Ordenan a seis nuevos Diáconos Permanentes para la Iglesia de Concepción

Ordenan a seis nuevos Diáconos Permanentes para la Iglesia de Concepción

Monseñor Oscar García ordenó a dos Diáconos en la Parroquia San José de Arauco y a cuatro en la Parroquia Santa Rosa de Lima de Lebu.

 
Martes 02 de Enero de 2024
En un ambiente de profunda alegría, este viernes 29 y sábado 30 de diciembre, fueron ordenados seis nuevos Diáconos Permanentes para la Arquidiócesis de Concepción. Se trata de Diego Cartes y Pedro Faúndez de la Parroquia San José de Arauco, y de Jaime Baeza, Lorenzo Bustos, Fernando Matamala y Víctor Fuentes de la Parroquia Santa Rosa de Lima de Lebu.

Ambas Eucaristías fueron presididas por Monseñor Oscar García, quien fue acompañado por el Director de la Escuela del Diaconado Permanente, Padre Marcelo Bustos, y por los sacerdotes de la Vicaría de Arauco: Padre Gilberto Matuz, Padre Pablo Leiva, Padre Daniel Mavingidi, Padre Hernán Llancaleo, Padre Juan Zúñiga y Padre Wladimir Gutiérrez.

Ser hombres de Dios
Monseñor Oscar expresó su agradecimiento “porque han recibido con libertad, alegría y generosidad esta nueva vocación que Dios les ha regalado. Tenían la vocación a la vida cristiana, la vocación al matrimonio y hoy, una nueva vocación: la vocación diaconal”.

“Ellos, con un gran amor a Dios, un gran amor a la Iglesia y con un gran deseo de ser portadores de un mensaje de esperanza y de vida en medio de sus comunidades, traer cerca a los hombres los designios amorosos de Dios y manifestar con su vida la mano providente de Dios, han aceptado con alegría y con libertad dar este paso fundamental”, enfatizó.

Además, el Obispo Auxiliar de Concepción manifestó su agradecimiento a Dios, a la comunidad, a las familias de los nuevos diáconos, a sus esposas e hizo una mención especial a la esposa de Diego Cartes, María Eugenia, “que está en el Cielo y nos está acompañando”.

Respecto a lo que significa ser Diácono, destacó que “la primera impronta es ser hombres de Dios. En la profunda intimidad con Él, conformando su vida cada vez más semejante a Él. Yo creo que es lo primero, lo esencial y medular, porque sólo cuando son hombres de Dios será creíble toda palabra, todo gesto, toda acción que puedan realizar para el bien de las almas que la Divina Providencia ponga en sus caminos”.

En ese sentido, afirmó que para ser hombres de Dios están llamados a vivir en profundidad la dimensión de la oración, la intimidad con el Señor, que es la savia que tiene que sostenerlos, en esa relación de corazón a corazón, “ese diálogo sencillo, tierno y amoroso, como es aquel entre un padre y un hijo”.

“Esa oración tiene que buscar ser cada día más profunda, para un conocimiento mayor de la persona de nuestro Señor Jesucristo, a quien ustedes -con la vida, con las palabras y los gestos- están llamados a transmitir, a manifestar”, agregó.

Asimismo, destacó la importancia de la relación con la Palabra de Dios, pues están llamados a ser “mensajeros de esta Buena Noticia, para predicarla y anunciarla a los hermanos. Pero no podrá ser auténtica Buena Noticia si no parte de uno mismo (…) sin un encuentro profundo con la Palabra del Señor, haciéndola vida, haciéndola carne en uno, porque así serán más creíbles también las palabras que puedan pronunciar con sus labios”.

Monseñor Oscar exhortó a sentir un deseo y anhelo profundo por la Eucaristía: “No puedo vivir sin la Eucaristía y la Eucaristía es mi vida. La Eucaristía es la fuente y es aquella que me da la fortaleza para llevar adelante la misión encomendada por el Señor por medio de la Iglesia”. Pero advirtió que no sólo en la Misa y les recordó que el Señor “también está en el Sagrario y en la adoración eucarística”.

En ese contexto, los llamó a “ser hombres eucarísticos, para que cuando porten la Eucaristía, el Pan Vivo, la Hostia consagrada, para darle a sus hermanos enfermos el Viático y cuando la distribuyan aquí en la comunidad, realmente haya una sintonía entre la Eucaristía vivida, no sólo profesada, sino vivida en primera persona, y lo que se entrega. Para que sea creíble también vuestra vida” y les recalcó la importancia de tener un gran amor a la Eucaristía.

Además, les recordó que están llamados a reflejar a Jesucristo, en el servicio abnegado: “Ser capaces, como Jesús, de ponerse de rodillas para lavar los pies y servir desinteresadamente, sin buscar vanaglorias ni intereses humanos, sino servir al mismo Cristo presente en los rostros de cada hermano”.

“Servidores, servidores, humildes servidores. Porque sólo en los humildes servidores, Dios podrá llevar su obra a cabo”, enfatizó.

En ese sentido, Monseñor Oscar señaló que ese servicio los llevará a obrar en la caridad, que parte desde el amor, “un amor desinteresado, capaz de morir a sí mismo para dar lo mejor de sí mismo en bien de los demás. Y yo sé y estoy convencido de que ustedes lo han hecho y lo seguirán haciendo ahora con mayor fuerza, porque la gracia y la asistencia del Espíritu Santo jamás falla y sólo depende de vuestra voluntad, de vuestra generosidad, para que Dios lleve adelante su obra. Simplemente siervos pequeños e inútiles, para que Dios realice su obra”.

También los invitó a que en el ministerio que van a ejercer estén siempre unidos a su Obispo y a su Presbiterio, a estar en comunión con sus hermanos diáconos y a que la comunidad pueda siempre contar con su disponibilidad.

Finalmente, pidió al Señor “que siga realizando su obra en ustedes y que realmente, agradecidos cada uno de ustedes de la vocación que han recibido, puedan siempre -con la ayuda de su familia, de la comunidad y de todos nosotros- responder a tal altura, a tal dignidad, pero sabiéndose de antemano sostenidos y guiados por la gracia y la fuerza que viene del Señor. Que el Señor siga obrando y complete en ustedes la obra que ha comenzado”.

Nuevos Diáconos
Diego Cartes, Pedro Faúndez, Jaime Baeza, Lorenzo Bustos, Fernando Matamala y Víctor Fuentes fueron examinados por el Obispo respecto de su voluntad y disposición a ejercer el Ministerio Diaconal, tras lo cual prometieron obediencia a él y a sus sucesores.

Posteriormente, los seis se postraron como símbolo de su disponibilidad a la acción del Espíritu Santo y la asamblea entonó las Letanías de los Santos. Después, Monseñor Oscar García les impuso las manos, gesto que junto a la oración consagratoria, los incorporó al Orden de los Diáconos.

Tras la Plegaria de Ordenación, los nuevos Diáconos fueron revestidos con los ornamentos propios de su ministerio: la estola diaconal y la dalmática. Luego, Monseñor Oscar les entregó el Libro de los Evangelios, como signo de su misión: “Recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero; esmérate en creer lo que lees, enseñar lo que crees y vivir lo que enseñas”.

Después, los seis fueron saludados con gran alegría por sus hermanos diáconos y por sus respectivos Párrocos, y recibieron un cariñoso aplauso por parte de la asamblea.

Al servicio de Dios y de los hermanos
El Diácono Diego Cartes afirmó que este “es un momento muy importante” y reconoció tener emociones encontradas, pues su esposa falleció hace cerca de dos meses y ella fue muy importante durante el extenso proceso de preparación al diaconado. Además, señaló que ser ordenado “me pone un desafío inmenso en los hombros, así que con la ayuda de Dios vamos a tener que echarle para adelante. Quiero ser digno de poder usar la investidura y hacer el servicio que corresponda. Sé que Dios sabrá cómo conducirme”.

Mientras que el Diácono Pedro Faúndez comentó que “ha sido un largo camino y una bonita experiencia, que esperamos cumplir con la ayuda del Señor. Sólo le pedimos al Señor que nos acompañe, que nos de la salud, la inteligencia, el discernimiento y la sabiduría para poder entregar un buen servicio con mucho amor, alegría y humildad”.

En tanto, el Diácono Jaime Baeza dijo que los años de preparación los realizaron junto a sus esposas, por lo que ellas “han sido un apoyo fundamental para nosotros” y sostuvo que ordenarse “es un gran regalo de Dios”, por lo que expresó su agradecimiento al Señor por esta oportunidad “de servir a mi comunidad y a mis hermanos” y manifestó su confianza en que Él los guiará “en este caminar para ayudar a nuestros hermanos y entregar su Palabra”.

Por su parte, el Diácono Víctor Fuentes relató que durante estos años de preparación hubo momentos de nerviosismo, “porque volver a estudiar a esta edad es un poco difícil (…) pero feliz de aprender cosas nuevas que nos enseña el Señor” y comprender mejor su Palabra. Y afirmó que la ordenación “es lo más que me ha pasado en la vida, estar al servicio de Dios y a nuestros hermanos, porque lo importante es servir y no ser servido, como dice la Palabra”.

En tanto, el Diácono Lorenzo Bustos dijo sentir “una alegría inmensa porque el Señor me eligió. Y la pregunta que siempre me hago es por qué me eligió, habiendo tantos mejores que yo (…). Es una gran alegría la que tengo en estos momentos, estoy muy nervioso, porque el corazón me salta de alegría”. Además, expresó su disposición a servir a los hermanos.

Asimismo, el Diácono Fernando Matamala indicó que “fueron bastantes años de preparación, pero perseveramos y aquí estamos, dispuestos a la voluntad del Señor” y sostuvo que ser ordenado “es una gran alegría y significa dejar de lado el pasado y vivir el presente para estar atento a las necesidades de la Iglesia y de la comunidad”.

Es importante recordar que, de acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica, “los diáconos son ministros ordenados para las tareas de servicio de la Iglesia; no reciben el sacerdocio ministerial, pero la ordenación les confiere funciones importantes en el ministerio de la palabra, del culto divino, del gobierno pastoral y del servicio de la caridad, tareas que deben cumplir bajo la autoridad pastoral de su obispo”.

Te invitamos a ver las fotografías de la Ordenación Diaconal en la Parroquia San José de Arauco en este enlace, y las de la Ordenación Diaconal en la Parroquia Santa Rosa de Lima de Lebu en este link.



Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 02-01-2024
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