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Opinión / Cartas al Portal


Derechas e Izquierdas ¿hasta cuando?

Aburre ver las continuas referencias a ser de derechas o izquierdas.

Estos términos tuvieron algún sentido cuando nacieron, a fines del siglo 19 en el contexto de la revolución francesa, pero en el transcurso de la historia se vaciaron de todo significado.

Los de izquierda suelen definirse como progresistas, de avanzada, defensores de los derechos humanos, liberales en los valores, propulsores de la ideología del género, igualitarios, etc.

Los de derecha como defensores de la propiedad, de las libertades, de los valores, etc.

Pero no cuentan de las inconsecuencias y contradicciones en que caen habitualmente en sus ideologías y su conducta. Es así como los comunistas – que son considerados como los más a la izquierda de todos – no dan cuenta de los gobiernos que han ejercido en el correr de los años ¿Acaso el gobierno Stalin era de izquierda y no una dictadura que hoy día clasificarían de extrema derecha? ¿Qué pasa con Corea del Norte, con Venezuela?
Y algunos gobiernos llamados de derecha ¿no se han caracterizado por todo tipo de abusos?

Me parece que el dilema entre izquierdas y derechas se entiende mejor si se analiza el papel que corresponde al estado. Lo propio de las izquierdas es que el estado asuma todas las realidades de la vida de los ciudadanos, entre otras que sea dueño de todas las instituciones y medios de producción. En las derechas extremas se busca que el estado sea lo más pequeño posible dejando todo en manos de los individuos.

Pero ninguna de las dos resuelve la problemática de gobierno de los pueblos.

La posición más equilibrada es la del estado subsidiario en el que se limitan sus funciones de emprendimiento y se le otorga un claro papel regulador del funcionamiento de la sociedad evitando los desequilibrios y abusos. Un estado pequeño pero fuerte.

No hay dudas de que el desarrollo de las personas requiere de libertades para organizar sus vidas y actividades las que deben asumir responsablemente.
Se ha caído en el mito de la igualdad de las personas y la igualdad de oportunidades.

Todos somos iguales en cuanto a ser personas y ser titulares de los derechos y deberes que conlleva esta condición. Pero a la vez y como individuos no hay dos seres humanos iguales. Esta desigualdad se manifiesta ya en lo anatómico: las huellas digitales son distintas en todos. Somos físicamente y psicológicamente diferentes. Tenemos todos aptitudes diferentes.

Por falta de reflexión y en promoción de la ideología del género se cae en graves errores, se destruye la familia y la sociedad, se fomenta las conductas sexuales desviadas.
Se atenta contra el análisis adecuado de la realidad y el buen gobierno. No se cae en cuenta de lo que se requiere es promover el desarrollo de las personas - en su autenticidad y diversidad, para que realmente sean lo que son -, y el mundo de los valores, especialmente los trascendentes.

Se olvida que para ser persona auténtica se requiere del otro y de los otros.

El papel del estado no puede ser otro que el de velar por el bien común, favorecer el desarrollo, contribuir a crear condiciones favorables al crecimiento personal y social con toda su diversidad, evitar los abusos personales y sociales.

El ordenamiento del gobierno de los pueblos involucra muchos elementos que han sido considerados como de derecha, de izquierda o de centro. Esta categorización impide una visión amplia y debe ser superada.

Dr. Pedro Naveillan .F.
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