En el marco de los 50 años del Golpe de Estado, el Arzobispado de Concepción y los extrabajadores de la Pastoral de Derechos Humanos invitan a participar en el encuentro “Memoria y Futuro: Por la Sagrada Dignidad del Ser Humano”, que se realizará el sábado 9 de septiembre, de 09:30 a 13:00 horas, en el Aula Magna de Concepción.

María Eliana Vega, quien fue parte de la Pastoral de Derechos Humanos del Arzobispado de Concepción, afirmó que los extrabajadores de esta pastoral consideraron necesario realizar un encuentro para “reflexionar en torno a lo que ocurrió en ese periodo, desde la mirada de la Iglesia. Y también plantear algunas visiones y reflexiones de futuro en relación a ese proceso”.

En ese sentido, señaló que buscan “traer al presente ese pasado -que es bastante reciente- y ver qué lecciones hemos aprendido o no hemos aprendido, qué lecciones hemos sacado de ese proceso y cómo se puede proyectar esto con una mirada de futuro, pensando básicamente en las generaciones que no vivieron esto, que no nacieron en dictadura y que poco o nada conocen de lo que ahí pasó”.

“Por eso se levantó esta jornada, que pretende instalar algunos temas en el debate para que después todas las personas que asistan tengan algunos elementos para reflexionar y conversar con sus cercanos, con su familia o también indagar más información en el caso de aquellos que no sepan mucho”, explicó.

Además, señaló que “estamos partiendo de hechos pasados, pero que son bastante recientes y nos permiten dialogar en torno a qué pasó con los derechos humanos, cuál fue el rol que tuvo la Iglesia y qué hemos hecho posterior a eso para seguir fomentando el respeto de los derechos humanos”.

De Comité Pro Paz a Pastoral de Derechos Humanos

El Comité Pro Paz fue el primer organismo de Iglesia que se formó para atender a las personas que habían sido víctimas de violaciones de derechos humanos a partir del 11 de septiembre de 1973, y se instaló en octubre de ese año en Concepción y en otras ciudades del país, partiendo por Santiago. Así lo explicó María Eliana Vega, quien precisó que se trataba de un organismo ecuménico, “porque participaron representantes de otras iglesias también”.

“Este organismo dura hasta diciembre del año 75, cuando Pinochet le ordena al Cardenal Raúl Silva Henríquez que lo cierre. Entonces el Cardenal, en Santiago, crea la Vicaría de la Solidaridad. Acá en Concepción estaba el Arzobispo Manuel Sánchez, quien crea el Departamento de Servicio Social el año 76”, detalló.

En 1983 este departamento fue readecuado y apareció la Pastoral de los Derechos Humanos del Arzobispado de Concepción, “como un organismo que se incorpora a la pastoral misma del Arzobispado, porque este trabajo que estaba haciendo la Iglesia, esta defensa que hacía de las personas afectadas por la represión, no era siempre bien mirado por todo el conjunto de la Iglesia”.

“Entonces era necesario que se tuviera una mirada más pastoral para que las comunidades de base, las parroquias, los sacerdotes y religiosas que no veían con buenos ojos este involucramiento de la Iglesia, entendieran por qué se estaba ahí, cuál era el rol que estaba cumpliendo la Iglesia en ese sentido”, enfatizó.

La Pastoral de Derechos Humanos terminó su quehacer a fines de diciembre de 1991 y en enero de 1992 se cerró definitivamente en democracia.

La exdiputada Martita Wörner, quien fue directora de la Pastoral de Derechos Humanos, afirmó que cuando ocurrió el Golpe de Estado “se produjo de inmediato la suspensión de todas las garantías constitucionales de los chilenos, esto es la libertad, el desplazamiento, la información, la opinión, etc. Con ello vino también una represión cruenta que se tradujo en detenciones ilegales, en tortura, en exilio, en incomunicaciones y sobre todo -y lo más grave porque no tuvo reparación después- en desapariciones. Por supuesto que la Iglesia, atenta a lo que estaba ocurriendo y en cumplimiento de su mandato bíblico, comenzó inmediatamente a buscar mecanismos efectivos para ayudar, proteger, amparar y salvar vidas”.

Es así que la Iglesia, “teniendo como norte la enseñanza de la parábola del Buen Samaritano protegió, amparó, salvó vidas, ayudó incluso desde el punto de vista económico a la subsistencia de la familia de las víctimas, y en definitiva puso en favor de todas aquellas personas -que se veían vulneradas en sus derechos fundamentales- asistencia jurídica, social y médica para evitar que la situación de agravio que estaban sufriendo miles de ciudadanos se siguiera aumentando y agravando”.

Respecto al encuentro “Memoria y Futuro: Por la Sagrada Dignidad del Ser Humano”, Martita Wörner indicó que “la finalidad es rescatar la memoria y hacer un recuerdo de lo que en ese tiempo significó el trabajo de una veintena de profesionales. Pero también, y tan importante como lo anterior, es la de hacer un llamado a que los tiempos que estamos viviendo hoy día en Chile son también tiempos muy difíciles. La desunión, la apatía, la indiferencia ponen en peligro la eficacia de la democracia, porque desaniman a las personas y a los ciudadanos a participar, a interesarse en la cosa pública y a trabajar por el bien común”.

En ese contexto, sostuvo que “la convocatoria que queremos hacer es a que juntos nos comprometamos nuevamente -en un tiempo distinto, pero tan complejo que no puede dejar indiferente a nadie- a sacar lo mejor de cada uno de nosotros para decir cuál es el aporte efectivo que podemos hacer por el bien común, por el término de las desigualdades en Chile, para evitar que nuestra democracia se siga erosionando por la pasividad de algunos y por las malas acciones de otros”.

Expositores

En el encuentro “Memoria y Futuro: Por la Sagrada Dignidad del Ser Humano”, el médico psiquiatra Jorge Barudy Labrín hablará sobre “Chile después del Golpe Militar: traumas, secuelas y reparación”. Mientras que Monseñor Alejandro Goic expondrá el tema “Por un cielo nuevo y una tierra nueva: desafíos de las personas de buena voluntad”.

Jorge Barudy Labrín es hijo de Jorge Barudy Videla, quien fue una de las primeras personas que trabajó en el Comité Pro Paz y luego lideró el organismo al convertirse en el Departamento de Servicio Social.

Jorge Barudy Videla tuvo que “defender y sacar de la cárcel a su hijo Jorge, que estaba detenido en Temuco. Esa situación tan grave que le tocó vivir lo motivó y lo impulsó a querer involucrarse en la defensa de los derechos humanos desde lo que él pudiera hacer”.

“Entonces nosotros consideramos que era muy importante que viniera Jorge Barudy hijo, porque él es un psiquiatra renombrado a nivel internacional y ha trabajado mucho el trauma (…) entonces él va a hablar un poco acerca del trauma en las víctimas de la represión de la dictadura”, comentó María Eliana Vega.

Mientras que Monseñor Alejandro Goic fue Obispo Auxiliar de Concepción en esa época, “llegó el año 79 y estuvo hasta el 91 acá. Fue un tremendo apoyo para la labor que hizo la Iglesia en la defensa de los derechos humanos”.

“El testimonio de Monseñor Alejandro y el mensaje de él también nos parece muy importante. Él quiere mucho a la comunidad de Concepción y acá también se lo recuerda con mucho cariño, sobre todo nosotros que trabajamos con él en la pastoral, porque siempre nos sentimos muy apoyados tanto por él como por Monseñor José Manuel Santos cuando llegó a hacerse cargo de esta diócesis. Por lo tanto, nos pareció importante invitarlo y contar con su sabiduría y su visión en relación a lo que vivimos y a lo que estamos viviendo”, destacó.

Por su parte, Monseñor Alejandro Goic expresó su amor a “esta tierra que tantos recuerdos me trae” e invitó a la comunidad a participar en esta jornada “para hacer memoria de lo que fue el trabajo de hombres y mujeres, laicos y pastores, para defender la dignidad humana en un momento doloroso de nuestra patria”.

“Me han invitado y estaré allí con una reflexión para recordar y pedir a Dios que nunca más en nuestro país sucedan hechos parecidos”, puntualizó.

Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 28-08-2023