Misa por las Glorias Navales en Arica

Monseñor Vargas presidió eucaristía en la Catedral San Marcos

Misa por las Glorias Navales en Arica

Con la presencia de autoridades regionales, militares y cuerpo consular; se celebró la acción de gracias en el templo madre de la diocesis.

 
Jueves 22 de Mayo de 2008
Monseñor Héctor Vargas B. presidió la Eucaristía de Acción de Gracias con que la Armada celebra el Combate Naval de Iquique y el Día de las Glorias Navales. A la ceremonia asistieron autoridades de la ciudad, encabezadas por el Sr. Intendente de la XV Región de Arica y Parinacota, Militares y miembros del Cuerpo Consular.

Labor de la Armada de Chile

El Obispo de Arica destacó las tareas que la Armada de Chile desarrolla, no solo en el ámbito de la defensa nacional, sino también brindando seguridad a la navegación, fomentando las actividades marítimas y el desarrollo portuario, manteniendo la cartografía y la señalización marítima, y efectuando inspecciones y vigilancia que otorguen seguridad a la vida humana en el mar, así como la integridad del medio ambiente acuático, comunicación por mar con zonas aisladas y asistiendo a quienes habitan en ellas. Cumpliendo tareas de vigilancia, búsqueda, rescate y seguridad marítima.

Señalo también Monseñor Vargas que "La Armada, a su vez, cumple tareas en apoyo a la Política Exterior, tales como la mantención de la paz y estabilidad internacional, contribuyendo así al desarrollo económico y social del país, ya que un mundo más seguro favorece nuestro comercio exterior, que se realiza en un 80% por vía marítima.

Ideales y testimonios

Monseñor Vargas valoró la entrega y sacrificio de los primeros miembros de la Armada quienes aprendieron "...con estoico sufrimiento que los grandes logros en la vida, y las esperanzas de futuro de los ideales más queridos, se conquistan no sin antes experimentar la prueba, el sacrificio e incluso la derrota. Es desde esa experiencia tan humana, profunda y vital, que se forjan naciones, los auténticos hombres, valores e Instituciones. Ya lo afirmó Jesús con su propia experiencia y en su Evangelio: “Si el grano de trigo no cae en la tierra, y no muere deshaciéndose en ella, queda solo y no germina…Pero si muere, vivirá, dando fruto, hasta el ciento por uno”.

"...semejante testimonio es difícil darlo si en lo más profundo de estos hombres no hubiese habido poderosas convicciones... estamos hablando de hombres con una gran riqueza interior, es decir de una consolidada espiritualidad...Muchos de ellos creían en Cristo, y su palabra iluminó su existencia y dio valor ejemplar a su sacrificio. Tomaron el Evangelio como su código de conducta. Que los aliente el ejemplo de hombres como éstos que en la historia humana, cumpliendo fielmente su deber, alcanzaron la cumbre del heroísmo y, a veces, de la santidad...Como ellos, también ustedes contemplen a Cristo, que los llama a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, los llama a ser santos.." indicó Monseñor Vargas.

El Obispo destacó la figura de Arturo Prat Chacón quien "...desde su profundo amor a Jesucristo, y a su Madre Santísima bajo la advocación de El Carmen, y cuyo escapulario llevó hasta el final, es posible aproximarse más adecuadamente a la comprensión del significado de su amor a su esposa, a su familia, a su patria."

Monseñor llamó a mantener este tipo de testimonio "...sobre todo para nuestros jóvenes, sumergidos en una sociedad cada vez más individualista, indiferente, competitiva y por ello violenta, y en donde el ideal de las luchas pareciera estar centrado en la exacerbación y defensa sólo de los derechos y libertades de cada uno, al margen o incluso por sobre los del resto y del bien común... sin ética, la vida y la dignidad del hombre y la mujer, no están asegurados. "

La iglesia junto a la Armada

El cristianismo -indicó monseñor Vargas- ofrece una base a este desarrollo, en cuanto afirma el valor autónomo del hombre y su preeminente dignidad como persona, con su propia individualidad, completo en su constitución esencial, y dotado de una conciencia racional y de una voluntad libre. También en siglos pasados, la visión cristiana del hombre inspiró la tendencia a mitigar la ferocidad tradicional de la guerra, hasta asegurar un trato más humano a cuantos se hallaban involucrados en las hostilidades. Contribuyó decisivamente a la consolidación, tanto moral como práctica, de las normas de humanitarismo y justicia que actualmente, de forma más modernizada y especificada, constituyen el núcleo de nuestras convenciones internacionales.

Los capellanes militares, movidos por el amor de Cristo, están llamados, por vocación especial, a testimoniar que incluso en medio de los combates más encarnizados siempre es posible y, por tanto, necesario respetar la dignidad del adversario militar, la dignidad de las víctimas civiles, la dignidad indeleble de todo ser humano involucrado en los enfrentamientos armados. De este modo, además, se favorece la reconciliación necesaria para el restablecimiento de la paz después del conflicto.

Familia Naval

El Obispo de Arica, se refirió a los familiares de los marinos, recordando el pasaje del libro de los Hechos de los Apóstoles donde se narra la visita de san Pedro al centurión Cornelio, "hombre piadoso y temeroso de Dios, con toda su familia" (Hch 10, 2). Acogió el anuncio del Evangelio de Cristo predicado por san Pedro, al que alojó durante algunos días, y recibió el bautismo junto con sus familiares. Así pues, los primeros paganos bautizados por san Pedro fueron los miembros de la familia de un militar.

Destacó monseñor Vargas que "No es fácil ser familia de un un miembro de las FF.AA, porque también se deben compartir las incomodidades, las incertidumbres, los peligros, como las ausencias que implica su misión. Y, sin embargo, la familia es el apoyo principal de cada uno de ustedes, comprometidos en la defensa de la paz y de la vida. Se defiende lo que se ama, y ¿dónde se aprende a amar la paz y la vida sino en la propia familia? Por eso, queridas familias, siéntanse plenamente asociadas a esta misión y colaboren también ustedes en la defensa de la justicia y la paz."

Armada portadora de la Paz

El Obispo de Arica rogó para que "este tiempo fuerte de celebraciones navales, brinde la ocasión de consolidar su misión, a fin de proseguir el importante servicio que prestan, estando atentos a las necesidades de todos nuestros compatriotas, para construir una sociedad cada vez más pacífica y fraterna. Les felicitamos por su sentido de responsabilidad, sus esfuerzos y compromisos, y oramos con ustedes por todos los que han muerto o han sido heridos en el cumplimiento de su deber, el ser una rama de la FF.AA, no debe ser necesariamente entendida como protagonista de actos bélicos dramáticos, sino que puede y debe ser protector y portador de paz. Oramos para que el arduo servicio que prestan para proteger la seguridad de las personas y de las nación se caracterice siempre por una profunda sensibilidad ante los sufrimientos y las necesidades de los más débiles, y sea premiado con la gratitud de la sociedad y con la bendición de Dios.

En este momento de profunda comunión enriquecido por la eucaristía, deseamos elevar nuestra oración al Señor por los marinos caídos a lo largo de nuestra historia naval, en diversas misiones de paz y en defensa del orden y la legalidad. ¡Que su sacrificio no haya sido vano! Que su testimonio oculto y silencioso impulse a todos a no resignarse a la injusticia, sino a vencer el mal con el bien. Dios los acoja en su reino de paz, señaló monseñor Vargas.

Confianza en Dios

"En el Evangelio que acabamos de proclamar hemos escuchado una significativa referencia a la higuera que, con los primeros brotes de sus ramas, anuncia que la primavera está cerca. Con estas palabras, Jesús anima a los Apóstoles a no rendirse frente a las dificultades y las incertidumbres del tiempo presente. Más bien, los exhorta a saber esperar y a prepararse para acogerlo cuando vuelva. Por más complejas y problemáticas que sean las situaciones, no pierdan la confianza. En el corazón del hombre jamás debe morir el germen de la esperanza. Más bien, estén siempre atentos a descubrir y fomentar todo signo positivo de renovación personal y social. Estén dispuestos a favorecer con todos los medios la valiente construcción de la justicia y de la paz..", señaló monseñor Vargas.

Al finalizar el Obispo de Arica agradeció a los miembros de la Armada "...por su valiente labor de pacificación en países devastados por la miseria o por guerras absurdas; gracias por la ayuda que prestan, sin preocuparse por los riesgos que ello implica, a poblaciones afectadas por calamidades naturales. ¡Cuán numerosas son las misiones humanitarias que están llevado a cabo durante estos últimos años! Al cumplir su difícil deber, se exponen a menudo a peligros y grandes sacrificios. En todas sus intervenciones muestren siempre su verdadera vocación de "servidores de la seguridad y de la libertad de los pueblos", que "contribuyen realmente al establecimiento de la paz".

Fuente: Comunicaciones Arica

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Arica, 22-05-2008