: si usted mejora como persona y ciudadano tendremos un Chile mejor…
3) Las Fiestas patrias son ocasión privilegiada para sentirnos chilenos, y aquí ante Dios, cristianos de verdad, hombres de fe sincera, de viva caridad. Personas dispuestas a sumar y enriquecer con sus aportes en los problemas de la enseñanza y la educación, en los conflictos laborales, en el fortalecimiento de las familias, en el cuidado de los ancianos, en la defensa de los injustamente tratados, en el reconocimiento de los chilenos pertenecientes a los pueblos originarios, en la seguridad ciudadana y en la tarea de reinserción de los privados de libertad, en el esclarecimiento de los dolorosos hechos del pasado que aún tienen a familias sin conocer qué pasó y dónde están sus seres queridos. Ocasión para revisar nuestra visión y trato a los emigrantes y temporeros; ocasión para valorar cuanto han hecho y hacen las mujeres chilenas en bien de la patria, de la familia, y de la vida. Ocasión para renovar nuestro compromiso de respetar y acoger y cuidar cada vida humana desde el inicio de su existir hasta su último suspiro…
4) La base firme, la Roca, sobre la que se construye nuestro ser de personas cristianas es Jesucristo. Y no hay otro Fundamento más sólido que resista todas las tempestades, incluso la más terrible que es la muerte. Y desde la Luz de Jesucristo cada uno de nosotros, cada ser humano, recibe su dignidad: no valemos porque nacimos varón o mujer, porque nos engendraron en un momento de gran deseo de un hijo o con la sorpresa de un nuevo embarazo; no valemos porque nacimos con más o menos limitaciones o taras… ¡que hagamos de Chile un país donde no se mata a nadie y donde se reconoce la dignidad de todos y cada uno!.
5) Te adoramos, te bendecimos, te damos gracias, oh Dios Uno y Trino… Tú nos regalas a la Virgen María, nuestra Virgen del Carmen, para que nos proteja y oriente, para que nos enseñe y sostenga; a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, te presentamos hoy a todo Chile y te presentamos nuestros deseos de construir un Atacama y un Chile donde sepamos respetar y trabajar la naturaleza, reconocer a todos los demás en su dignidad de personas, y construir relaciones en sinceridad y verdad, en respeto, en colaboración, en coherencia con los valores. Así disfrutaremos de la bendición que es convivir en confianza. Dios nos lo conceda. Amén.
+ Celestino Aós Bracco
Obispo de Copiapó
