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Opinión / Cartas al Portal


Laico, laicismo, ateísmo.

Es conveniente iniciar el tema esclareciendo el significado de los términos que vamos a utilizar para evitar confusiones y mal entendidos.

Laico se refiere inicialmente a las personas que dentro de grupos religiosos no tienen órdenes clericales o sacerdotales, que no pertenecen al clero, es sinónimo de seglar. Su uso se hizo luego extensivo para designar las organizaciones no religiosas, se habla así por ejemplo de un estado laico, también de enseñanza laica cuando se prescinde de toda enseñanza religiosa.

El laicismo dice relación con la calidad de laico pero su uso se ha ido extendiendo a la independencia de las organizaciones estatales y de las no confesionales de las de las iglesias y confesiones religiosas.

Ha llegado incluso a abarcar movimientos políticos que promueven y defienden la organización social independiente de las estructuras religiosas adquiriendo muchas veces las características de ideologías.

“Para los laicisistas, tal como se denomina a los individuos que son partidarios y defienden la propuesta del laicisismo, el orden social debe depender de la libertad de conciencia y de ningún modo de la imposición de valores o normas morales que estén vinculadas a una religión, aunque, a pesar de esta situación, los laicisistas no condenan el hecho que existan los valores religiosos” (diccionario Definición ABC en internet).

La laicidad se basa en tres principios: la libertad de conciencia y la libertad de culto, la separación de las instituciones públicas de las organizaciones religiosas y la igualdad de todos ante la ley cualesquiera que sean sus creencias y convicciones.

De acuerdo con lo que llevamos expuesto hasta aquí laico y laicismo no son sinónimos de ateo y ateísmo. De hecho su significado primero está íntimamente relacionado con la fe, con el hecho de ser creyente, de creer en Dios. Distinguen entre quienes pertenecen al clero, sacerdocio, y los que teniendo fe y viven la religión sin pertenecer al mismo.

La laicidad no se opone de suyo a la religión sino que la supone, esta es su referente esencial de la cual adquiere toda su significación.

La legítima búsqueda de organizaciones laicas y del Estado laico tiene una doble finalidad: asegurar la independencia de ámbitos de la vida del gobierno por instituciones religiosas y, por otro, garantizar la pluralidad de cultos, creencias, filosofías y de posiciones ateas.

No es legítimo combatir las religiones ni la presencia de Dios en nombre del laicismo. Por el contrario, en su nombre debe favorecerse y cultivarse la dimensión espiritual del hombre y de la sociedad.

Hay que retener que la religión es constitutiva del ser hombre, pertenece a su suidad, como diría Zubiri.

Dr.Pedro Naveillan F.