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Opinión / Cartas al Portal


Cambalache

Estamos como en el tango Cambalache: todo se va cambiando y ya no importa ser de uno u otro modo.

Ya no hay diferencias sexuales en los seres humanos, solo las hay de género.

Se ha ido identificando en dignidad la homosexualidad con la heterosexualidad.

El ser humano ha pretendido liberarse de sus determinantes biológicas para decidir libremente su conducta sexual.

Es indiferente el sexo de los padres: da lo mismo tener dos padres o dos madres en vez de un padre y una madre.

El matrimonio ha ido dejando ser una unión de por vida entre un hombre y una mujer, se ha vuelto disoluble y también se trata de suprimir la diferencia de sexo entre los cónyuges.

El lucro ya no es una actividad legítima y debe ser combatido.

El discriminar ya no es una forma válida de pensar y discernir y debe ser rechazado.

El derecho ya no está íntimamente asociado al deber, vale de por sí independientemente de si se merece o no.

Se ha promovido el derecho a matar al que está por nacer en haras al pretendido derecho a disponer del propio cuerpo.

Ya no es legítima la propiedad privada con sus necesarias limitaciones, propendiéndose a que el Estado sea el dueño de todo.

La educación va dejando de ser un derecho y deber de los padres y se busca transformarla en una prerrogativa del Estado soto capa de gratuidad.

Ya no hay principios superiores ni jerarquía de valores, todos son iguales y merecen el mismo respeto.

Dios ya no es necesario, el hombre lo reemplaza.

¿Qué nos ha pasado y nos está pasando?

Dr. Pedro Naveillan F.