Ordenación de Diáconos Permanentes en Osorno

Ordenación de Diáconos Permanentes en Osorno

 
Lunes 14 de Julio de 2008
El obispo de Osorno, Mons. René Rebolledo Salinas, ha llamado al Diaconado permanente a los señores Rubén Aguilar Corona, Manuel Bustos Fuentes, Víctor González Alarcón, Hugo Jaramillo Albarrán y Sady Oyarzo Cárdenas.

Los cinco hermanos que recibirán el Ministerio diaconal fueron llamados por Mons. Alejandro Goic a tomar parte en la Escuela Ministerial en el año 1998. Realizaron un proceso de formación que comprendió 8 años. El año 2007 fueron admitidos oficialmente como candidatos al diaconado permanente y el año 2008 recibieron los ministerios del lectorado y acolitado.

La Iglesia diocesana de Osorno se alegra profundamente por la ordenación, puesto que los llamados son hombres conocidos por su larga trayectoria de participación activa en sus respectivas comunidades.

La celebración tendrá lugar en el templo catedral “San Mateo” el miércoles 16 de julio de 2008, Solemnidad de Nuestra Señora del Carmen, a las 11:00 hrs.

Los Diáconos Permanentes son ministros de la Palabra de Dios, de la Liturgia (algunos sacramentos y sacramentales), y de la Caridad, animando comunidades cristianas y sectores de la vida eclesial, tanto a nivel diocesano como parroquial, siempre en dependencia del Obispo y en comunión con los presbíteros, para el servicio del Pueblo de Dios. (“Diaconado Permanente: Don y Misión”, Orientaciones Pastorales para el Diaconado Permanente, nº 30).

Testimonio Vocacional

Soy Rubén Aguilar Corona, 68 años de edad, casado con Irma Klocker; 47 años de matrimonio. Tenemos 3 hijos: Gerardo, Lorena e Ivette y cinco nietos. Laboralmente me desempeño en el rubro de la construcción.

Mis padres, ya fallecidos, Juan y Margarita supieron dentro de las limitaciones de la época, educarnos y entregarnos valores.
Mi vocación de servicio se acentuó en los años de la autoconstrucción que emprendimos en la población "El Esfuerzo" bajo el alero de la parroquia del "Sagrado Corazón". Ya en el lugar, compartiendo con los vecinos, toda gente sencilla, el padre Pedro me invitó a incorporarme al equipo de misioneros permanentes. Cada sábado visitábamos el sector Chuyaca lo que es hoy la comunidad de la capilla "Nuestra Señora de Guadalupe" y a los hospedados del "Hogar de Cristo". Semanalmente recibimos formación y aunque me consideraba poco digno de trabajar en la pastoral, después estaba como catequista de encuentros pre bautismales. Con mucho entusiasmo también acepté la invitación para asistir a los enfermos y llevarles la santa Comunión.
Hace ocho años que participo en la Escuela Ministerial, y aunque siempre le he dicho al Señor que no soy digno, humildemente en mi corazón he ¡do aceptando su voluntad. Así entré en este camino al Diaconado Permanente que si Dios quiere, Mons. Rene Rebolledo nos conferirá ese Ministerio el 16 de julio de 2008 a las 11:00 de la mañana.

Pienso que el llamado a la vocación puede manifestarse en diferentes circunstancias por parte de Dios, constituyendo un misterio. Y nuestra mentalidad no logra captar con la debida nitidez lo que Dios quiere para nosotros. Sin embargo, me atrevo a suponer que lo que hacemos con alegría en beneficio de nuestros hermanos en servicio y caridad, allí se manifiesta el llamado de Dios.

Que nuestro cansancio sirva para que nuestros queridos enfermos e impedidos descansen de sus limitaciones.

Siento que el Espíritu del Señor está presente en lo que emprendo y me dejo conducir. Que se haga la voluntad del Señor.

Rubén Aguilar Corona


Historia de mi vocación

Con mucha alegría comparto con ustedes mi vocación de servicio, que nace indudablemente del amor inmenso que Dios me tiene desde que nací. Esta experiencia se ha ido manifestando y desarrollando conforme avanza mi historia de amor con Él. El Señor camina junto a mí y ha ido entretejiendo el don maravilloso que es la vida junto a mi familia.

Me llamo Víctor Hugo González Alarcón y en estos días celebramos junto a Mónica 25 años de matrimonio. Dios nos ha confiado cuatro hijos: Carolina Andrea, Víctor Ignacio, María de los Ángeles y Francisco Javier. Mi padre, Raúl González Álvarez, falleció hace 25 años. Mi madre, Digna Alarcón Femández, y mis hermanas María Angélica, Cilia y Elizabeth, forman mi familia más cercana.

Pertenecemos a la Comunidad ''Nuestra Señora de Guadalupe" de la Parroquia "Sagrado Corazón". Servimos junto a Mónica en la Comisión Diocesana de Pastoral Familiar y en la Catequesis familiar del Colegio "San Mateo".

Mi cercanía con Dios nace de la cercanía de Él con mi familia, humilde y esforzada, y del testimonio de mi madre, trabajadora, silenciosa y perseverante, y que, junto a mi padre, me transmitieron el don precioso de la fe. El regalo más importante que recibí de ellos fue el Bautismo. Sin duda, la gracia de Dios y su Espíritu han sido la Fuente de bendiciones en mi vida.

No tuve cercanía desde niño con la Iglesia, mas que algunas misas "obligado" para Navidad u otra ocasión. Sin embargo, recuerdo que siempre sentía que alguien me cuidaba y protegía. En el camino hacia la escuela, ya de adolescente, me encomendaba a María al pasar frente a una imagen de Ella, como algo natural.

Cuando nos conocimos con Mónica y empezamos a pololear, nuevamente me acerqué a Dios y a la Iglesia, participando en ese tiempo tan hermoso casi a diario en la Misa.

Desde ese tiempo en que Dios se hace presente en nuestra historia de amor con Mónica, he ido profundizando cada vez más en lo que Él quiere para mí y nuestra familia. El Sacramento del Matrimonio, sin duda, que también ha sido fuente de bendiciones y gracias y una vocación que me ha hecho descubrir la alegría de estar al servicio de la vida, de la creación y testimonio del amor de Cristo por su Iglesia. En esta vocación y misión he sentido el llamado de Dios a servir a mis hermanos y en especial a los más necesitados.
Al ser invitado a integrar la Escuela Ministerial y hacer todo el proceso de discernimiento y formación he fortalecido mi vocación de servicio a Cristo y a mi Iglesia. Sin duda, este tiempo ha sido privilegiado para profundizar conocimientos, adquirir habilidades, rezar y compartir con mis hermanos que se están formando con gran fidelidad y perseverancia. Dios llevará a término lo que ha iniciado en mí, después que mi Obispo me ha aceptado como candidato al Diaconado Permanente y, Dios mediante, pueda servir a Cristo y a la Iglesia desde mi pequeñez y en el ministerio que se me cont1e.

A muchas personas, matrimonios, sacerdotes, religiosas y amigos tengo que agradececles por su afecto, su oración, y amistad, particularmente porque me han ayudado a descubrir el querer de Dios en mi vida. En forma especial agradezco a Mónica y a nuestros hijos. Que Dios nos bendiga y María Santísima nos lleve cada vez más cerca de su hijo Jesús.

Víctor Hugo González Alarcón


Fuente: Comunicaciones Osorno


Osorno, 14-07-2008