Ordenan a siete nuevos Diáconos Permanentes para la Iglesia de Concepción

Ordenan a siete nuevos Diáconos Permanentes para la Iglesia de Concepción

La Santa Misa fue presidida por el Administrador Diocesano de Concepción, Monseñor Bernardo Álvarez, quien animó a los nuevos diáconos a testimoniar con sencillez, alegría y generosidad las grandezas del Señor.

 
Sábado 23 de Diciembre de 2023
La tarde de este viernes 22 de diciembre fueron ordenados siete nuevos Diáconos Permanentes para la Arquidiócesis de Concepción, en una Eucaristía presidida por el Administrador Diocesano, Monseñor Bernardo Álvarez, en el templo Catedral. Se trata de Patricio Gómez, Claudio González, Juan Martínez, Max Perret, Zenón Peña, Egun Fernández y Gustavo Toledo.

En su homilía, Monseñor Bernardo afirmó que “queremos elevar un canto de acción de gracias (…) agradeciendo a Dios por el don de la vocación. La llamada de Dios, que han escuchado estos hermanos nuestros, desde su vida de fe y también desde su vida familiar, desde su vida comunitaria y de servicio pastoral. El Señor, en este sentido, se les ha ido manifestando, presentando desde sus proyectos de vida, que ya cada uno ha abrazado, un nuevo proyecto, como es el proyecto del diaconado, que se une ciertamente al camino que ya han emprendido, a través de su vocación matrimonial, familiar y de servicio pastoral en las comunidades”.

“En comunión con la Iglesia pediremos que el Señor, en la plegaria de ordenación, envíe su Espíritu Santo para que fortalecidos con la gracia de los siete dones, estos hermanos nuestros desempeñen con fidelidad el ministerio”, destacó.

Monseñor Bernardo recordó que el Concilio Vaticano, en la Constitución Lumen Gentium, señala que “el Diaconado, en comunión con el Obispo y su Presbiterio, es un modo de servir al Pueblo de Dios, una vocación que se vive en el ministerio de la Liturgia, de la Palabra y de la Caridad”.

En ese contexto, los instó a celebrar los sacramentos, a tener un cuidado especial por la vivencia y el servicio de la liturgia en ausencia del presbítero, y a acompañar a los moribundos y enfermos tanto pastoral como sacramentalmente. Además, los invitó a “ser anunciadores alegres del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, no sólo proclamar ya sea en la Eucaristía o en la liturgia el Evangelio, sino también compartirlo, enseñarlo, hacerlo vida, exhortar, acompañar las catequesis, acompañar los procesos formativos, acompañar las misiones o toda expresión o manifestación que implique el anuncio de la Palabra de Dios”.

Asimismo, les recordó que su ministerio “nace de la necesidad de atender la caridad, sobre todo contemplar a Cristo en el rostro del que sufre o pasa necesidad. Mirar y contemplar en profundidad el rostro del Cristo sufriente hoy”. Por lo que los animó a trabajar en la pastoral social, a impulsar junto a sus comunidades iniciativas que manifiesten “esa mano generosa, fraternal y misericordiosa de nuestro Dios”.

Haciendo alusión al Evangelio según San Lucas 1,46-55, el Administrador Diocesano de Concepción les dijo que “su ministerio, con el testimonio de María Santísima, está llamado a trasparentar -especialmente desde este día en adelante- las obras del Señor”, tanto en la contemplación profunda de las Sagradas Escrituras como en la historia. En ese sentido, los llamó a “enraizarse profundamente en Jesucristo”.

“Junto con sus familias y comunidades, especialmente el día de hoy, son envíados por la Iglesia -como María lo hizo- a testimoniar en medio del mundo, en medio de sus parroquias, con sencillez, alegría y generosidad las grandezas del Señor. Que importante es, en los tiempos que nos toca vivir, ser capaces de manifestar, ser de algún modo verdadera epifanía de las obras de Dios. Porque nunca nos olvidemos, queridos hermanos, querida comunidad diocesana, que Dios sigue obrando hoy día y siempre sus grandezas”, enfatizó.

Monseñor Bernardo manifestó que “quizás es oportuno en estos días de Navidad pedir al Señor el mayor don de la fe, porque probablemente en muchas ocasiones -también a veces invadidos por las malas noticias, por los mensajes de estos tiempos- no somos capaces de ser contemplativos en la fe y descubrir las obras del Señor y sus grandezas” y advirtió que “este mensaje viviente no debe quedar guardado para ustedes, queridos hermanos, y eso se los pido muy de corazón: No se pueden guardar lo que han visto y oído. Esto no es para ustedes ni tampoco para un grupo selecto de personas. No puede ser así. Es un mensaje gozoso, es el Evangelio de Jesucristo nuestro Señor, que no podemos dejar de anunciar en todo momento, en todo lugar y en cualquier circunstancia. Siempre anunciar”.

Finalmente, los exhortó a dar testimonio y a pedir, con humildad y sencillez, “que también nuestros corazones visibilicen, como María, las lógicas de Dios, que derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. Con el testimonio de su fidelidad al encargo recibido, les animo a despertar en el corazón de sus hermanos y hermanas, sobre todo en los corazones alejados o que derechamente han abandonado la fe o muchos que quisieran conocerla y no lo saben, ser verdaderamente testimoniadores de la esperanza de Dios”.

Nuevos Diáconos
Luego de la homilía, Patricio Gómez, Claudio González, Juan Martínez, Max Perret, Zenón Peña, Egun Fernández y Gustavo Toledo fueron examinados por el Administrador Diocesano respecto de su voluntad y disposición a ejercer el Ministerio Diaconal, tras lo cual prometieron obediencia a él y a sus sucesores.

Posteriormente, los seis se postraron como símbolo de su disponibilidad a la acción del Espíritu Santo y la asamblea entonó las Letanías de los Santos. Después, Monseñor Bernardo Álvarez les impuso las manos, gesto que junto a la oración consagratoria, los incorporó al Orden de los Diáconos.

Tras la Plegaria de Ordenación, los nuevos Diáconos fueron revestidos con los ornamentos propios de su ministerio: la estola diaconal y la dalmática. Luego, Monseñor Bernardo les entregó el Libro de los Evangelios, como signo de su misión: “Recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero; esmérate en creer lo que lees, enseñar lo que crees y vivir lo que enseñas”.

Después, los seis fueron saludados con gran alegría por sus hermanos diáconos y recibieron un cariñoso aplauso por parte de la asamblea.

Un regalo
El Diácono Patricio Gómez manifestó que hoy se cierra “un tremendo ciclo de espera” y comentó con emoción que “10 o 15 años atrás no me imaginé estar aquí, pero algo pasó y estoy acá. Estoy feliz, muy feliz”.

Asimismo, el Diácono Gustavo Toledo afirmó que nunca se imaginó este momento: “Todos partimos del polvo y el Señor hace con nosotros nuestra vida. Yo confío en Jesús, Él es la roca en la cual edifico mi vida y Él es quien me lleva, Él es el que me invita y me lleva a todos los lugares que Él quiere. Hoy quiere que yo sea Diácono y yo como buen servidor de Él y de mis hermanos, acepto encantado. No pienso en si soy capaz o no soy capaz, lo único que sé es que Él me va a ayudar. Estoy feliz”.

Mientras que el Diácono Juan Martínez señaló que su ordenación “es un gran regalo inmerecido, ciertamente inmerecido, que me llena de gozo y me aprieta el corazón. Es una responsabilidad muy grande frente a mis hermanos, esa necesidad que ellos tienen de ser acompañados y que uno lo puede hacer a través de este ministerio. Servirlos con alegría es la gran esperanza y el gran anhelo que uno tiene, tratar de hacer lo mejor con ellos, compartir la vida y caminar junto con ellos”.

En tanto, el Diácono Claudio González dijo sentir “una tremenda alegría, porque después de mucho tiempo de preparación, estudios y ejercicio pastoral en mi parroquia, llega este momento que en realidad es maravilloso para uno, para la familia, para los amigos. La verdad es que están todos felices”.

Por su parte, el Diácono Zenón Peña sostuvo que su ordenación “es uno de los regalos más lindos que he recibido en mi vida religiosa. Cuando fui llamado a ser Ministro Extraordinario de la Comunión pensé que era lo máximo que podía tener, pero esto ha sido un llamado con más emoción y más madurez, porque en la medida que hemos ido sirviendo en nuestra comunidad hemos ido madurando y creciendo en la fe y en la espiritualidad. Así que estoy agradecido de Dios, que me ha llamado a este servicio y espero cumplir de la manera que Él quiera la misión que nos tiene encomendada a cabalidad, para divulgar la Buena Noticia y la salvación de todos”.

Mientras que el Diácono Egun Fernández aseguró que su ordenación “es un regalo de Dios” y enfatizó que “lo que necesitamos es mucha oración para que sea un servicio alegre, porque si se pierde la alegría en este servicio no sirve. Yo espero hacerlo con mucha humildad y con mucha alegría”.

Asimismo, el Diácono Max Perret afirmó que “es una gracia inmensa, porque Dios ha permitido poder ordenarnos para un servicio que es grande y realmente asusta un poco, pero creo que tomándose de la mano del Señor y de María Santísima, mejor acompañados no vamos a estar. Así que se agradece esa confianza que han tenido todas las personas con nosotros”.

Luego de la Santa Misa, el Director de la Escuela del Diaconado Permanente, Padre Marcelo Bustos, se reunió brevemente con los nuevos Diáconos y les pidió su bendición.

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Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 23-12-2023
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